Resumen
Korra y Asami Sato se conocieron
cuando tenían diez y once años de edad. Asami hija de padres ricos y Korra, la hija de su
empleada doméstica, se convirtieron en
las mejores amigas, pero ambas sabían su
lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna de que se convertirían en amantes... También nunca hubo duda de que Asami se casaría y mantendría su posición social en la
comunidad.
Primera
Parte: Amor eterno
CAPÍTULO
1
—
¿Quieres abrir una tienda en tu ciudad natal? ¿Brook Hill? Creo que eso es
grandioso —dijo Kya
mientras le entregaba a Korra una copa de vino tinto.
Korra asintió en agradecimiento
—La
ubicación es completamente idea de Iroh. Al menos nos dará la oportunidad de estar
con nuestra madre, mientras estemos levantándola y gestionándola. Y luego nos
permitirá atenderla a ella con mayor frecuencia, si tenemos una tienda ubicada
allí
— ¿Así
que no vas a moverla después de todo al centro de ayuda especial? —
preguntó Lin mientras se unía a ellas en el patio.
—Ese era
el plan original, pero si tenemos una tienda allí, estaremos alrededor más de
lo que hemos estado ahora. Ella ciertamente no estaba muy emocionada con esa
opción— dijo
Korra— Iroh ha estado yendo allí una vez a la semana. El cáncer todavía está en remisión,
pero realmente hizo mella en ella la segunda vez. Mamá está agotada. Hay tantas
cosas que ya no puede hacer— tomó un sorbo de su vino y dejó la copa sobre la mesa. —Mientras
estamos levantando la tienda y arrancándola, me quedaré con ella. Eso me dará
la oportunidad de ver cómo le está yendo realmente. Sigo diciéndome a mí misma
que setenta años no es ser viejo.
Pero ellos necesitaban tomar algún tipo de decisión. Su hermano
había asumido el papel de cuidador el último par de años. No es que Korra se
hubiese negado. Era sólo que no se atrevía a pasar más de un día allí a la vez,
por temor de encontrarse con Asami.
Kya la miró por un momento y Korra se preguntó si estaba
cayendo en su papel de psicóloga.
—Has sido
muy vaga en cuanto al por qué rara vez vas a cuidar de ella— dijo
Kya.
Korra le sonrió — ¿Estás intentando ponerme en tu sofá, Dra. Kya?
Kya negó con la cabeza
—No.
Prometí que nunca haría eso— sonrió. —Sin embargo serías un excelente modelo de estudio. Simplemente
tenía curiosidad por saber si había algo que te mantenía aquí o había alguna
razón en particular por la que evadías ir allá.
— ¿Qué es
lo que estás pescando, doctora?
Kya se echó a reír. —Lin y yo te hemos conocido por seis años, Korra. Sin embargo,
sigues siendo un misterio.
—No soy
un misterio—
insistió. —No
intencionalmente, por lo menos.
— ¿Por
qué no has traído a Kuvira? — preguntó Lin— Aún están saliendo ¿no es así?
Korra alcanzó la botella de vino, añadiendo un poco más a su copa
antes de contestar. No había visto a Kuvira en dos semanas y no había hablado
con ella en por lo menos seis o siete días ¿Aún estaban saliendo?
—He
estado muy ocupada—
dijo evasivamente.
Kya le dió su lenta sonrisa que decía que sabía que estaba
mintiendo — Y otra
que se escurre.
Korra se encogió de hombros. —No era serio, como sabes.
—Nunca lo
son ¿o sí?
—Ella nos
cae bien— dijo
Lin
—Sólo
porque ella y Kya pueden hablar de cosas de doctores— Korra levantó una ceja.
— ¿Realmente las he conocido durante seis años?
—Seis
años e innumerables cenas, sí— dijo Kya. — Pero aún sabemos muy poco acerca de ti.
Korra se detuvo, su mirada iba entre sus dos mejores amigas
— ¿Qué
más quieren saber?
— ¿Por
qué evitas ir a casa? ¿Por qué es tu hermano quien insiste en que abras allí
una tienda y no tú?
Korra se echó hacia atrás, preguntándose por qué nunca les
había contado de Asami. La verdad era que no le había contado a nadie acerca de
Asami.
—Evito ir
a casa por temor a encontrarme con Asami. Asami Sato— decir el nombre en voz alta trajo una oleada de recuerdos.
— ¿Una
antigua amante? — supuso Lin.
—Sí
Kya también se relajó en su silla, una leve sonrisa en su rostro.
—Cuéntanos
tu historia
Korra no sabía por dónde empezar ¿Cinco años atrás cuando
había visto a Asami por última vez? ¿Diez años atrás? ¿La universidad? ¿La
secundaria? ¿Su primer beso? ¿La primera vez que se conocieron?
—Los Sato
eran la familia más rica de la ciudad— dijo—Vivían en una gran mansión en las afueras. Bueno, en las afueras
en aquel entonces. Ahora la ciudad ha crecido en torno a ellos y es una
verdadera finca. En fin, mi madre trabajaba para ellos. Ella comenzó como
empleada doméstica y luego se convirtió en cocinera y terminó supervisando al
resto del personal para el momento en que se retiró
— ¿Así
que Asami era alguien que conocías desde niña?
— preguntó Lin.
—Sí.
Después de la muerte de mi padre, estábamos luchando. Mi madre no podía pagar
el alquiler. Iroh era 10 años mayor
que yo y se había unido al ejército, así que no estaba allí para ayudar. Éramos
sólo mi madre y yo. Los Sato fueron lo suficientemente amables para permitirnos
mudarnos allí. Habían cuartos para el servicio en la planta baja fuera de la cocina
principal— dijo,
recordando las cuatro pequeñas habitaciones que había compartido con su madre
—Yo tenía
diez años.
***
—Es tan
grande— susurró—mirando
a la mansión mientras estaba de pie junto a su madre.
—Es sólo
una casa
Korra agarró la mano de su madre y la siguió hasta la parte
trasera, todo el tiempo mirando por encima de su hombro a la enorme
construcción.
—Sra.
Senna, veo que lo logró finalmente
—Hola,
Tenzin. Sí. Mi coche está lleno hasta el desborde. Me temo que voy a tener que
hacer un viaje más.
—Te
ayudaré a descargarlo— él se puso de pie— ¿Y quién es esta bella dama?
Korra levantó la mirada hacia él —No soy una dama—dijo— Tengo diez
Él se rió y se inclinó hasta su nivel.
—Bueno,
entonces ¿cómo debo llamarte?
Korra se movió nerviosa y agarró la mano de su madre, un poco
más fuerte —Korra—dijo.
—Bueno,
Korra, ese es un nombre muy bonito. Nunca te llamaré dama otra vez.
—Gracias,
señor.
—Puedes
llamarme Tenzin.
Korra miró a su madre por permiso y fue recompensada con un
guiño y una sonrisa.
Entraron en la cocina más grande que jamás hubiese visto. Se
detuvo y miró a su alrededor con los ojos muy abiertos.
—Korra,
no toques nada— advirtió
su madre.
Se dio la vuelta, corriendo tras su madre. Por un corto
pasillo, Tenzin mantuvo una puerta abierta para ellas. Su madre entró, pero
Korra permaneció en la entrada.
— ¿Es
aquí donde vamos a vivir?
—Sí.
Tendrás tu propia habitación— dijo su madre.
Se mordió el labio —Ya tenía mi propia habitación.
— ¿Tenías
un televisor en tu habitación? — preguntó Tenzin.
Korra negó con la cabeza.
—Bueno,
entonces. Apuesto a que puedo arreglar que tengas una aquí— dijo.
—
¿Puedes?
—Hey,
Tenzin, no vayas por allí prometiendo cosas— dijo su madre. —No puedo permitirme otro televisor y la señora Sato puede que
no quiera…
—Senna,
la señora Sato dijo que hiciera que te sintieras en casa. Si adicionar un cable
de TV en la habitación de tu hija ayuda, entonces no hay problema. Y resulta
que sé dónde puedo conseguir un televisor de repuesto.
Korra miró desde el hombre hacia su madre, esperando con ojos
optimistas. Otros niños en la escuela tenían televisores en sus habitaciones.
Ahora podría ser genial tener una como ellos.
—Bueno,
supongo que si no es mucha molestia— concedió su madre.
Korra sonrió alegremente hacia Tenzin.
—También
puedo ayudar. Mi papi me enseñó a hacer todo tipo de cosas. Incluso conozco
todos los diferentes tipos de destornilladores— dijo con orgullo.
— ¿Es eso
cierto? Bueno, entonces tal vez puedas ser mi ayudante
—Korra,
Tenzin me va a ayudar a traer las cajas, entonces podrás comenzar a desempacar
¿está bien?
—Está
bien, mamá— dijo.
Antes de irse, su madre se volvió hacia ella —No vayas
arriba. Los Sato son lo suficientemente buenos como para permitir que nos
mudemos aquí, pero allá arriba es su casa. No se te permite estar allí
¿entiendes?
—Sí,
señora— dijo
ella, sin entender realmente.
Tan pronto como su madre estuvo fuera de la vista, Korra
regresó a la cocina, todavía sorprendida por el tamaño ¿Quién necesitaba dos
cocinas y dos refrigeradores? Más allá de la cocina estaba otro pasillo, éste
mucho más amplio que el que la llevó a sus nuevas habitaciones. Ella fue hacia
él, notando una escalera en la parte trasera. Sus ojos siguieron su longitud, y
jadeó cuando su mirada curiosa fue recibida por otra igual de curiosa.
Una niña de aparentemente de su edad estaba de pie en la parte
superior, observándola. Su cabello negro era largo y lucía sedoso y Korra se le
quedó mirando. La niña finalmente se movió, descendiendo hacia ella.
— ¿Dónde
está Senna?
Korra permaneció de pie a los pies de la escalera
— ¿Quién
eres tú?
La niña puso las manos en sus caderas — ¿Quién eres tú?
—Korra— dijo
ella.
—Soy
Asami Sato. Vivo aquí
Korra sonrió— Yo también
La niña frunció el ceño —No, no es así.
—Si es
así.
— ¿Korra? — su
madre llamó y Korra sonrió.
— ¿Ves?
Esa es mi mamá.
— ¿Senna
es tu madre?
—Sí.
—Pero
Senna no vive aquí.
—Ahora sí— dijo
Korra y se apresuró a regresar a sus nuevas habitaciones. Se sorprendió al descubrir
que la niña le seguía.
—Vaya,
señorita Sato ¿qué la trae por aquí? — preguntó Tenzin.
Asami miró alrededor de Tenzin, hacia donde Senna ya estaba
desempacando una caja
—Tenía
hambre y quería un bocadillo— dijo — ¿Qué estás haciendo?
La madre de Korra le sonrió —Vamos a vivir aquí ¿Tu madre no te lo dijo?
Asami negó con la cabeza.
—Bueno,
de esta manera, voy a estar aquí todo el tiempo, no sólo durante el día…— dijo
Senna —…en caso
de que necesites algo tarde en la noche, entonces estaré aquí para ti.
Asami miró a Korra
— ¿Y ella
estará aquí también?
—Sí.
Korra tendrá una habitación aquí, también.
Asami sonrió. —Bueno. Entonces vamos a ser amigas.
— Tomó la mano de Korra y tiró de ella hacia afuera —Te voy a
enseñar mi patio de juegos.
Korra volvió a mirar a su madre por confirmación.
—Sí, está
bien. Ve afuera.
Korra asintió y siguió a Asami, sólo para darse la vuelta al
escuchar la voz de su madre.
—No te
metas en problemas.
—Ella
siempre dice eso—
murmuró Korra.
— ¿Por
qué?
—No lo sé
— luego
sonrió— A veces
las cosas se rompen.
—No
puedes hacerte daño aquí afuera— dijo Asami, echando a correr cuando rodearon la esquina del
garaje trasero.
Korra se detuvo en seco. El patio era tan grande como el de su
escuela. Y todo para una sola persona. Wow.
— ¿Quieres
columpiarte?
Korra asintió con la cabeza, uniéndose a Asami. Se empujó con
los pies, notando cuan sucios lucían sus zapatos en comparación con los de
Asami.
—Tienes
el cabello oscuro, tal vez tendremos el mismo color— dijo Asami.
Korra miró su hermoso cabello castaño y negó con su cabeza —El mío
se aclara cada año. — dijo.
— ¿Por
qué?
—No lo
sé. Mi mamá dice que voy a tener el cabello castaño como ella.
—Oh
¿Cuántos años tienes?
— ¿Cuántos
años tienes tú?
—Once.
—Korra sonrió
—Yo tengo
diez años. Mucho más joven que tú.
Asami se echó a reír —Eso no
es tan joven
— Es
demasiado
Asami dejó de columpiarse y la miró fijamente. Korra le devolvió
la mirada, su mente joven maravillada del color de los ojos de Asami.
—Está bien.
Si quieres decir que eres mucho más joven, puedes hacerlo. Aun así vamos a ser amigas
—Soy más
inteligente también. —Dijo Korra con confianza. Esta vez Asami sonrió.
—Pero yo
soy más bonita.
Korra la miró parpadeando
—Mi mamá
dice que soy bonita.
—Lo eres.
Solo que no tan bonita como yo— dijo con una sonrisa dulce.
Korra asintió y empujó con sus pies, columpiándose nuevamente
— Está
bien, eres más bonita.
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Gente bella espero hayan disfrutado del primer capítulo de este hermoso fic, sinceramente yo comparto esto de fan para fans :3
Me gusta espero la próxima actualización gracias
ResponderEliminar=D me alegro que te haya gustado, espero hoy leas el capítulo nuevo, que realmente espero que te guste =)
Eliminarbueno bueno recien me uno a seguir este fic me gusta hasta ahora :3 xDD
ResponderEliminarJajajjaja me alegro que te guste, ya sabes que no todo es color rosa :3
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarcuando sale el proccimo cap
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