La Furia de una Omega. Capítulo 2. Por RaeDMagdon

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Hola gente bella, muy hermosa tardes, o noche tengan todos, disculpen si el fin de semana no subí el capítulo dos de este fic pero como prometí que lo subiríamos entre ayer y hoy, así que disfrútenlo nwn.

Nota: Si aún no se han leído la saga entera de La Estrategia de una Omega vayan a nuestro LISTADO.

 Me imagino que este fic ocurre entre el epílogo de La Alfa Perdida, por lo que aún ninguna de las dos se han ido de vacaciones al Mundo de los Espíritus. Asami ya está embarazada de su segundo hijo, pero en realidad aún no se nota mucho, casi nada. (Por eso ella ya no está en celo, ya que está embarazada.)

Sigan a la autora en Ao3 RAEDMAGDON y lean su fanfic, no olvidando dejarle amor nwn

Advertencia: Este fic tiene contenido omegaverse (futanari) para quienes no le guste está temática, puede pasar de largo nwn.

PD: Los fics no son míos, yo solo traduzco por estos lados siempre dando créditos a sus verdaderos fickers, esto lo hago solo de fan para fans :3.



Capitulo 2


Korra pasó una mano por su cabello desordenado, inspeccionando el desorden que se había apoderado de la cocina. Cuando necesito la ayuda de Yasuko para preparar el desayuno, pensó que sería una adorable experiencia para reforzar el vínculo. Ahora, vio su plan fallar: fallas como la masa goteando de un tazón volcado en un charco que crecía constantemente en el piso, y el humo saliendo de una olla que había sacado de la estufa ya demasiado tarde.

 

Había ignorado todos esos problemas a favor de servirle a Asami un delicioso y abundante desayuno, pero ahora su pareja se había ido, se dirigía al trabajo con el estómago lleno de dumplings frescos y calientes, dejando a Korra con una pesadilla que debe limpiar antes de la noche. Técnicamente podía pedirle eso a los sirvientes, pero como el lío era mucho más grande de lo habitual, sin mencionar toda su culpa, se sentía responsable.

 

¡Mami!

 

Yasuko saltó a las piernas de Korra, rodeándolas con ambos brazos. Korra apenas logró estabilizarse a tiempo.

 

Sin mencionar cuidar de dos cachorros hiperactivos. Al menos solo uno de ellos puede caminar…

 

Un grito agudo vino de la silla alta donde Korra había sentado a Hiroshi, eso la hizo estremecerse.

 

… Pero uno de ellos  tiene unos pulmones impresionantes.

 

Ella respiró hondo.

 

Vamos, Korra. ¡Eres el Avatar! Te has enfrentado a desafíos más grandes que este. Puede cuidar a tus propios bebés sin la ayuda de nadie más. Asami lo hizo sola con Yasuko durante tres años.

 

¿Mami? Huele a quemado.

 

Forzando una sonrisa, Korra decidió manejar las cosas poco a poco. Hiroshi estaba llorando sin parar, y Yasuko estaba cubierta de harina y masa. Limpiar la cocina podría esperar un momento, cuando todo estuviera más tranquilo por la tarde, preferiblemente mientras ambos estuvieran durmiendo la siesta, pero asear a los cachorros tenía que hacerse pronto.

 

que sí, Yasu. Eso es el olor que sobró del primer lote de dumplings que dejamos cocinar demasiado tiempo. Ahora nada quemándose...

 

Una columna de humo salió de la hornillas mientras una mancha perdida de masa hervía a fuego lento y moribundo de la estufa. Con un suspiro, Korra tomó un poco de agua del fregadero y la arrojó sobre los restos humeantes antes de que algo pudiera incendiarse.

 

¿Qué tal si limpiamos esto más tarde y les damos un baño a ti y a tu hermano?

 

Eso pareció apaciguar a Yasuko. ¡Baño! ¡Si! gritó, saltando emocionada sobre los dedos de sus pies. A Korra le complació notar que ella sola había cambiado la opinión de su hija sobre bañarse, principalmente porque era una oportunidad para que las dos practicaran Agua Control.

 

Una lista, falta el otro.

 

Con Hiroshi fue más fácil. Dejó de llorar tan pronto como Korra lo saco de su silla alta y lo apoyó contra su pecho. Agitó sus regordetes puños, agarrando ambos lados de su cabello y tiraba de el sin piedad.

 

¡Ay! Hiroshi, por favor...

 

El resonante sonido del timbre de la Mansión Sato se escucho por todo los pasillos, llegando hasta la cocina. Korra suspiró. Realmente debería ir a ver quién llamaba, pero con un cachorro tirándola del pelo y el otro tirándola de los pantalones, no estaba exactamente en posición de hacerlo.

 

¡Mami, puerta!

 

Lo sé, Yasu. Uno de los sirvientes responderá por nosotros...

 

Yasuko salió corriendo de la cocina, ignorando por completo lo que dijo  Korra en su prisa por llegar al vestíbulo. Korra tomó a Hiroshi en sus brazos y se apresuró a seguirla, sin querer quedarse atrás. Ella no estaba presentable  para recibir compañía, pero el entusiasmo de su cachorro le dejó pocas opciones.

 

Con el rostro manchado de harina, y Hiroshi todavía tirando poderosamente de su cabello, Korra tropezó por el pasillo y entró en el vestíbulo. Mayormente ella a había superado su incomodidad de vivir en una casa tan grande durante el pasado año, pero la sensación de sentirse insignificante se apoderó de ella nuevamente cuando se acercó a la puerta principal. Quizás tuvo que ver con el desorden en la cocina, seguramente los visitantes de la finca Sato no estaban acostumbrados a ser recibidos de esa manera.

 

Yasuko no tenía tales reservas. Se puso de puntillas y se estiró lo más que pudo para girar el pomo y abrir la puerta, mirando a su visitante con ojos muy abiertos y curiosos. ¡Hola!

 

La persona al otro lado de la puerta era un mensajero, vestido de verde esmeralda que recordaba la típica vestimenta del Reino Tierra. Korra no reconoció su uniforme, pero eso no era una sorpresa. Los mensajeros no eran tan comunes desde la invención del teléfono, y los que ella había visto llevaban los colores de Industrias Futuro. Asami empleó a varios para acompañarla  en papeleos importantes, cuando los riesgos en el proceso del envio de correos normal no funcionaran.

 

Er, hola.

 

El mensajero pareció un poco sorprendido por la audacia de Yasuko, pero le dedicó una sonrisa amistosa antes de volver a poner su rostro en una expresión neutral, que rápidamente se desvaneció cuando puso los ojos en Korra. Ella sonrió tímidamente. El Avatar era muy popular en Ciudad República en estos días, pero probablemente no esperaba verla persiguiendo cachorros, cubierta de restos de comida.

 

Hola. ¿Necesita la firmar de la Sra. Sato?

 

El mensajero se aclaró la garganta. En realidad, tengo aquí una carta dirigida al Avatar. La miró de arriba abajo. Creo que es usted.

 

Korra parpadeó. Recibía correo en la mansión Sato de vez en cuando, pero nada aparentemente tan importante como esto. Personas influyentes y líderes mundiales que conocía la llamaron o la descartaron por ser más problemática que una ayuda.

 

Er, sí. Dio un paso adelante, alborotando el cabello de Yasuko e instándola gentilmente a que retrocediera.

 

El mensajero le ofreció la carta y Korra leyó  el remitente con creciente curiosidad. Lo reconoció de inmediato, gracias a las cartas que Asami sacaba ocasionalmente de una caja de madera secreta: la prisión de Ciudad República.

 

¿Quién me podría estar escribiendo desde la cárcel?

 

Ella firmó el portapapeles ofrecido por el mensajero, le dio a él otra sonrisa y se despidió. Yasuko también se despidió de él con un ademán de su mano, gritando una alegre despedida mientras regresaba a su Satomóvil, que estaba estacionado a poca distancia del camino privado que llevaba a la mansión.

 

¿Quién envía? Yasuko preguntó una vez que la puerta se cerró, poniéndose de puntillas para tratar de ver la carta.

 

Lo envió, corrigió Korra distraídamente. Vamos a averiguarlo. Ella movió a Hiroshi a un lado, dejándolo babear en su cuello mientras abría el sobre con la mano opuesta. El mensaje en el interior era breve y directo, con una letra clara y precisa.

 

Avatar Korra,

 

Hemos sido enemigas en el pasado, pero solicito humildemente tu presencia para discutir un asunto importante.

 

Si estás dispuesta a verme, comunícate con el director de la prisión lo antes posible. Creo que te concederá el permiso debido a tu posición.

 

A pesar de todo lo que ha pasado entre nosotras, espero que esta carta llegué a ti.

 

Atentamente,

 

Kuvira Beifong

 

Korra leyó aquella firma y luego la volvió a leer. Ella todavía no podía creer lo que veía. ¿Kuvira, de todas las personas, le escribió? Parte de ella estaba sorprendida. Claramente era Kuvira la que le había escrito, habían sido enemigas acérrimas en el pasado.

 

O tal vez no tan amargo, al menos desde el punto de vista de Korra. Kuvira era peligrosa, sin duda. Errada, definitivamente. Culpable, sin duda. Había hecho cosas verdaderamente horribles por las que probablemente nunca se podrían reparar.

 

A pesar de todo eso, Korra la entendía. Comprendió el miedo que había llevado a Kuvira a volverse tan militarista. Comprendió el terror que la había empujado a tomar el poder, a expensas de los derechos de otras personas y de la vida de otros. Ella entendió ese miedo porque lo había sentido en sus propios huesos, a pesar de que había reaccionado de manera muy diferente.

 

En realidad, probablemente entiendo a Kuvira mejor que casi todos los demás...

 

Eventualmente habría un juicio. Raiko y el consejo estaban organizando algo, aunque ella no había recibido muchas noticias sobre el tema. Probablemente querían involucrarla lo menos posible, lo que Korra podía entender. Si testificara contra Kuvira, podría ser más una distracción que una ayuda.

 

¿Es de eso de lo que Kuvira quiere hablar? ¿El juicio?

 

La duda se agolpaba en la mente de Korra. Kuvira era del tipo de persona solitaria, aunque solo sea porque no confiaba en nadie más. Sin duda, ella también estaría sola en el juicio, como siempre. Probablemente era algo más, y por la urgencia de las firmes letras en la carta, Korra sospechaba que era importante, como había dicho Kuvira.

 

¿Mami?

 

 

Korra parpadeó, volviendo en sí. Lo siento, Yasu. Es de alguien que hizo algo malo a mamá y mami... y también a todos en Ciudad República y el Reino Tierra.

 

¿Qué cosa mala? Preguntó Yasuko.

 

Korra suspiró. No había una manera fácil de explicar el autoritarismo a una niña de casi cinco años, pero Yasuko era la hija de Asami, después de todo. Ella ya era increíblemente brillante. Y supongo que en algún momento tendré que explicarle lo básico. Es una larga historia. Primero vayamos a bañar a Hiroshi y a ti. Entonces te lo explicaré, ¿de acuerdo?

 

Yasuko corrió hacia las escaleras sin más indicaciones. Korra la siguió, mucho más reacia. Esta no era una historia que le gustaría contar, y todavía no tenía idea de qué respuesta, si es que tenía alguna, debería dar a la carta.

 

Puede esperar. Lo hablaré con Asami esta noche.

 

* * *

 

Llevar a Yasuko a la bañera fue incluso más fácil de lo habitual. Saltó antes de que el agua se calentara adecuadamente, y chapoteó contenta mientras Korra llenaba la pequeña palangana que ella y Asami usaban para bañar a Hiroshi. Todavía no era lo suficientemente grande para la bañera normal, pero parecía tan feliz como su hermana de patear en el agua poco profunda mientras Korra sostenía su cabeza.

 

Adorable, pensó Korra mientras miraba entre sus cachorros. A Yasu le encanta el baño. Tal vez se olvide de...

 

¿Quién enviado... eh, envió la carta? Yasuko preguntó de nuevo.

 

Parecía que no había tenido tanta suerte. Korra se detuvo en atender a Hiroshi, inclinando una pequeña ola de agua sobre su vientre. Pateó un poco más y sonrió. Nunca vi a Yasuko así, cuando era un bebé. Ha crecido tan rápido... Korra miró a Yasuko, quien miró por el borde de la bañera con los ojos muy abiertos.

 

Se llama Kuvira.

 

Era la primera vez que Korra decía el nombre frente a sus hijos, pero Yasuko no reaccionó, pero si repetió el nombre, ¿Kuvira?

 

Ella era una soldado del Reino Tierra y siempre tuvo miedo de que algo terrible le sucediera a su hogar. Así que construyó su propio ejército lo más grande que pudo para protegerlo... pero se olvidó de lo importante, mantener el equilibrio.

 

Debemos encontrar equilibrio en nosotros antes de traer equilibrio al mundo, repitió Yasuko como si fuera una iguana papagayo.

 

Korra le dio una sonrisa llena de orgullo. Así es. Pero Kuvira no tenía equilibrio dentro de sí misma. Conquistó todas las ciudades y pueblos, e incluso trató de conquistar Ciudad República. Tenía tanto miedo de ser atacada que atacó a todos los demás primero. Mucha gente resultó herida.

 

Yasuko asintió, aunque Korra no estaba segura de cuánto entendía realmente su hija. Lo suficiente, aparentemente, porque su siguiente pregunta hizo que Korra sintiera un nudo en el estómago. ¿Tú y mamá?

 

 —Sí, mamá y yo y también tu abuelo. No el abuelo, sino el papá de mamá. Has visto la foto en la oficina de mamá―.

 

La cara regordeta de Yasuko cayó. Mamá llora a veces.

 

¿Cuando mira la foto?

 

La cachorro bajó la cabeza y asintió con la cabeza.

 

Sí. Ahí es cuando tenemos que darle más abrazos y besos, para que no esté tan triste.

 

Eso pareció alegrar el humor de Yasuko. Okey. Perdió interés en la conversación, movió una de sus manos sobre el agua de la bañera y extrajo un pequeño anillo de la superficie. Se balanceó hacia adelante y hacia atrás, amenazando con desintegrarse un par de veces antes de solidificarse.

 

Korra sonrió. Sus problemas no habían ido a ninguna parte: la carta, abordar el tema con Asami, pero amaba a su familia. Asami y yo nos merecemos esta felicidad. No dejaré que nadie lo estropee, ni siquiera Kuvira.

 

Korra hizo agua control formando un anillo, entrelazando la punta alrededor del anillo de agua control de Yasuko. Yasuko se rió, y ambas se involucraron en su propia versión de lucha de pulgares pero de agua control. Después de unos momentos, Korra permitió que su anillo de agua fuera superado y cayó de nuevo al agua.

 

¡Oh no! El poderoso Alce León era demasiado fuerte para mí.

 

Las carcajadas de Yasuko llenaron el baño. ¡Otra vez!

 

¿Quieres una revancha? Tu ganas... sólo después de que le lave el cabello a tu hermano.

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