La Alfa Perdida. Capítulo 33. Por RaeDMagdon

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Hola a todos muy bien día tarde o noche :3, como prometí que volvíamos con esto de las traducciones de fanfics y como siempre fue, cada fin de semana subiremos capítulo nuevo. Espero disfruten este nuevo capítulo nwn.

Advertencia: Este fic tiene contenido omegaverse (futanari) para quienes no le guste está temática, puede pasar de largo nwn.

PD: Los fics no son mios, yo solo traduzco por estos lados siempre dando créditos a sus verdaderos fickers, esto lo hago solo de fan para fans :3.




Capítulo 33

 

Ella no puede estar muerta.

 

Asami corrió por las calles abandonadas de la ciudad, trepando por los escombros agrietados. Su visión aún estaba borrosa gracias a las brillantes ráfagas púrpuras y doradas que llenaban el cielo, pero corrió sin dudarlo. Había una luz brillante delante, y una parte de ella sabía que tenía que encontrarla. Encontrar a Korra...


Ella no puede estar muerta.


El polvo hacía que tuviera picor en sus ojos, y las lágrimas los hacía arder. Tan rápido en su rostro surcaba senderos húmedos, mezclado de sal y mugre. Tuvo que ahogar el nudo en su garganta, aspirando aire en sus pulmones doloridos.


Ya perdí a mi papá. No puedo perderte a ti también, Korra. Lo prometiste.


Korra había prometido volver con ella en una pieza. Korra le había prometido que nunca más necesitaría dormir sola. Korra le había prometido que compartirían una vida juntas, un futuro, una familia. La marca en el cuello de Asami dolía, ardía como si fuera grabada con hierro candente. Seguramente eso tenía que significar algo. Tenía que significar que todavía había una posibilidad, que todas esas promesas no habían sido solo mentiras destinadas a reparar su corazón roto.

 

No es justo. No puedes volver a juntar mi corazón después de tres jodidos años solo para romperlo de nuevo. No puedes abandonar a nuestra hija por segunda vez, justo después de que finalmente te volví a encontrar. No puedes dejarme con este nuevo cachorro yo sola. Será mejor que estés viva, Korra, o te mataré yo misma.

Todo el cuerpo de Asami le dolía por lo que lo había pasado durante las últimas horas, pero se animo a andar más rápido, corriendo hacia la luz amarilla que podía ver en el horizonte. Mientras rodeaba la siguiente manzana, vio que no era solo un resplandor, sino una columna de luz alta y arremolinada que se extendía más allá de las nubes. Ella jadeó, deteniéndose en seco. La vista era asombrosamente hermosa en medio del cielo gris sombrío y manchado por esmog.

 

Espíritu. Casi parece...


Pero, ¿cómo podría ser? ¿Cómo pudo haber surgido un portal espiritual como los de los polos en medio de Ciudad República? No parecía posible, pero sonrió de todos modos hasta que le dolieron las mejillas. Con Korra, todo es posible. Debería saber eso ahora.


Empezó a correr de nuevo, con esperanza renovada que le daba velocidad. El paisaje a su alrededor comenzó a cambiar, los edificios derrumbados dieron paso a retorcidos gruñidos de enredaderas espirituales. Parecían separarse por ella, como si una fuerza de otro mundo les estuviera diciendo que se mantuvieran fuera de su camino. Siguió avanzando, demasiado concentrada en Korra para que le importara. Tenía esperanza, pero necesitaba una prueba, una prueba de que Korra estaba viva, una prueba de que su pareja había cumplido su palabra, una prueba de que volvería.

 

Asami estaba fijada tan intensamente en la luz dorada que casi corrió directamente sobre el borde de un pozo empinado e inclinado. Las enredaderas a su alrededor habían desaparecido, abriéndose a un claro profundo, carbonizado alrededor de los bordes. Un pelotón de mecas de metal pisoteaba fuerte a lo lejos, y unas sombras se cruzó a través del cielo. Al principio, Asami pensó que debían ser Maestros Aire, pero algunas de las formas no eran muy ciertas. Una de esas formas flotantes se abalanzó lo suficientemente bajo para que ella pudiera vislumbrarla, y la miró con asombro. Era una criatura larga, parecida a una serpiente, cubierta de escamas y plumas relucientes. Su esbelto cuerpo giraba y se enroscaba en el aire, serpenteando en hermosos patrones antes de volver a subir para unirse a lo que parecía ser su bandada.

 

¡Los espíritus! Han vuelto. Korra debe haber abierto un nuevo portal espiritual después de todo. ¿Pero dónde está ella?

 

Todavía no había señales de su pareja, pero Asami vio más figuras, claramente humanas esta vez, a cierta distancia. Se deslizó por la profundidades de la fosa, levantando nubes fde polvo y trozos de grava la prisa que tenía. Tan pronto como sus pies tocaron el suelo, se puso en marcha, lanzándose hacia ellos mientras el nudo en su pecho se apretaba más. Cuando se acercó lo suficiente para ver a quién había encontrado, una sonrisa se dibujó en su rostro. Tenzin y varios de sus Maestros Aire estaban allí, buscando en aquella fosa. Cuando vio que Mako y Bolin también estaban allí, más lágrimas corrieron por su rostro.

 

-"¡Mako! ¡Bolin!"- Ella los saludó con la mano y ellos se voltearon, sus rostros se transformaron de alegría al verla.

 

-"¡Asami!"- Bolin fue el primero en alcanzarla, envolviéndola en un abrazo aplastante y haciéndola girar. -"¡Lo lograste! Vaya, me alegro de verte"-. Cuando finalmente la dejó en el suelo, miró hacia atrás con esperanza, solo para que la expresión de su rostro volviera a caer. -"¿Alguna señal de Korra?"-

 

-"Estaba a punto de preguntarte lo mismo"-, dijo, jadeando tratando de calmar su respiración. -"¿Supongo que tampoco la has encontrado?"-

 

-"Todavía no"-, dijo Mako, -"pero todavía estamos buscando. Los Maestros Aire de Tenzin nos están ayudando a barrer cerca del portal espiritual"-. Él colocó una mano reconfortante en su hombro, mirándola a los ojos con una mirada de preocupación en su rostro. -"¿Que hay de tu padre?"-

 

Por la expresión de Mako, Asami supo que ya había adivinado la respuesta. Parpadeó antes de que sus lágrimas de felicidad se convirtieran en lágrimas de tristeza. Había sido capaz de hacer a un lado el dolor durante unos minutos para concentrarse en encontrar a Korra, pero volvió a brotar al instante. -"El traje fue aplastado"-, dijo, incapaz de formar las palabras 'está muerto'. Decirlas las haría demasiado reales. -"Pero Varrick y Zhu Li salieron bien. Desplegaron sus paracaídas a tiempo".-

 

Mako la estrechó en un abrazo, más suave que el de Bolin, y ella lo permitió, enterrando la cara en su hombro por un momento e inhalando su aroma. Fue reconfortante y familiar, y la ayudó a tranquilizarse hasta que pudo tragar el nudo ardiente en su garganta. -"Vamos,"- susurró ella, retrocediendo y armándose de valor. -"Tenemos que averiguar qué le pasó a Korra."-

 

-"No creo que debas preocuparte por ella"-, dijo otra voz, y Asami se giró para ver a Tenzin acercándose a ellos. -"La recuperación de Korra durante las últimas semanas ha sido notable, en gran parte gracias a ti"-. Hizo un gesto hacia el imponente portal espiritual, su cabeza tatuada y rostro fue inundado por el brillo dorado del portal. -"Incluso después de todo lo que soportó, poseía el poder y el enfoque para crear un nuevo portal espiritual. Supongo que la encontraremos viva dentro del Mundo de los Espíritus".-


-"Entonces tenemos que buscarla"-, insistió Asami. Las palabras de Tenzin fueron algo tranquilizadoras, pero todavía eran solo palabras. Necesitaba a Korra en sus brazos. Hasta ese momento, ella no estaría satisfecha. -"¿Podemos ir?"-

 

-"Sí, pero..."-

 

Asami no se molestó en esperar a que terminara. Ella ya se había ido, dirigiéndose hacia el portal espiritual en un rápido trote. La incertidumbre la abrumaba, pero la urgencia le daba fuerza y velocidad extra. Una sola palabra resonaba en su cabeza con cada paso: Korra, Korra, Korra. Una silueta apareció en medio de la columna de luz, y aunque Asami no podía estar segura de que fuera su pareja, gritó de todos modos. Una parte de ella lo sabía. Es ella. Tiene que ser. Ella lo prometió...

 

A medida que corría más cerca, la forma borrosa se hizo más clara: no una persona, sino dos, emergiendo del portal espiritual muy juntas. Sin embargo, Asami solo tenía ojos para una de ellas. No Kuvira, claramente herida, con los hombros caídos en resignación, sino Korra, su compañera, su amor, su todo. Una ríada frescas recorrieron sus mejillas, y su trote se convirtió en un trote rápido mientras cerraba la diferencia de distancia. -"¡Korra!"-

 

Korra no podía correr hacia ella, apoyando a Kuvira como estaba, pero Asami vio una amplia sonrisa de puro amor en su rostro. -"Te dije que siempre volvería, ¿no?"-

 

Asami se detuvo en seco cuando las alcanzó, sin siquiera se molestó en limpiar las lágrimas de su rostro. Haciendo caso omiso de Kuvira por completo, se arrojó sobre su compañera y rodeó el cuello de Korra con los brazos. -"Idiota. ¿Un portal espiritual? ¿En qué estabas pensando?"-

 

-"Estaba pensando en ti y en Yasuko,"- dijo Korra con voz ronca, rozando los labios cerca de su mejilla. No lo suficientemente cerca. Asami la agarró por la barbilla, arrastrándola hacia un beso adecuado que fue corto, avidez y lleno de toda la gratitud que pudo verter en el. Sólo entonces retrocedió unos centímetros, fue sólo entonces que sintió finalmente podía volver a respirar.

 

Desafortunadamente, el momento no duró. Su temores primario se calmó, Asami finalmente se dio cuenta de que no estaban solas. Kuvira todavía estaba allí, balanceándose un poco, pero lo suficientemente firme, y el pelotón de mecas que Asami había vislumbrado en la distancia finalmente los había alcanzado. Estaban parados en círculo, cuerpos de metal brillando por la luz, armas alzadas para disparar.

 

-"Suelten a Kuvira"-, dijo uno de los pilotos, levantando el brazo de su meca, -"o atacaremos".-

 

Asami apretó los puños y gruñó, preparándose para activar su guante eléctrico. Ella acababa de recuperar a Korra. De ninguna manera permitirá que nadie más amenazara a su pareja, a su familia de nuevo, la única familia que le quedaba ahora, aparte de su hija. Su mente se aceleró, repasando los posibles puntos débiles de los mecas, ya armando un plan, pero no había necesidad. Kuvira se enderezó y se volvió para dirigirse a sus propias tropas. -"Retírense. Esta batalla ha terminado. Le debo mi vida al Avatar".-

 

Hubo una pausa larga y dolorosa, pero por orden de Kuvira, los pilotos de los mecas bajaron las armas. Llegaron voces cercanas, y Asami se volvió para ver a un gran grupo de personas que se apresuraban a unirse a ellos: Mako y Bolin, Tenzin y los Maestros Aire, incluso Lin y Suyin. Las dos maestras metal inmediatamente se enfocaron en Kuvira, pero ella simplemente bajó la cabeza.

 

-"El poder de Avatar Korra está más allá de lo que yo pudiera esperar. Aceptaré cualquier castigo que el mundo crea oportuno"-. Por un breve momento, Kuvira se encontró con la mirada de Su, a Asami le sorprendió ver la vergüenza brotar de sus ojos.- "Y Su, lamento toda la angustia que te he causado a ti ya tu familia, especialmente a Baatar Junior."-


 

Su no pareció impresionada con la disculpa. Ella tomó los brazos de Kuvira firmemente con sus manos, sosteniéndolas detrás de su espalda mientras Lin esposó sus muñecas con esposas de platino. -"Vas a responder por todo lo que has hecho".-

 

En lugar de responder con más agresión, Kuvira simplemente asintió, aparentemente resignada a su destino. -"Ya he comenzado,"- murmuró, echando una última mirada por encima del hombro a Korra. Asami no podía estar segura, pero pensó que era de gratitud. Entonces, ella estaba demasiado distraída como para preocuparse. Los brazos de Korra la habían envuelto, y se sintió atraída hacia otro beso, uno suave y gentil. Más lágrimas corrieron por sus mejillas, pero esta vez, no eran las suyas, eran de Korra derramándose del rostro de ella al suyo.

 

-"Asami…"- Korra se echó el cabello detrás de la oreja, acariciando su mejilla con clara reverencia y amor. -"Cuando vi caer el traje de colibrí, antes de ver tu paracaídas... estaba tan asustada de que tú ..."-

 

Asami apoyó su frente contra la de Korra, silenciándola con un tercer beso. Los labios de la alfa sabían salados por las lágrimas, pero no le importaba. Korra no necesitaba explicarse. Ella había sufrido el mismo miedo, pero ahora, sentía como si el mismo sol brillara dentro de su pecho, donde se suponía que debía estar su corazón. El dolor por la perdida de su padre todavía era agudo y doloroso, pero por el momento, estaba eclipsado por el amor puro. Korra lo había logrado. A pesar de todo, su pareja estaba viva. -"Lo sé. Pero estamos aquí. Lo hiciste. Volviste a mí."-

 

-"Para siempre esta vez,"- susurró Korra. Sus dedos se movieron hacia abajo, y Asami tembló mientras rozaban la vieja cicatriz en su garganta.

 

-"Para siempre,"- murmuró ella, tocando la marca fresca de Korra a cambio. Se miraron la una a la otraa durante unos segundos más, el mundo se redujo a solo ellas dos, antes de que la realidad se entrometiera una vez más. Bolin se había acercado para saludarlas, una gran sonrisa ocupaba todo su rostro redondo.

 

-“¡Korra! Lo hiciste."-

 

-"Lo logramos"-, dijo Korra, desenredándose suavemente de los brazos de Asami y saltando a los de él.

 

Asami lo permitió, pasando su manga por su rostro. Por mucho que quisiera permanecer en los brazos de Korra para siempre, sabía que no era justo quedarse con la héroe del día para ella sola. Mi heroina. A pesar de todo lo que había soportado, todo el dolor y sufrimiento, Korra había ganado. Ya no era la niña asustada y paralizada por la vergüenza, temerosa de su propia sombra, ahora era una orgullosa alfa y Avatar, de pie incluso más alta que el portal espiritual que había abierto. Asami no podía imaginarse estar más orgullosa de ella.

 

-“Mi turno,”- dijo Mako, dándole a Bolin un buen empujón e inclinándose para darle a Korra un abrazo. -“Sabía que lo harías. Siempre creí en ti ".-

 

-“Lo sé,”- dijo Korra, pero Asami captó los ojos de su compañera mirándola por encima del hombro de Mako, y supo que las palabras también iban dirigidas a ella. Ella asintió levemente, sonriendo una vez más. Por primera vez en tres años, sintió como si la mujer de la que se había enamorado realmente hubiera regresado, regresado para quedarse.

 

 

-"¡Alto! ¡Ve alto!"-


A pesar de los pequeños puños tirando de su cabello y los chillidos agudos en su oído, Korra nunca había sonreído tanto. Con el viento en la cara y Yasuko sujeta firmemente a su pecho con el arnés que Asami había diseñado para ellas, sintió que podía conquistar el mundo, tanto el suyo como el hermoso paisaje del mundo de los espíritus azotaba por debajo de ellas. Montañas redondas y azules se elevaban a su izquierda, y a su derecha, podía ver la brillante extensión de un río abriéndose paso a través de un continuo campo de flores.

 

Ante las alegres demandas de Yasuko, Korra se elevó más alto, hacia las esponjosas nubes que se cernían sobre su cabeza. Eran de un extraño tono púrpura, casi como el algodón de azúcar que recordaba al Festival Glaciar de los Espíritus de su infancia, pero se sentían como ningún otro mientras besaba ambas mejillas de su cachorro. Algún día, pronto, tendré que llevar a Yasuko a ver el Festival. Y la Tribu Agua del Sur. Y sus abuelos. Hay tanto que quiero mostrarle, tantas partes de mi vida que quiero compartir ...

 

Ese hilo de pensamientos terminó abruptamente cuando Yasuko comenzó a chillar de alegría, agitándose contra su pecho. -"¡Bun, Mira!"- Uno de sus brazos cortos comenzó a agitarse y Korra se rió. Volando debajo de ellas había una bandada juguetona de espíritus conejitos libélula, todos de diferentes colores y tamaños. Con una sonrisa, cambió el ángulo de su planeador, descendiendo para unirse a ellos. No parecían molestos por su presencia y rápidamente le hicieron espacio entre ellos.

 

-"¡Ejo! Bum-Ju,"- gritó Yasuko de nuevo, alcanzando al espíritu más cercano con ambas manos. Se volteó sobre su espalda, flotando debajo de ellos por un momento antes de tocar su nariz temblorosa con la de Yasuko y alejarse revoloteando, con las orejas zumbando sobre su cabeza.

 

-"Así es. Esos son espíritus de conejitos libélula, al igual que Bum-Ju."- Korra viró a la izquierda, regresando por donde habían venido. Se sentía como si pudiera volar para siempre, pero no podía mantener a su hija en el aire por mucho tiempo. Yasuko ya había tenido un largo día de aventuras, y aunque la cachorro emocionada aún no se dormía, Korra podía decir que se estrellaría pronto. -"Dile adiós a los BumJus, Yasu,"- dijo, curvando un poco para que Yasuko diera un último vistazo. -"Volvamos con mamá".-

 

-"¡Adiós, nejitos!"- Gritó Yasuko, agitando su mano hacia los conejitos mientras se iban. El espíritu curioso con quien choco su narices antes dio un giro en respuesta, dándole un último vistazo antes de alejarse para unirse al resto de su familia.

 

Y ahora es el momento de volver a encontrar la nuestra.

 

Korra dejó que las corrientes de aire la llevaran hacia abajo, dando vueltas hasta que vio lo que estaba buscando: el alto árbol banano donde Asami las estaba esperando. Podía distinguir la figura de su pareja desde el suelo, una mano ahuecada sobre su frente para observar bien. Asami saludó con la mano al verlas, y Korra se lanzó a su encuentro con un último descenso, aterrizando sobre la hierba ligeramente. Doblando las alas de su planeador de nuevo en su bastón, corriendo para cerrar los pocos centímetro que quedaban entre ellas.

 

-"Mis chicas,"- dijo Asami, su rostro irradiaba amor mientras las tomaba a ambas en sus brazos. -"¿Tuvieron un buen vuelo?"-

 

-"Mamá"-, dijo Yasuko, colocando un beso baboso contra el pecho de Asami, ya que era el único lugar al que podía llegar. Sus pequeñas manos agarraron la chaqueta de Asami y ella comenzó a brincar en su arnés. -"Nejitos voando".-

 

-"Espíritus de conejitos libélula"-, aclaró Korra, dándole a Asami un beso, rozando suavemente sus labios. "¿Has descansado?"

 

Asami asintió con la cabeza, luego se ocupó de desabrochar el arnés. A pesar de que lo habían probado varias veces, Korra todavía no pudo evitar sentirse impresionada por lo simple y efectivo que era. Gracias al ingenio de Asami, había podido hacer realidad el sueño de poder volar de su hija después de todo. -"¿Qué hay de ti, Yasu?"- Asami arrulló, levantando al cachorro por encima de su vientre hinchado. "¿Te divertiste?"

 

Yasuko sonrió, la boca lo suficientemente abierta como para mostrar sus dientes de leche ligeramente torcidos. -"Divertiste,"- repitió, mirando a Asami con brillantes ojos azules. Sin embargo, no parecía contenta con permanecer en los brazos de Asami por mucho tiempo. Después de menos de un minuto de abrazos, comenzó a retorcerse. -"Bájame. Mamá, bájame."-

 

La frente de Korra se frunció en confusión. Que Yasuko quisiera bajar y explorar no era nada nuevo, pero el término sí lo era. Nunca antes había escuchado a su cachorro usar 'mamá'. Cuando hablaba de Asami, Yasuko siempre decía 'Mamá'. De hecho, la única vez que Korra había escuchado usar 'mamá' en referencia a su pequeña familia fue cuando Asami había usado el término para referirse a ella ...

 

Cuando finalmente entendió, Korra descubrió que no podía respirar. El corazón le dio un vuelco en el pecho, inundando todo su cuerpo de calidez, y las lágrimas brotaron de sus ojos. La comprensión apareció en el rostro de Asami al mismo tiempo. -"¿Quieres volver con mamá, Yasu?"- preguntó ella con voz temblorosa. -"¿Es eso lo que estás diciendo?"-

 

Yasuko asintió. -"Mamá,"- repitió, y esta vez, no hubo confusión cuando extendió la mano, agarrando el brazo de Korra.

 

Korra no sabía qué decir. Había pasado años soñando con este momento, esperándolo, pensando que no era digna. Pero aquí estaba, con su cachorro llamándola, preguntando por ella como madre. Como parte de la familia. Cuando Asami asintió, llevó a Yasuko a sus brazos, abrazándola con fuerza y llorando sobre la suave y desordenada mata de su cabello oscuro. -"Te amo, Yasu,"- dijo, su voz se quebró al nombrar a su hija. -"Tu mamá te ama mucho".

 

Yasuko rió, cubriendo el rostro de Korra con más besos húmedos. -"Mamá. Volar con mamá."-

 

-"Ciertamente lo hiciste"-, dijo Asami, su voz tensa por la emoción. Korra miró el rostro de la omega, preocupada por haberse excedido de alguna manera, pero para su alivio, la felicidad en los ojos de Asami reflejaba los suyos. Su compañera no estaba celosa, pero estaba muy feliz por ella. Abrió su brazo, apretando a Asami contra su costado para que todas pudieran compartir el abrazo nuevamente.

 

-"¿Estás bien?"- preguntó, aunque ya podía sentir la felicidad que irradiaba en su amada como oleadas.

 

-"Por supuesto. ¿Qué hay de ti, mamá?"-

 

Korra no pudo contener su sonrisa. -"Mejor que bien"-, suspiró. -"Estoy increíble."-


-"Me he decidido por un nombre... porque si nuestro próximo bebé fuera un niño"-, dijo Asami después de una breve pausa, acariciándola más cerca.

 

Sintiendo que su pareja necesitaba algo de consuelo, Korra dobló su brazo más, alrededor de la cintura de Asami, acariciando la hinchazón de su creciente vientre. Llevaba solo unos meses y la sutil curva allí se estaba volviendo más perceptible. -"Sé lo que quieres elegir. Está bien. Creo que se sentiría honrado".-

 

-"¿Seguro que no te importa? Quiero decir, ya llamé a  uno de nuestro bebé Yasuko en honor a uno de mis padres..."-

 

Antes de que el momento se volviera demasiado oscuro, Korra tocó con su nariz la de Asami, frotándolas y robando otro beso rápido. -"Si quieres ir por el cuadro completo de cuatro y darles a mis padres la oportunidad de llevar sus nombres, tendremos que hacer más".-


 -"Todavía no"-, se rió Asami, la luz volviendo a sus ojos. - El segundo ni siquiera está aquí todavía. Pero nosotras podríamos practicar más tarde, si quieres, una vez que Yasuko... oh, bueno, supongo que eso ya está arreglado.”- Ella miró a la cachorro inusualmente tranquila, y Korra resopló. Su suposición anterior había demostrado ser correcta. La respiración de Yasuko se había equilibrado, y se había quedado profundamente dormida, chupando y babeando un pulgar.

 

-"Sabes que siempre estoy dispuesta a practicar un poco"-, dijo Korra, golpeando juguetonamente su cadera contra la de Asami y moviendo las cejas. -"Pero primero, vamos a sentarnos junto al árbol por unos minutos. Quiero disfrutar esto. Nosotras. Las tres. Pronto seremos cuatro".-

 

Asami tomó su mano, entrelazando sus dedos e inclinándose para besar la marca en su garganta. -"Suena perfecto."-

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