Korra y Asami Sato se conocieron
cuando tenían diez y once años de edad. Asami hija de padres ricos y Korra, la hija de su
empleada doméstica, se convirtieron en
las mejores amigas, pero ambas sabían su
lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna de que se convertirían en amantes... También nunca hubo duda de que Asami se casaría y mantendría su posición social en la
comunidad.
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CAPÍTULO 13
—Oh, Korra— dijo Lin —Ambas debieron estar destrozadas.
—Sí. Pero eso fue el punto de quiebre.
Creo que Asami finalmente comprendió lo mucho que me estaba haciendo daño. Después
de eso, ya no tuve tanto miedo de ir a ver a mi madre. Sabía que Asami no se
acercaría— dijo —Y no lo hizo.
—Me pregunto por qué nunca
hablaron de ello— dijo Kya.
—No había nada de qué hablar— dijo —Conocíamos el resultado ¿De qué
habría servido hablar de ello?
—Bueno, creo que hiciste lo
prudente al no ceder. Ella obviamente quería estar contigo. Al menos,
sexualmente.
—Puede parecerles que Asami sólo
quería la parte sexual de nuestra relación, pero eso no es cierto. Ella fue
honesta cuando dijo que era miserable en su vida. Esa mirada torturada en sus
ojos estuvo allí desde la primera vez que me dijo que se iba a casar—dijo Korra —Como he dicho antes, ella estaba comprometida
emocionalmente como yo. Pero una de nosotras tenía que ser fuerte y terminar
nuestra relación
— ¿Así que su hijo? Cuando dices
dotado, dices que es un genio— preguntó Lin.
—Oh, sí. Mi madre me mantiene
informada— dijo con una sonrisa —Se podría pensar que es su nieto. Está a punto de cumplir catorce
años y ya está a punto de asistir a la universidad.
—Los niños prodigio suelen terminar
la universidad como a los once o doce años—dijo Kya.
—No sé nada de eso— dijo —Mi madre dice que su índice de
inteligencia es 152.
Los ojos de Kya
se ampliaron —Eso es excepcional. Quizás emocionalmente no estaba listo para la
universidad— dijo ella.
Korra tomó eso
como una burla hacia Asami, pero no dijo nada. Había estado alrededor del chico
un par de veces. Parecía muy maduro.
—Suena como si Asami y tu madre se
hubiesen vuelto cercanas— dijo Kya.
—Sí, lo hicieron. Creo que Ryu
tuvo algo que ver con eso. Mi madre hablaba libremente sobre Asami cada vez que
la visitaba. Pero Asami nunca se apareció. Era como si ella me estuviese
evitando
— ¿Tu madre se retiró entonces?
—No en ese momento, no. Su cáncer
entró en remisión— dijo—Cuatro años más tarde, volvió a aparecer. Esta vez cáncer de mama.
Fue después de eso que la convencimos para que se retirara. Incluso entonces,
ella no estaba lista.
—Lo imagino, sin ti o Iroh II viviendo
en Brook Hill, los Sato eran su familia. Retirarse debió haber sido muy duro— dijo Kya.
—Sí, pero mi madre había mantenido
amistades fuera del hogar de los Sato. Había unas cuantas señoras que veía con frecuencia—
dijo ella.
— ¿Viste a Asami
otra vez?— preguntó Lin.
—Sí. Fui a
ayudar a mi madre con la mudanza. Esa fue realmente la última vez que vi a Asami.
Tenía treinta y dos
***
—Va a ser muy
duro— dijo su madre —Este ha sido mi hogar durante tanto tiempo— se dio la
vuelta tomando la mano de Korra —Tenías sólo diez años cuando nos mudamos aquí
¿Te acuerdas de ese día?
Korra asintió —Sí.
Recuerdo haber pensado lo grande que era. La casa, la cocina— y recordó a la joven
Asami de pie en la parte superior de las escaleras, mirándola…un recuerdo
grabado en su memoria para siempre —Te va a encantar tu nuevo lugar, mamá.
—Oh, supongo que
así será. Tengo muchas ganas de sentarme en el patio, atender nuevamente el
jardín de flores en lugar de admirar la obra de Tenzin— dijo con una risa. Su
sonrisa se desvaneció rápidamente —Lo que será difícil es acostumbrarme a estar
sola. Aquí, siempre había gente alrededor
Era algo que Korra
e Iroh II no habían considerado. Su madre tenía amigos, que era su principal
preocupación. Ellos no pensaron acerca de si ella estaría sola o no.
— ¿Tienes dudas?—
preguntó.
—Es demasiado
tarde para eso. Además, tengo sesenta y cinco años. Es el momento— su madre suspiró
y luego sonrió —Vamos entonces. Asami y Ryu también vienen para ayudar— dijo ella.
Korra la miró —Mamá,
eso no era realmente necesario. Tú como Iroh II tienen prácticamente todo empacado.
Él y Tenzin ya han mudado la mayoría de tus muebles— dijo ella —Ellos no…
—Estoy segura
que fue idea de Ryu. Él va a extrañar que yo esté aquí— su madre se detuvo —Y eso
les dará a Asami y a ti la oportunidad de ponerse al día. Ella dice que han
pasado cinco años desde la última vez que se vieron.
—Sí. Algo por el
estilo.
Fue el turno de
su madre para mirarla —No las entiendo a las dos. Fueron inseparables durante
tantos años ¿Qué pasó con la amistad, Korra?
—Nosotras
solo...las cosas son diferentes ahora— dijo —Nuestras vidas son muy diferentes
—Tal vez…
Sus palabras
fueron cortadas cuando Ryu irrumpió en la habitación. Korra no lo había visto
desde que tenía cinco años y había crecido considerablemente.
El niño lindo
que había conocido era un joven guapo, su rostro radiante con una sonrisa al
recibir el abrazo de su madre.
—Estamos listos
para ayudar Srta. Senna
—Y me alegro que
te hayas ofrecido— ella y Korra miraron hacia la puerta, pero estaba vacía
— ¿Dónde está tu
madre?
—La abuela tenía
unos papeles que tenía que firmar. Ella dijo que bajaría pronto— se volvió a Korra
—Eres Korra— dijo él — ¿Está bien si todavía te llamo Korra? ¿O prefieres Srta.
Korra?
Korra sonrió
asombrada por su formalidad —Sólo Korra— dijo ella.
Él también
sonrió —Está bien, sólo Korra
Korra se echó a
reír y luego su risa se desvaneció al sentir la presencia de Asami. Se volteó
hacia la puerta, encontrando el espacio vacío ahora ocupado por la mujer más
hermosa que jamás hubiese visto. El cabello de Asami aún le llegaba a los
hombros, los mechones negros sedosos y tentadores.
—Hola, Korra—
dijo ella —Me alegro de verte nuevamente.
Ella parecía un
poco distante en su postura, Korra no sabía muy bien qué hacer con eso ¿Sin abrazo?
¿Sin abrazar? ¿Sin un —te extrañé—? Por supuesto, Korra no podía culparla. La
última vez que se habían visto…la última vez que habían hablado…Korra había
dicho que no quería volver a verla nunca más. Así que con su madre y Ryu
observándola, ella imitó el saludo frío de Asami.
—Asami. Hola.
—Espero que no
estemos molestando, pero Ryu insistió en que ayudáramos— Asami sonrió cuando
miró a su hijo —Él está temeroso por su mudanza.
—Desde luego no
me importa la ayuda— dijo ella —Aunque Iroh II se hizo cargo de las cosas
pesadas a principios de semana.
Asami asintió —Sí,
también hemos tenido la oportunidad de hablar con él.
Korra ocultó su
sorpresa. Iroh II no le había mencionado eso. Por supuesto, como todo el mundo,
Iroh II no tenía ni idea de la historia entre ella y Asami.
Ella no
respondió, en cambio, miró a su madre con las cejas levantadas.
— ¿Empezamos?
—Empecemos con
las cajas en el salón y saquémoslas del camino en primer lugar— sugirió su
madre.
Los cuatro se
pusieron a trabajar, aunque en silencio, ella y Asami esforzándose para evitarse
la una a la otra. Korra se debatía entre si sentirse feliz por eso o sentirse
ofendida de que Asami estuviese ignorándola descaradamente. Lo cual, por
supuesto, era ridículo. Ella también estaba ignorando a Asami. Si no fuese por
la charla entre Ryu y su madre, el silencio hubiese sido terriblemente incómodo.
Así estaban las cosas, ella y Asami se esquivaron la una a la otra casi al
punto de la exageración.
El camión de la
mudanza que habían alquilado se llenó rápidamente. Dos horas después cargaron
la última caja, dejando sus antiguas habitaciones vacías.
Permanecieron de
pie allí, mirando las paredes en blanco y los suelos desnudos. Korra podía ver
la tristeza en los ojos de su madre. Fue Ryu quien rompió el silencio.
—Estoy seguro
que le va a gustar mucho más su nuevo lugar Srta. Senna
— ¿Eso crees?
¿Vendrás a visitarme?
—Por supuesto.
Eso sí…— Ryu miró a su madre por confirmación.
—Por supuesto
que vamos a ir a visitarte, Senna. No creo que pueda mantener a éste alejado.
Korra se
preguntaba con qué frecuencia Asami y Ryu visitaban a su madre. Había asumido
que sólo se detenían a charlar con ella cuando venían a visitar a los padres de
Asami.
La familiaridad
y el afecto entre los tres decía lo contrario. Casi parecía como si Asami y Ryu
hubiesen ocupado su lugar en la vida de su madre. Eso dolió un poco. En primer
lugar, era por Asami que ella se mantenía alejada de Brook Hill.
Miró con un poco
de celos como Ryu tomaba la mano de su madre y la ayudaba a salir. Echó un
vistazo a Asami, quien tenía una expresión divertida en su rostro.
—En caso de que
no lo hayas notado, Ryu está muy encariñado con tu madre— dijo Asami. Como si
hubiese espiado en sus pensamientos anteriores añadió —Espero que no te
importe. Él piensa en ella más como una abuela que en mi madre
—No me importa.
Ella también parece estar unida a él.
—Sin embargo, no
hemos iniciado la universidad. Él quiere estar cerca, pero tiene un sinfín de
oportunidades—
— ¿Universidad?
¿No le faltan algunos años?— dijo ella. El chico es muy joven, después de todo.
Asami sonrió —Falta
poco. Pero tomando en cuenta su edad, me iría con él. Bueno, no a las clases,
sino a vivir. Él no puede vivir en una residencia.
—Diablos
¿Realmente es así de inteligente?
—Sí. Es miembro
de Mensa (Asociación Internacional de Superdotados)
—Si te mudas con
él será un enredo en tu matrimonio ¿no es así?— dijo, las palabras salieron antes
de poder detenerlas.
La sonrisa de Asami
se desvaneció —Bien sea que viva aquí o no, no va a cambiar el estado de mi
matrimonio,
Korra vio como Asami
se alejaba, deseando no haber mencionado su matrimonio. Sin importar lo mucho
que quería fingir lo contrario, lo cierto era que Asami estaba casada con Mako.
Casada con él. Viviendo con él, durmiendo con él...teniendo sexo con él.
Cerró los ojos
por un segundo, expulsando ese último pensamiento de su mente. Cuando abrió los
ojos, no vio otra cosa que el cuarto vacío que ella había llamado casa desde
que tenía diez años. Ahora parecía toda una vida.
Ella se fue,
cerrando la puerta detrás de ella, sabiendo que nunca volvería a la mansión
Sato nuevamente. La cocina principal estaba vacía, pero escuchó la voz de Stella
por el pasillo. Ella debió ir a despedirse, pero lo pensó mejor. Sólo se habían
visto un puñado de veces en los últimos diez años.
Los demás estaban
afuera esperando por ella, pero Asami se negó a hacer contacto visual con ella.
Su madre las miraba intensamente y Korra forzó una sonrisa a su cara.
— ¿Todo listo?
—Supongo que sí.
El viaje fue
hecho rápidamente por la ciudad. Ryu iba con su madre en su coche y Asami siguió
la furgoneta alquilada en un elegante Mercedes
negro. Asami miró directamente la casa detrás del volante del lujoso coche.
Al igual que
antes, ella y Asami se evitaron la una a la otra mientras descargaban la furgoneta
y apilaban las cajas en la sala de estar y la cocina. El mobiliario ya estaba
en el lugar, algunas piezas que habían estado en el almacén y algunos nuevos.
Aunque no era una casa anormalmente grande, sin duda era más grande que las
cuatro habitaciones donde su madre había estado viviendo. Si bien su madre
parecía decepcionada por dejar la mansión, Korra reconoció la mirada de emoción
en su rostro.
—No estoy segura
de lo que voy a hacer con todo este espacio— dijo su madre.
—Estoy segura de
que lo disfrutaras— dijo Asami
—Especialmente las
ventanas. Siempre pensé que era tan oscuro en tu lugar. La antigua habitación de
Korra era prácticamente un calabozo— dijo con una mirada a Korra.
Korra sonrió,
recordando el nombre que ella y Asami le había puesto a la habitación de cuando
eran niñas.
—Sí, será
agradable sentarse y ver el exterior. Ese será un cambio bienvenido
—Y dijiste que
ibas a poner lechos de flores— le recordó Ryu.
—Sí, lo hice— su
madre giró en un círculo, mirando todas sus pertenencias apiladas en cajas alrededor
de ellas —No puedo agradecerles lo suficiente por ayudarme con todo esto
—No fue una
molestia— le aseguró Asami.
— ¿Qué tal una
cena temprana?— sugirió Korra.
— ¡Pizza!— dijo Ryu
con entusiasmo, su expresión era la de un niño de diez años y no la de un
miembro de aquella asociación.
—No es algo que
tengamos a menudo— explicó Asami.
No,
probablemente no. Aunque Asami y Mako no vivían en una casa tan elaborada como
la mansión, Korra sabía que tenían personal de servicio, con una cocinera. No
le sorprendería si la señora Sato también coordinaba las comidas para ellos.
Korra asintió —Será
Pizza ¿Mamá? ¿Está bien para tí?
—Oh, por
supuesto. Haz que la traigan y nosotros prepararemos la mesa del comedor
—Si me lo
permiten…— dijo Ryu —…la mejor pizza de la ciudad está a Bruno. Sin embargo, no
la reparten.
Él miró a Korra
con expectación y ella se dio cuenta por primera vez que sus ojos verdes eran
idénticos a los de su madre. Nunca podría decir que no a esos ojos.
—Está bien, será
en Bruno. Supongo que puedo ser persuadida para recoger nuestra cena
—Mamá y tú
pueden recogerla. No han tenido la oportunidad de hablar todavía. Te ayudaré a
desempacar Srta. Senna.
Korra miró a Asami
con las cejas levantadas, preguntándose lo que el diablillo estaba haciendo. Su
coeficiente intelectual estaba en el nivel de un genio, por supuesto, pero aun
así, tenía diez años. Un poco joven para ser tan manipulador, pensó.
Asami
aparentemente pensó lo mismo mientras miraba a su hijo en silencio. Él tuvo la
buena gracia de moverse incómodo bajo su mirada mientras se acercaba a la
protección de la madre de Korra. No pudo evitar sonreír.
Así que tenía
diez años, después de todo. Por supuesto, eso le dio a su Senna una abertura.
—Esa es una
buena idea, Ryu. Cuando eran jóvenes, las dos eran inseparables. Ahora, es raro
que se vean la una a la otra.
Fue el turno de Asami
para mirar a Korra. Se encogió de hombros. Asami hizo lo mismo.
Veinte minutos
más tarde, estaban saliendo por la entrada de vehículos de su madre, Korra en
el asiento del Mercedes de Asami.
—Bonito coche—
dijo.
—Gracias
— ¿Lo escogió tu
madre?— preguntó incapaz de resistirse a la burla. Sorprendentemente,
Asami se echó a
reír — ¿Cómo lo has adivinado?—
Korra también
sonrió —Te imagino en un híbrido o algo así, no en esto
—Ryu y yo
queríamos un Prius— dijo —Él es muy
práctico.
—Y también es
más inteligente que un come libros— dijo.
—Sí. Creo que Senna
le debe haber contado historias de nosotras cuando éramos más jóvenes. Él pregunta por ti frecuentemente— Asami la miró.
—Realmente no
tengo amigos— dijo
—Ninguno
cercano. Él lo ha comentado en varias ocasiones. Eso le da curiosidad, creo
— ¿Por qué no
tienes amigos? ¿Qué pasó con Mei? ¿Y quién era la otra? ¿Azula?
Asami asintió —Oh,
nos vemos. Pero la relación que tengo con ellas es ahora tan superficial como
lo fue en la secundaria y la universidad. Sólo tenemos una cosa en común.
— ¿Su estatus
social?
—Sí
—Algo que nunca
tuvimos en común— le recordó.
Asami la miró
rápidamente
—Pero teníamos
todo lo demás en común
Korra miró su
perfil, pensando que estaba tan hermosa como siempre. También se sorprendió que
Asami aludiera a su romance. Después de todo, habían pasado más de diez años
desde que habían tenido relaciones íntimas. Eso le impactó como un golpe en el
pecho, darse cuenta que la última vez que había tocado a Asami, la última vez que
había hecho el amor con ella, había sido cuando Asami le había anunciado que
iba a casarse.
Era una noche
que todavía recordaba en gran detalle, eso era…cuando se permitía recordarla.
— ¿Qué estás
pensando?
Korra se dio
cuenta que todavía la estaba mirando.
Parpadeó varias
veces y aclaró su garganta —Yo estaba...estaba pensando en la última vez que hicimos
el amor...
Sus ojos se
encontraron por un breve momento, entonces Asami volvió su atención a la carretera
—
Era Navidad. Mis padres iban a anunciar mi compromiso— dijo en voz baja —Fue
la última vez que hice el amor con alguien.
El corazón de Korra
se rompió en ese momento. Aunque sabía que el matrimonio de Asami era una
farsa, aún la culpa por seguir adelante con eso.
Y aunque Asami
le había dicho muchas veces lo miserable que era en su matrimonio, esta fue realmente
la primera vez que eso le había dado en el blanco. La vida de Asami había
estado tan carente de amor como la suya propia.
—Fue la última
vez para mí también— admitió Korra.
—Lo siento tanto
A pesar de que
la oscuridad estaba sobre ellas y las sombras cubrían el coche, Korra pudo
distinguir la bruma de las lágrimas en los ojos de Asami.
—No necesitas
sentirlo. No es que no haya tratado…— dijo —…simplemente no he conocido a nadie
que...que me haga sentir como tú lo hiciste.
Asami agarró el
volante con fuerza, su mirada yendo de Korra a la carretera y nuevamente a Korra.
—Hay dos cosas
que quiero hacer en este momento— dijo Asami —Una es llorar, pero me he dado
cuenta que no sirve de mucho.
— ¿Y la otra?—
Asami
repentinamente salió de la carretera principal hacia una calle lateral. Condujo
un par de cuadras entrando en el estacionamiento de una tintorería cerrada. Sus
manos todavía agarraban el volante con fuerza suficiente para poner sus
nudillos blancos.
—La otra es
besarte— Asami giró hacia ella —Y ser sostenida por ti.
El pulso de Korra
se aceleró, a pesar de que había más tristeza en los ojos de Asami que deseo.
Se dijo que habría podido resistir el deseo ¿Pero la tristeza? No. Era
demasiado ver esos hermosos ojos verdes inundados de tristeza.
—Creo que esas
son dos cosas, no una— dijo con una leve sonrisa.
Asami no le
devolvió la sonrisa mientras sus ojos se sostenían —Por favor, Korra. Te necesito
tanto
Korra se acercó
y soltó el cinturón de seguridad de Asami antes de hacer lo mismo con el suyo.
Su mano temblaba mientras tocaba el rostro de Asami. Se sorprendió por la
transformación en los ojos de Asami. La tristeza se desvaneció casi de inmediato,
sustituida por alivio, alegría y sí, deseo. Pero ya no tenía pensamientos de
resistirse a ella. Se sintió atraída por los labios de Asami como la polilla lo
estaba de la llama. Sólo un toque y todos esos años se desvanecieron en un
instante.
Los dedos de Asami
agarraron fuertemente a sus brazos mientras su boca se abría para ella.
Entonces, como
si fuesen adolescentes nuevamente, se tocaron torpemente…con la consola en su
camino como deteniéndolas.
Asami gimió en
su boca cuando Korra rozó el pecho de Asami, su pezón duro y tenso contra la
fina tela de su blusa. Korra profundizó el beso, su lengua se deslizó dentro de
la boca de Asami, acariciando la suya.
Pero era todo lo
que podían permitirse. La consola…y el hecho que estaban estacionadas en un
aparcamiento público…se separaron.
Sus
respiraciones entrecortadas, sus manos tocándose entre sí, sus frentes unidas. Korra
finalmente se retiró, mirando los ojos de Asami en la oscuridad. Todo lo que
quería, lo vio reflejado en esos ojos. Por desgracia, era algo que no podían
tener.
—Debemos irnos
antes de que envíen un equipo de búsqueda— dijo ella, su voz ronca por el deseo.
Asami asintió
pero no la soltó —Te extraño tanto, Korra. Extraño que estés en mi vida
—Yo también te
extraño— dijo ella —Pero necesito más que una aventura contigo, Asami.
—Lo sé. También
necesito más que una aventura.
En silencio se
colocaron el cinturón de seguridad nuevamente, pero antes de que Asami se
alejara, ella se acercó y apretó la mano de Korra.
Korra le
devolvió el apretón, sabiendo que era lo único que tendrían.
Porque nos haces esto:c.
ResponderEliminarSe me ponen los pelos de punta al imaginar como va a terminar. Te felicito, va muy bien.
Gracias Walybeth y si se pondrá cada mes más intenso por así decirlo pero hay que ver como se va desarrollando y gracias por leer :3
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