Resumen: Su cuerpo sanó, su control de los elementos regresó, y ella se iba cada noche a su cama junto a la mujer que amaba. Entonces ¿por qué el Avatar Korra se seguía sintiendo tan rota?
Capítulo 1 - Mentiras
Korra estaba corriendo. No era lo mismo, no aun, pero la mejoría era latente y podía sentir que los músculos de su cuerpo reaccionaban cada vez mejor. Por supuesto, ahora no era el momento ideal para ponerse a correr. El sol apenas había empezado a elevarse y el resto del palacio seguía durmiendo.
Dormir, Korra pensó cuando vio su destino, mientras sus piernas le quemaban y su corazón se aceleraba. Dormir era bastante extraño para ella en esos días. Habían pasado meses desde la última vez en que de verdad había descansado. Despertarse en medio de la noche era una constante ocurrencia. Al igual que esa mañana. A pesar de que se había despertado desnuda y enredada con Asami, eso parecía no importar. No ahuyentaba a los demonios que la atormentaban en la oscuridad. No para siempre, aunque Asami era una de las pocas que podían hacerla olvidar, aunque sea por tan solo unas horas.
Al alcanzar el lago, los pasos de Korra se desaceleraron y sus brazos cayeron. Podía sentir el calor albergándose en su pecho que comenzaba a extenderse por todo su cuerpo. Una vez que estuvo lo suficientemente cerca, Korra dio un paso para quedarse en el borde del agua y lanzó un puñetazo al aire, dando un primitivo grito. El fuego salió desde su mano y voló a la distancia. Girando su cuerpo en 360 grados, Korra arrancó un trozo de tierra oculta bajo de la nieve y la envió al agua. A continuación, extendió las manos para recoger la roca en el agua y sostenerla.
Sus manos temblaban. El esfuerzo que le tomó extraer la roca del suelo era mayor a lo que estaba acostumbrada. A pesar de que podía correr y doblarse de nuevo, todo parecía requerir más energía. No estaba al 100%, lo sabía, pero aun así, sentía que se tardaba mucho en alcanzarlo, y Korra estaba cansada de sentirse inútil. Si tan solo pudiera sostener esa roca diez segundos más, ella-
--"¡Ah!"-- gritó mientras su espalda temblaba y sus piernas cedían. La roca cayó al agua con un estruendo tan grande como el que hizo Korra cuando se dejó caer de rodillas. Incluso ahora, en ése lejano año luego de dar sus primeros pasos reales, el cuerpo de Korra no estaba del todo bien. Se inclinó hacia delante, se llevó las manos a la plácida nieve y tomó unas profundas respiraciones para calmarse. Quería gritar; todos los días quería ponerse de pie y gritar hasta que el fuego fuera vertido desde su boca hasta el cielo.
Era fácil negar sus debilidades. Seguía siendo una atleta, aún era rápida y fuerte, solo que no era fuerte como un Avatar, no aun como el Avatar que ella solía ser.
Cuanto más se tardara en volver a lo que era, más temía de que su máxima potencia jamás regresara.
Eventualmente, Korra se puso de pie, sin esperar que nadie viniera por ella, incluso a esa hora tan temprana, para que encontrara a su Avatar tirado sobre la nieve. Pudo sentir como sus piernas se tambaleaban mientras se levantaba, el sol parecía levantarse con ella. Sería el infierno regresar de vuelta, un pensamiento que no había entrado en su mente cuando ella comenzó con eso. Sin embargo, cuando se dio la vuelta observó a Naga dirigiéndose hacia ella y sonrió.
--"¡Hey chica!"--, gritó Korra mientras Naga se detenía frente a ella y acariciaba su gigante cabeza en su pecho. --"Tu viste mi error antes de que yo lo hiciera"--. Naga resopló, empujando su nariz hacia la mejilla de Korra para lamer su rostro. --"¡Muy bien!"--, rió Korra entre dientes. --"Gracias chica".--
Con esto, saltó sobre la espalda de Naga y se dirigió rumbo al palacio. La ciudad comenzaba a despertar mientras Naga la atravesaba. Las tiendas estaban abriendo, unos pocos madrugadores caminaban por las calles camino a sus trabajos. Korra los envidiaba, envidiaba sus propósitos. Era difícil despertar cada mañana y hacer nada. Ella tenía un deber, y Korra sabía que el Reino Tierra estaba en mal estado. Quería ayudar; era su trabajo ayudar; ellos estaban sufriendo debido a que ella había fallado. Debido a que no había podido detener a Zaheer de haber matado a la reina, de casi matar a la Nación Aire, de casi tomar su vida y-
Sus ojos se cerraron y de repente pudo ver a Zaheer volando desde el cielo hacia ella, y en sus ojos vengativos había una clara intención. Sentía como si se estuviera sofocando. Se obligó a abrir sus ojos y sintió como un grito moría en su garganta. Korra podía oírse a sí misma jadear, su sangre era expulsada con mayor velocidad desde su corazón. Sus puños se presionaron sobre la piel de Naga y mientras el mundo se enfocaba, ella se dio cuenta que ya no se estaban moviendo.
Al observarhacia abajo, desde lo alto de Naga, pudo ver que una transeúnte la miraba con preocupación. Korra forzó una sonrisa, que pareció que solo afectó más a la mujer. Con el tiempo se fue y ella dejó escapar un suspiro y pronto se dio cuenta de que estaba al lado de una tienda de dulces.
Sería bueno hacer algo por Asami. Además, no te verías tan idiota parada en medio de la calle.
Korra se bajó de Naga y cuidadosamente plantó sus pies en el suelo. Sus músculos parecían haberse recuperado de su carrera. --"Espera, chica. Voy a conseguir unos pasteles dulces"--. Sonrió e ingresó en la tienda apenas abierta. Asami iba a matarla por traer dulces para el desayuno. Sin embargo, tal vez, eso podría acabar con la frustración de que Korra la abandonara de nuevo en medio de la noche.
--"¡Buenos días, Avatar!"--, dijo el hombre tras el mostrador. Korra había hecho eso unas cuantas veces, a escondidas para llevarle golosinas a Asami. Por lo general, lo hacía para aliviar la culpa que ella misma sentía al apartarse de ella. De esta manera era más fácil.
--"Buenos días, Jin"--, le dijo devolviéndole la sonrisa, tirando hacia arriba el taburete del mostrador y buscando en el fondo de los bolsillos de sus pantalones.
--"Cuatro tortas dulces ¿supongo?"--. Él ya estaba colocando algunos sobre la exhibidora y los embolsaba mientras preguntaba. Korra colocó unos cuantos yuans en la mesa. --"Avatar Korra"--, dijo frunciendo el entrecejo, empujando los yuanes de nuevo hacia ella. --"Usted sabe que su dinero no es bueno aquí".--
Korra rió entre dientes. --"Tómalo, Jin. Por favor. Tú haces los mejores pasteles dulces, valen mucho más de lo que pides por ellos. Está bien".--
Con un humilde suspiro, sacó los yuanes fuera de la mesa y le entregó la bolsa a Korra.
Ella se fue con un rápido adiós y puso la bolsa entre sus dientes mientras empezaba a dirigirse hacia Naga.
--"¿Realmente eres tú el Avatar?"--. Se detuvo a medio camino y se volvió, con la bolsa todavía la tenía en su boca, vio a un niño de pie en la puerta de la tienda de dulces.
Korra tomó la bolsa y la colocó en el lomo de Naga. --"Sip, ésa soy yo".-- El muchacho era joven, tal vez tuviera cinco años, si hubiera tenido que adivinar. Él apenas asomaba la cabeza por la puerta, con el resto de su cuerpo escondida tras ella. --"¿Cuál es tu nombre?"--
Él bajó la cabeza con timidez. --"Sokka"--. Korra sintió un nudo en la garganta al oír el sonido de ése nombre. No le era desconocido. Después de todo lo que hizo con Aang durante el fin de la Guerra de los Cien Años, el nombre Sokka era bastante popular tanto en las tribus del Sur como en el Norte.
--"Hola, Sokka"--, sonrió Korra, --"Soy Korra"--. Ella se alejó de Naga y se arrodilló para quedar al nivel de sus ojos. --"Tienes un nombre bastante genial"--
Él sonrió. --"¡Mi padre me nombró como su héroe de guerra favorito!"--
--"Lo sé, conocí a Sokka cuando era pequeña"--. Esto hizo que sus ojos brillaran. --"Él era cercano a mí"--. Cuando la puerta se abrió más, Korra pudo ver a Jin detrás del mostrador, observando el intercambio con una cálida sonrisa. --"Oh ¿eres el hijo de Jin?"--, el asintió enérgicamente. --"Aw, es un placer conocerte ¡Tu padre sigue intentando hacer que mi novia y yo engordemos!"--
Jin dejó escapar una risa calurosa. --"Yo no le llevo los dulces, Avatar Korra"--
Korra levantó la mirada para sonreírle a Jin, pero esta murió en sus labios. Él estaba sonriéndole a ella, pero de pie junto a él estaba parada la figura que la perseguía. Brillante, con sus ojos blancos que la observaban directamente a ella, por lo Korra se colocó rápidamente de pie y dio un paso atrás.
Sokka se sobresaltó por lo brusco de su movimiento. "Lo si-siento. Debería volver". No fue hasta que se topó con Naga que Korra se dio cuenta que había estado retrocediendo todo el tiempo. A través de la puerta entreabierta, aquellos brillantes ojos todavía la observaban. Korra pudo sentir sus manos temblorosas mientras se obligaba a darse la vuelta para subir a los lomos de Naga.
Sin decir una palabra, chasqueó su lengua y dejó que Naga la llevara hacia el palacio. Korra no pudo dejar de notar la decepción en la cara del niño pequeño frente a su repentina retirada.
Justo lo que el mundo necesitaba, un Avatar asustado por un fantasma. Eres una inútil.
En el momento en que regresó al palacio, Korra casi se había librado de su encuentro anterior y tenía plasmada una sonrisa muy convincente en su rostro.
La primera persona que vio fue a su madre, sentada en la mesa de la cocina con una bebida caliente entre las manos, aun tratando de despertar.
--"Hey, Korra"--, le dijo, con una cálida sonrisa mientras colocaba la taza sobre la mesa. --"Otra mañana madrugando, puedo ver"--
Todavía era difícil para Korra mantener el contacto visual con ella, incluso un año más tarde. No porque temía ver esos ojos brillando de nuevo, sino porque estaba avergonzada de que ella temía completamente. "Si", dijo dándole una mirada por un momento. --"Fui a correr con Naga, y le traje a Asami unos pasteles dulces"--
--"Eso es genial, cariño"--. Senna se levantó de su silla. --"¿Quieres un poco de té? podemos sentarnos y hablar. Creo que Asami aún sigue durmiendo"--
¿Hablar sobre qué?
Lo que más quería Korra era sentarse y hablar con su madre. No habían tenido una conversación real en meses. Sin embargo, era difícil, ya que Korra no sabía qué decir. Sentía como su vida no hubiera cambiado en absoluto una vez que ella comenzó a caminar. Si, ella se estaba volviendo más fuerte y su control de los elementos había regresado, pero no estaba lista para ser el Avatar de nuevo. No importaba cuantas veces tratara de convencerse de lo contrario.
La respuesta --"No, estoy bien"--, estaba en la punta de su lengua, pero Korra cometió el error de mirar arriba, viendo la decepción ya instaurada en los ojos de Senna frente a su vacilación.
--"E-está bien"--, dijo asintiendo mientras sacaba la silla y se sentaba. --"Quiero un poco de té"--
--"¡Estupendo!"-- exclamó Senna, rebosante de alegría mientras se movió hacia la estufa para coger y verter té en una taza. Muy pronto ésta estaba en la mesa frente a ella, con vapor saliendo por la parte superior y lo último que quería Korra era beberlo. --"¿Cómo has estado, cariño?"--
Hoy me escapé de un niño porque estaba siendo perseguida por algo que no es real.
--"Bien"--, le sonrió, forzando el té entre sus labios. Ella no podría hablar si es que lo bebía. Cuando miró a su madre, pudo ver el ceño fruncido de Senna, lo que le causó un dolor de estómago. Mentir a su madre no era algo de lo que Korra disfrutara, pero no tenía ningún sentido intentar explicar lo que había sucedido esa mañana. Sólo volvería a pasar cinco o seis veces más hoy y ¿qué pasaría si ella viera de nuevo aquel horrible brillo en los ojos de su madre? Korra no estaba segura de que pudiera manejar la situación.
"Siempre estás bien", suspiró Senna. "Sin embargo, no actúas como si lo estuvieras. No lo hiciste ayer, o la semana anterior y ciertamente no lo estás haciendo ahora". Ella se inclinó sobre la mesa, colocando una mano sobre la de Korra. --"Puedes hablar conmigo, Korra. Puedes hablar con todos nosotros"--
Korra podía sentir el calor ardiendo en la parte posterior de sus ojos. Sabía que si intentaba hablar su garganta se desgarraría y el hecho de que ella no estaba bien llegaría a ser evidente. Cerró los ojos y respiró largo y profundo y luego exhaló, alejando lejos las lágrimas. Cuando abrió los ojos, vio la figura de pie delante de ella. En cierto modo, le resultaba confortable, un recordatorio de que ella estaba demasiado lejos de poder tener un agradable té matutino con su madre.
--"Sólo estoy cansada"--, dijo mirando de nuevo a su madre, dándole una sonrisa tan brillante como pudo mientras observaba un destello de decepción en los, por general, reconfortantes ojos de su madre. Necesitaba alejarse de esa habitación, las paredes comenzaban a encogerse. Levantándose, Korra cogió su té y la bolsa de pasteles. --"Debería darles éstos a Asami, pero estoy bien, mamá. Lo prometo. Haremos algo más tarde ¿está bien?"--
--"Ok"--, le dijo Senna regresándole la sonrisa, aunque parecía tan falsa como la sonrisa de Korra. --"Te amo, Korra"--
--"Yo también, mamá"--
Tan rápido como pudo caminar sin correr, Korra salió de la cocina dirigiéndose hacia la habitación que compartía con Asami.
No fue difícil de encontrar. Asami estaba sentada en el borde de la cama, frotándose los ojos y con un poco más de ropa con que Korra la había dejado en medio de la noche. Llevaba una camisa rosa con el logo de Industrias Fututo parchada en el brazo izquierdo, tenía el pelo despeinado y sus piernas estaban al desnuda.
--"Buenos días"--, dijo Korra, sosteniendo su bolsa y su taza de té sin terminar. --"Entrega de desayuno"--
Asami se volteó hacia ella, y Korra podría decir que su rutina de 'alegre mañana' no estaba funcionando. Aunque ella no había trabajado en ella, aunque fuera la tercera o cuarta vez que lo intentaba.
--"No tengo hambre"--. Asami se levantó y la camisa roja cayó en cascadas por sus caderas. Korra mordió su labio. Asami era tan hermosa que momentos como ése hacían sentir a Korra como una idiota. Ella tenía a la chica más bella del mundo en su cama todas las noches, y no podía encontrar el valor para quedarse acostada con ella más allá de la mañana. --"Desearía que-"-- Asami se detuvo con un suspiro y en su lugar se dirigió hacia el baño.
--"¿Qué desearías?"--, preguntó Korra, sin saber qué era lo que la había molestado. Colocó la comida abajo y se dirigió tras Asami.
Al detenerse en el fregadero, Asami se dio la vuelta y se apoyó contra él. Parecía dividida entre la ira y la desesperación. Korra pensó por un segundo si debía acortar la distancia entre ellas y abrazarla. Odiaba ser la única que causara en Asami cualquier clase de angustia. Era injusto para ella, injusto para su madre. Ella solo quería detenerse. Estaba cansada de lastimar a la gente.
--"Desearía que me despertaras en la noche cuando no puedas dormir. Podría ayudar. Quiero ayudar, Korra"--
Ése es el problema, Asami.
--"Lo sé"--, respondió tragando su espesa saliva. --"Lo sé. Yo no... no quiero tener que despertarte todas las noches debido a que no pueda dormir. Es más fácil para mí ir afuera y aclarar mi mente, pasar algún tiempo con Naga. Tú no puedes dormir todo el día como ella puede"--, dijo riendo mientras terminaba, tratando de mejorar la conversación, pero no funcionó.
Asami se quedó mirando profundamente los ojos de Korra y ella se encontró vacilando bajo la intensa sombra verde que la estaba mirando. --"Korra, sabes que me puedes despertar para cualquier cosa"--. Asami se empujó fuera de la pileta y dio unos pasos hacia Korra, llegando a envolver las manos sobre sus hombros. --"Si estás teniendo pesadillas, puedo ayudar con eso. No sé lo que ha pasado, pero últimamente pareciera como si ya no quisieras más mi ayuda"--
Korra sacudió la cabeza rápidamente. --"No, yo... yo solo... no necesito tu ayuda con cada... eso salió mal. Mira, solo... esto pasa tan a menudo que para mí está bien, no quiero molestarte con esto"--
--"Sólo quiero que estés ahí por toda una noche. Ya son tres las veces en que he despertado y no te he encontrado"--. Asami suspiró, dejando caer sus manos. --"No quiero sonar necesitada, pero... siempre sucede después de que tengamos sexo y... eso es un poco inquietante"--
La expresión del rostro de Asami rompió el corazón de Korra. La respuesta era tan simple. Lo sintió en la punta de su lengua. No eres tú, soy yo. Las noches que paso contigo son las únicas en que me siento yo misma. Detesto esconderte cosas, despertar a tu lado y saber que te estoy ocultando esto me hace doler el estómago. Dile eso ¡díselo!
--"No es eso"--, dijo finalmente Korra, con su irritación en la garganta.
El agarre a sus brazos regresó. --"Tú... me dirías si es que algo va mal ¿cierto? ¿Si tu espalda vuelve a doler o algo por el estilo?"--
Más culpa. --"No es mi espalda, Asami, lo prometo. Solo despierto y comienzo a agitarme... no hay razón para que las dos despertemos cuando yo no pueda dormir. Está bien"--. Sonrió y aquella sonrisa se sintió más auténtica de todas las que había ofrecido hasta el momento. No era mentira de no quería que sus problemas se convirtieran en los de Asami, no había nada por lo que ella tuviera que preocuparse. El hecho de que Korra no pudiera manejar una situación consigo misma no significaba que debía arrastrar a Asami con ella.
--"Ok"--, suspiró Asami inclinando ligeramente la cabeza. Mirando decididamente poco convencida pero claramente agitada de tratar. --"Voy a tomar una ducha entonces. ¿Quieres hacer algo hoy?"--
Korra se encogió de hombros, con un peso en su pecho mientras observaba la distante mirada de Asami. Tenía que arreglar eso. Podía alejar a sus padres, pero necesitaba a Asami, era la única persona en el mundo que alejaba a sus demonios.
Extendiendo la mano, Korra acarició con el pulgar la barbilla de Asami y sonrió. --"¿Puedo ducharme contigo? Acabo de ir a correr y... podría usarlo"--
--"Korra"--, Asami trató de resistir, pero cuando la mano en su rostro de repente tomó su mejilla, ella se restregó contra ella. Korra vio su apertura y cerró la brecha, tirando de Asami para finalmente besarla. La besó con rudeza, tratando de transmitir semanas de disculpas en un solo momento, en silencio, pidiéndole aceptar su petición, para poder hacer la única cosa que hacía que su relación se sintiera tan cómoda como se suponía que era.
Cuando el beso se rompió, Asami apoyó su frente en la de Korra y lamió sus labios. --"La próxima vez que tengas una pesadilla o no puedas dormir, prométeme que me despertarás"--. Korra suspiró. --"Me refiero a que, tienes que prometérmelo"--
--"Está bien"--, asintió con la cabeza antes de darle un casto beso a Asami. --"Lo prometo"--
Mientras Asami daba un paso atrás y tomaba su mano para guiarla a la ducha, Korra no pudo dejar de preocuparse de lo fácil que se había vuelto mentirle a la gente que amaba.