Flores de Luna. Capítulo 2. Por RaeDMagdon

0

 Hola que tal gente bella, el día de ayer iba a subir este capítulo pero como no me sentía del todo bien pues mejor lo deje para hoy,  aquí estamos. Espero les gusten :3, 

Nota: Si aún no se han leído la saga entera de La Estrategia de una Omega vayan a nuestro LISTADO.

 Me imagino que este fic ocurre entre el epílogo de La Alfa Perdida, por lo que aún ninguna de las dos se han ido de vacaciones al Mundo de los Espíritus. Asami ya está embarazada de su segundo hijo, pero en realidad aún no se nota mucho, casi nada. (Por eso ella ya no está en celo, ya que está embarazada.)

Sigan a la autora en Ao3 RAEDMAGDON y lean su fanfic, no olvidando dejarle amor nwn

Advertencia: Este fic tiene contenido omegaverse (futanari) para quienes no le guste está temática, puede pasar de largo nwn.

PD: Los fics no son míos, yo solo traduzco por estos lados siempre dando créditos a sus verdaderos fickers, esto lo hago solo de fan para fans :3.



CAPÍTULO 2



Mientras dormía, Korra soñaba con Asami.

 

Soñó con la risa, la sonrisa, el sabor de los labios de su compañera. Soñó con sábanas cálidas y abrazos más cálidos, el calor del cuerpo de Asami presionado contra el de ella. Soñaba con los besos, las esencias y el sabor de la piel de ella. Soñaba con andar en trineo en el Polo Sur y contemplar el hermoso cielo verde del Mundo de los Espíritus con los dedos entrelazados. En ese Verde, como los ojos de Asami.

 

Cuando la luz del sol que golpeaba su rostro se volvió lo suficientemente brillante como para despertarla, las pestañas de Korra se agitaron. Allí, ante ella, estaban los mismos ojos, mirándola amorosamente a los suyos.

 

Asami.

 

Korra podía reconocer el aroma de su pareja en cualquier lugar, ya fuera camuflado con perfume que usaba cuando iba al  trabajo, fuerte debido al sudor después de un buen entrenamiento o mezclado con grasa y gasolina de los autos. Aun así, sintió una agradable sacudida de sorpresa en el pecho. Pronto, se convirtió en un resplandor. Realmente estás aquí, suspiró, un hecho por el que estaba desesperadamente agradecida esa mañana, o mejor dicho, desde hace varios amaneceres.

 

Asami soltó una risa tranquila. Korra, eres mi compañera. Has vivido aquí durante más de un año. Te he dado dos cachorros. No iré ninguna parte.

 

Lo sé, dijo Korra, en un suspiro teñido de felicidad. Yo solo…

 

 

No tienes que dar explicaciones. Asami se acercó más por debajo de las sábanas, acariciando la mejilla de Korra con una mano extendida. "¿me besaras?"

 

 

Korra la besó. A ella no le había importado el aliento matutino, pero Asami sabía a algo normal: boca ardiente, lengua sedosa y solo un poco de dulzura. Era el sabor que había llegado a amar, y la familiaridad de ello, la forma afectuosa en que Asami mordía su labio inferior, casi hizo que se le humedecieran los ojos.

 

Sus labios se demoraron más de lo esperado, provocando y tomándola, pero fue solo cuando Asami se separó y miró entre sus cuerpos que Korra se dio cuenta de lo mucho que lo había disfrutado. Había una protuberancia considerable debajo de la manta, y le ofreció a Asami una tímida sonrisa de disculpa. Lo siento. Yo me ocuparé de eso, debe...

 

Yo me encargaré de eso, murmuró Asami, deslizando su mano hacia abajo para palpar la hinchazón debajo de las sábanas. La presión de las yemas de los dedos de Asami y la textura de la tela rozando su miembro hicieron que la respiración de Korra se detuviera, pero fueron las palabras de Asami las que enviaron más calor recorrer entre sus piernas. ¿Qué tipo de omega sería yo si dejara a mi pareja insatisfecha?

 

 

Un gemido de sentimientos encontrados quedó atrapado en la garganta de Korra. Sus ojos se movieron en la otra dirección, hacia la cuna hecha a mano por ella en la esquina. Lo había construido basándose en el diseño de Asami, y algunos de los materiales eran anti-inflamable en lugar de los tradicionales. Aun así, el orgullo crecía en su pecho cada vez que lo miraba, aunque esta vez, estaba mezclado con preocupación.

 

 

No te preocupes, susurró Asami, acercándose aún más para mordisquear el  lóbulo de la oreja de Korra. Hiro está profundamente dormido. Espíritus, es diez veces mejor durmiendo que Yasu cuando era más pequeña.

 

Quieres decir  que 'es', corrigió Korra. Como Asami estaba ocupada con Hiroshi y con el trabajo que podía hacer tan pronto después de dar a luz, Korra había pasado mucho tiempo de calidad con su cachorro mayor. Lo que disfrutó muchísimo… excepto cuando Yasuko pidió que le contara la historia número cinco y se negaba a quedarse dormida.

 

Pero ahora no había cachorros que las molestaran. Ningún ruido provenía del interior de la cuna de Hiroshi, y la habitación contigua a la de ellas estaba en silencio. Parecía que sus dos hijos todavía estaban profundamente dormidos.

 

Realmente no tienes que hacerlo, dijo Korra, incluso mientras se retorcía bajo la mano de Asami. Aún así y a través de la capa de tela entre ellas, podía sentir el ligero roce de los dedos de Asami a lo largo de su miembro. Las caricias se convirtieron en un apretón, y Korra tuvo que tragarse su gemido.

 

Asami se apoyó más en su codo, dejando que las sábanas se deslizaran hacia abajo de sus hombros revelando sus pechos y una parte deliciosa de su costado. Oh, no lo estoy haciendo solo por ti. Los omegas también tienen necesidades, ¿sabes?

 

Los ojos de Korra se agrandaron. Las dos habían sido andrajosas últimamente, y simplemente no habían tenido tiempo para compartir mucho más que unos besos somnolientos. Esta era la primera vez que Asami había mostrado interés en el sexo desde el nacimiento de Hiroshi, pero Korra ciertamente no estaba dispuesta a quejarse. Ella conocía el brillo en los ojos de su pareja, la sonrisa en su rostro, la atracción persuasiva de su chi, y estaba más que feliz de ver a dónde conducían.

 

 

Bueno, si insistes... 

 

Lo hago.

 

La mano de Asami se alejaron, pero pronto regresó, esta vez debajo de las mantas. Korra tragó saliva cuando su compañero envolvió con su mano el miembro, acariciándolo desde la base hasta la punta. ¿Cómo había vivido sin esto durante dos meses enteros? ¿Sin la mano de Asami bombeando su miembro, agregando otro toque sutil cuando llegaba a la cima? ¿Sin que Asami extendiera la humedad  que salía de la punta con un pulgar, haciendo girar su pensamientos hasta que estuviera resbaladizo y brillante?

 

 

―Silencio―, le recordó Asami, inclinándose para murmurar aquella advertencia contra sus labios. ¿Puedes hacer eso por mí, Korra?

 

Korra asintió. No quería quedarse callada, pero haría cualquier cosa mientras Asami siguiera adelante. Era una lucha mantenerse quieta en la cama en lugar de mover sus caderas, especialmente cuando Asami comenzó a besar su clavícula. Asami.

 

―Silencio―, le recordó Asami, mordiendo su barbilla.

 

Korra permaneció en la incertidumbre. No quería ninguna interrupción, pero ya estaba hipersensible, y ya había pasado tanto tiempo… Ahuecó la nuca de Asami, agarró su cabello suavemente y la levantó para darle otro beso. No estaría de más tener algo cubriéndole la boca por si se olvidaba.

 

Asami pareció aprobarlo. Ella le devolvió el beso profundamente y aceleró el movimiento de su mano. Un pinchazo de necesidad atravesó el miembro de Korra cuando escuchó sonidos suaves y resbaladizos debajo de la sábana. Ella había derramado líquido lo suficiente como para que Asami cubriera su palma y hiciera cada movimiento suave y resbaladizo.

 

El deslizamiento adicional solo empeoró la duro de su miembro. Quería durar más, saborear por más tiempo que la tocara, pero su necesidad de acabar era demasiado grande. Asami, susurró, a pesar de que se le indicó que no hablara. Voy a…

 

Aún no.  Asami besó a lo largo de la mandíbula de Korra para mordisquear el lóbulo de su oreja. Espera.

 

 

Así que Korra esperó, masturbando el miembro, cada vez más duro con cada apretón de la mano de Asami. Le palpitaba la punta y su lenta riada se había convertido en una pequeña fuente, y le preocupaba manchar las sábanas si Asami no hacía algo pronto. Pero ella no le importaba, porque se sentía tan bien sentir la mano de su pareja de nuevo, incluso si no sería su primera opción.

 

Sé lo que quieres, le susurró Asami al oído. Quieres estar dentro de mí, ¿no es así? Sentirte siendo apretada...

 

Korra no podía negarlo. Su miembro saltó solo ante la sugerencia, y sus caderas temblaron con el esfuerzo de luchar contra su rut. Abrió la boca para hablar, para decir que amaba lo que estaba haciendo Asami, pero sus palabras se perdieron en otro beso.

 

No hables, murmuró Asami una vez que terminó, a un centímetro de sus labios. Simplemente siéntelo. Se quitó las mantas, sentándose a horcajadas sobre las caderas de Korra, y Korra estaba asombrada por la vista.

 

El cuerpo de su compañera no era menos hermoso debido a los dos cachorros que había llevado. Sus caderas estaban un poco más llena, sus pechos más grandes, y había algunas rayas tenues debajo de su ombligo, pero Korra la amaba aún más por eso. Las caderas le dieron un mejor lugar para agarrar, las rayas eran nuevos caminos para besar y los pechos de Asami, bueno, ella siempre había disfrutado de los pechos de Asami en cualquier tamaño, y la sensibilidad adicional era sin duda una ventaja. Pero a pesar de todas sus nuevas características, Asami seguía siendo igual. Sus ojos tenían la misma chispa y su sonrisa el mismo amor.

 

Asami debió haber aprobado la mirada silenciosa y de llena de adoración, mientras bajaba las caderas, y Korra de repente recordó lo dolorosamente llena que estaba. Sentir el roce ardiente de Asami a lo largo de su miembro, enviandole escalofríos a través de cada parte de su cuerpo, y su corazón latió fuerte y rápido contra sus costillas.

 

Aun así, estaba preocupada. Ella le dio a Asami una mirada preocupada «¿Estás segura?» que fue respondida con afectuosa indulgencia con un «Sí, estoy bien. Deja de preocuparte.» Las cálidas y suaves oleadas del chi de Asami respaldaron la declaración silenciosa, y Korra se relajó, apoyando sus manos en las caderas de su pareja. Ella no guió ni la movió hacia abajo, simplemente la agarró, permitiendo que Asami fuera a su propio ritmo.

 

Aquel ritmo resultó ser más rápido de lo que anticipó Korra. La mano de Asami tomó de nuevo su miembro alineándolo, luego la punta y los primeros centimientros de su miembro fueron envueltos en aquella seda agitada. Un gemido silencioso se derramó de los labios de Korra antes de que pudiera ahogarlo. Había pensado que estaba preparada para aquella tensión, suavidad y la calidez, pero de todos modos le robó el aliento. Se sentía como si las paredes intimas de su pareja estuvieran hechas para sostenerla, y todo lo que Korra podía hacer es mantener sus caderas quietas.

 

Afortunadamente, Asami no la hizo esperar. Necesitó algunas embestidas e hizo una leve mueca de dolor, pero su pareja logró deslizarse más. Una vez que se unieron, dejaron escapar dos suspiros de alivio. Asami sonrió y Korra le devolvió la sonrisa. «¿Todo bien?» preguntó ella con una ceja levantada, y Asami asintió. Luego comenzó a moverse, y Korra tuvo que apretar su agarre en las caderas de la omega para anclarse.

 

 

Asami generalmente prefería los movimientos de arriba abajo mientras estaba sobre su pareja, un ritmo que Korra había perfeccionado a pesar del ardor que le provocaba en la parte baja de la espalda. Esta vez, sin embargo, Asami se movió lentamente, sin dejar que más de un centímetro del miembro de Korra se saliera. Sus caderas hicieron patrones tiernos, de un lado a otro, incluso en pequeños círculos, y Korra se sorprendió de lo bien que se sentía. El ritmo era suave, pero sentir el cambio sutil de los músculos de Asami y la forma en que se aferraban a su sensible miembro fue más que suficiente.

 

No duraré, murmuró Korra, haciendo todo lo posible por mantenerse callada. Asami la estaba volviendo loca, y ante tal necesidad, mirando a tal  belleza frente a sus ojos, su resistencia casi había desaparecido.

 

Asami se inclinó hacia adelante, lo duro  pezones se arrastraron contra los pechos de Korra. Entonces no, ronroneó junto a las gargantas de Korra. Lléname. Lo quiero.

 

Aquellas palabras le enviaron una fuerte contracción al miembro de Korraasentándose en la base, convirtiéndose en un latido constante, y la plenitud allí creció hasta convertirse en un dolor punzante. Asami se calmó, manteniendo el miembro dentro de ella mientras Korra jadeaba a través de la rápida hinchazón de su nudo. Normalmente le gustaba empujarlo dentro de Asami, pero no quería romper para nada el momento, y sentir a Asami estirarse para abrazarla era una sensación propiamente vertiginosa.

 

 

Aparte de un pequeño suspiro, Asami pareció disfrutar de la plenitud que le ocasionaba Korra. Sus caderas dieron una ligera sacudida, y Korra se dio cuenta de que estaba tratando de moverse hacia adelante para acariciarla con su clítoris. Llevó sus manos al trasero de Asami, inclinando a la omega hacia adelante y ofreciendo la presión que podía con su pelvis. Sintiendo el clítoris de su compañera frotando contra su piel envió otra sensación a lo largo del miembro de Korra, y se mordió el labio inferior para sofocar un grito.

 

Korra, lléname, pidió Asami de nuevo, con voz más dulce. Su olor y chi de omega estaban llenos de tentación, y Korra no tenía ninguna posibilidad. Le dio a sus caderas el empujón más suave posible y se corrió, con la boca abierta en un rugido silencioso cuando los primeros chorros de su orgasmo salieron de su miembro.

 

El resto del cuerpo de Korra también se estremeció, temblando debido a lo sensible que se sentía. La plenitud dentro de ella había sido un delicioso tormento, pero liberarla fue una bendición. Vació todo lo que tenía dentro de su pareja, acariciando y apretando el trasero de Asami en un esfuerzo por profundizar aún más. Sabía que no podía, su miembro tembloroso ya estaba descansando dentro de Asami, pero eso no le impidió intentarlo.

 

Fue solo después de que pasó la primera oleada que Korra se dio cuenta de que Asami no había alcanzado el orgasmo. Parecía bastante complacida de todos modos, respirando más rápido de lo normal y cubierta por una fina capa de sudor, pero Korra no estaba satisfecha con eso. Asami ya había sido tan buena con ella, y quería devolverle el favor.

 

 

Ven aquí, gruñó, moviendo sus manos a lo largo de la espalda de Asami e instándola a inclinarse aún más hacia adelante. El ceño de Asami se frunció en confusión, pero sus músculos se tensaron cuando Korra comenzó a esparcir besos alrededor de uno de sus pechos.

 

Korra, no... El rostro de Asami era de sorpresa primero, luego se arrugó de placer cuando Korra tiró de la punta de sus pezones. Ohh… espera, hazlo. Eso se sintió tan... agradable...

 

Si su boca no hubiera estado ocupada, Korra habría sonreído. Mantuvo los movimientos de su lengua lo más cuidadoso posible, sabiendo lo sensible que se había vuelto su pareja. No acarició profundamente, prefiriendo provocar con lamidas ligeras como una pluma, pero tampoco le importó el suave sabor de dulzura que le tocó la lengua.

 

Los esfuerzos de Korra fueron recompensados cuando Asami gimió y se puso rígida encima de ella. Sus uñas se clavaron en los hombros de Korra y sus paredes intimas comenzaron a agitarse, masajeando el nudo de Korra con tensas oleadas. Korra cambió al otro pezón, moviendo su lengua de la misma manera, y los escalofríos de Asami fueron elevandose. Su apretón hizo que el miembro de Korra comenzara a latir de nuevo, y las dos se juntaron, abrazándose fuertemente.

 

A la mitad de su orgasmo, Asami comenzó a gemir. Korra retiró la boca y apoyó la frente contra el pecho de Asami, respirando el olor de su omega que siempre estaba dentro de su escote. Su miembro continuó moviéndose, pero no sintió la necesidad de empujar sus caderas mientras derramaba lo último que tenía dentro del centro de Asami. Su compañera estaba llena y eso era suficiente.

 

¿Estás bien? Preguntó Korra, acariciando los costados de Asami de arriba abajo. Sí, yo estaba... realmente sensible.

 

Yo también,  admitió Korra. Sé que solo han pasado dos meses, pero se parecieron como dos años.

 

Quizás en el pasado, ese comentario hubiera traído consigo una sombra de tristeza, pero Asami solo sonrió y le dio un apretón deliberado. Korra siseó bruscamente entre dientes y Asami se rió. ¿Quizás debería mantenerte excitada más a menudo?

 

Korra sonrió. No lo harás.

 

¿Por qué no?

 

Porque, dijo Korra, ahora tengo un arma secreta. Le dio el tirón más ligero posible al pezón de Asami, y Asami se atragantó con un grito ahogado.

 

No es justo. No puedo evitarlo .

 

 

Lo sé. Por eso es un arma. Me divertiré mucho si alcanzas el orgasmo cada vez que los toco...

 

 

Asami simplemente negó con la cabeza con exasperación. Hizo un pequeño puchero, pero aun así consideró conveniente descansar sobre el pecho de Korra mientras ambas se inclinaban hacia atrás en la cama. Te dije que no despertaríamos a Hiroshi, dijo Asami, cubriendo con las mantas sus cuerpos fríos.

 

 

Sabes, no deberías decir eso hasta que...

 

¡Mamá! ¡Mami! Un fuerte golpe hizo temblar la puerta y los dos se sobresaltaron. Luego, se relajaron y suspiraron juntas.

 

Oh, sí, dijo Asami. Tenemos dos.

 

En el momento justo, un suave grito vino de la cuna, aunque rápidamente subió de volumen mientras Yasuko seguía tocando.

 

Pensé que los ingenieros sabían contar, bromeó Korra, volteando a Asami sobre su espalda. Quédate quieta y dime si te duele. Se retiró lo más cuidadosamente posible, esperando moverse entre las profundas respiraciones de Asami y haciendo una pausa cada dos segundos. Afortunadamente, pudieron desatarse sin demasiado dolor, aunque Asami hizo algunas muecas de tristeza.

 

Mientras su pareja se recuperaba, Korra se apresuró hacia el armario, agarró un par de ropa interior limpia y sacó su bata de baño del gancho de la puerta. Era una sensación tan agradable tener una bata de baño colgada a la vista de la cama, un pequeño recordatorio de que ahora también era su casa. Ya voy, dijo mientras pasaba los brazos por las mangas, se anudaba el cinturón alrededor de la cintura y abría la puerta.

 

Yasuko entró irrumpiendo para abrazar sus muslos. ¡Mami!

 

 

Hola, Yasu, dijo Korra, alborotando el cabello de su cachorro. Puedes abrazarme, pero tengo que ir a buscar a tu hermano.

 

¿Hiro está despierto? Yasu lo soltó y corrió hacia la cuna, mirando a través de los barrotes de la cuna.

 

Sacó la lengua y Korra vio que los ojos de su hijo se iluminaban.

 

No le enseñes malos modales, tigre-foca, se rió Korra, tomando a su cachorro más joven en sus brazos. Tenía su cabello castaño y los ojos de Asami, y su sonrisa se parecía extrañamente a la de Bolin, un hecho que los tres habían convertido eso en una broma corriente. Tu mamá me culpará. Ella lo llevó a la cama y depositó al niño en los brazos de Asami.

 

Asami frotó su nariz contra la de él. Bueno, sí. No sé si es un comportamiento aprendido o heredado, pero definitivamente es tu culpa.

 

 

Bien. Pero si construyen algo y explota parte de la casa, es tu culpa.

 

 

Hecho.

 

Mamá, dijo Yasuko, subiéndose a la cama y acurrucándose junto a las piernas cubiertas de Asami, ¿qué es eplocion?

 

Es la energía cuando se expande hacia afuera desde un punto central, dijo Asami, sus dedos acariciaron suavemente el cabello castaño oscuro de Hiroshi mientras lo sostenía contra su pecho. Es como si fuera una pequeña bola de fuego que se convierte rápidamente en una bola realmente grande.

 

Yasuko miró expectante hacia Korra, quien levantó las manos en señal de protesta. No adentro, Yasu. Ella también se metió en la cama, pasando su brazo alrededor de los hombros de Asami. Yasuko se acurrucó en su regazo y Korra soltó un profundo suspiro. Este era el tipo de amaneceres que nunca pensó en ver. Y nunca se había sentido tan feliz de estar equivocada. Aquí, con su pareja y sus cachorros, todo se sentía bien.

 

Se sintió aún más bien cuando Asami se inclinó hacia un lado para descansar contra su hombro. ¿Korra?

 

¿Mm?

 

Te amo.

 

Korra se encontró con los ojos de Asami, para luego sostenerle la mirada, atraída una vez más por ese vívido tono de verde, el mismo verde que tenía Hiroshi. Yo también te amo.

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios