La Alfa Perdida. Capítulo 7. Por RaeDMagdon

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Hola gente bella, aquí nuevo capítulo del La Alfa Perdida, disfruten mucho el nuevo capítulo, a partir del domingo que viene esto se pondrá interesante 7v7r. Y realmente muchas gracias a lo que se pasan por este humilde blog a leer fic que solo se traduce de fan para fans nwn. Para los que me pregunta por el fic de " Amor Clandestino" pues deben tener paciencia gente bella, la ficker realmente ha estado ocupada por otras cosas que ha pasado en su vida, pero ella me dejo en claro que si lo terminaría de verdad paciencia gente bella nwn.

Advertencia: Este fic tiene contenido omegaverse (futanari) para quienes no le guste está temática, puede pasar de largo nwn.


PD: Los fics no son mios, yo solo traduzco por estos lados siempre dando créditos a sus verdaderos fickers, esto lo hago sin fines de lucros solo de fan para fans :3


***



CAPITULO 7

Korra suspiró y cruzó los brazos alrededor de sus piernas, tenía la mirada perdida y abatida. Sus pantalones tenían varios parches descoloridos, y todavía estaban algunas manchas de lodo, pero estaba demasiado dolida como para preocuparse. No importaba cómo se veía, ni siquiera lo que hacía. Estaba sola aquí, tan separada del mundo como podía, y Toph apenas parecía interesada en ayudarla a recuperarse lo suficiente como para volver a casa. En lugar de parecer un refugio, el pantano comenzaba a sentirse más y más como una prisión.
Peor aún, su cabeza seguía nadando en aquellas extrañas visiones. Cuanto más se adentraba al pantano, más intensos se habían vuelto, persiguiéndola en cada paso hasta que se vio obligada a detenerse. Casi tenía miedo de abandonar la gran raíz del árbol en que se había sentado. Si regresaba al suelo, sabía que los dolorosos recuerdos volverían. Amon, Unalaq, Zaheer... Estoy tan cansada de ver sus caras. Es como si estuvieran siempre detrás de mi, esperando a que...
-"Ahí estas."-
Girando su cabeza, sorprendida, agarrándose de la raíz del árbol para no caerse. Su corazón latía rápido y sus pulmones ardían, pero esta vez, no era ninguno de sus antiguos enemigos. Toph había subido  para unirse a ella y, a juzgar por la expresión de su arrugado rostro, estaba tan mal humorada como siempre. -"¿Tienes ya mi almuerzo o has estado sentada sobre tu trasero todo el día? Otra vez."-
Korra respiró profundamente, tratando de aflojar algo de la opresión en su pecho. -"No. Este pantano... hizo locuras en mi mente. Tuve visiones de todas las veces en que mis enemigos me hicieron daño."- Un estremecimiento la recorrió mientras recordaba algo de lo que había visto. Un pulgar frío clavado en mi frente, la luz de Raava dejando mi cuerpo, el aire yéndose de mi... Todas las veces en que casi me muero. Todas las veces en que fallé.
Toph no estaba impresionada. -"Sí,.."- dijo ella, levantando su mano y con su dedo meñique limpiaba su oído. -"Sabía que algo así podría suceder."-
De forma reflexiva, Korra pasó del miedo a la ira. -"¿Qué ? ¿Quisiste que viera esas visiones?"- Ella entrecerró sus ojos, alzando de manera desafiante su mandíbula. Hacerle frente a Amon, Unalaq y Zaheer una y otra vez en su cabeza ya era bastante malo. Lo último que necesitaba era más "consejos útil" de Toph para más colmo. -"Eres una anciana retorcida , ¿lo sabías?"-
Toph sólo gruñó. -"Mira, sé que quieres mejorar, y también lo quiere el pantano"- Gesticuló con las manos, y su rostro arrugado se suavizó un poco, casi como si pudiera ver los rayos sol caer sobre el agua. -"Puede sentir que estás fuera de balance. Te enseñará lo que necesitas aprender, si estás abierta a escuchar."-
Korra suspiró. Hasta ahora, todo el pantano le había enseñado que sus temores de ineptitud estaban completamente justificados. No puedo vencer a una anciana y ciega Maestro Tierra, no puedo entrar en Estado Avatar, y no puedo relajarme lo suficiente como para sacar el mercurio de mi cuerpo. Maldita sea, ni siquiera puedo lidiar con mis recuerdos. No soy buena para nadie estando así, especialmente para Asami...
Pero tan patética como se sentía, tenía que intentarlo. Se había hecho una promesa a sí misma, para recuperarse lo suficiente como para irse a casa y buscar el perdón de Asami y Yasuko. No podía soportar fallarles de nuevo. No esta vez. Entonces realmente sería tan inútil como pensaba que lo era.
-"Está bien, pantano, soy toda oídos."-
-"Dijiste que viste a tus antiguos enemigos, ¿por qué crees que eso sucede?"-
Korra frunció el ceño. Era una pregunta estúpida que tendría una respuesta estúpida y obvia. Pero muchas de las cosas que Tenzin le había pedido que hiciera mientras aprendía a aire control, también la habían hecho sentir estúpidas y obvias en ese momento. Ella decidió responder con humor la pregunta de Toph. -"No lo sé."- Dijo ella, tratando de no sonar sarcástica. -"Porque a mí y a muchísima gente nos han hecho sufrir."-
-"Suenas como si estuvieras cargando con tus antiguos enemigos, de la misma manera que estás cargando con el veneno metálico."- En lugar de seguir fingiendo desinterés, Toph la miró fijamente, perforando su cabeza. La mirada inquebrantable hizo que recorriera un escalofrío por su piel. -"¿Alguna vez haz considerado que podrías aprender algo de ellos?"-
Resoplando, se hundió aún más sobre sus rodillas. -"Parece que el pantano también está jugando con tu mente."-
-"Mi mente está perfecta, gracias. Escucha, ¿qué quería Amon, igualdad para todos. ¿Unalaq? Trajo de vuelta a los espíritus. Y Zaheer creía en la libertad."-
Korra alzó la cabeza. Por una vez, Toph empezaba a tener razón. Con cautela, miró al rostro de la anciana maestra tierra. Estaba sorprendentemente apacible, y sus blancos ojos lechosos no se estrecharon con molestia. -"Supongo..."-
-"El problema era que todos ellos estaban totalmente fuera de equilibrio y llevaron su ideología demasiado lejos."-
-"Muy bien, cierto. Pero eso no explica por qué siguen atormentándome."-
-"Porque tienes que enfrentar tus miedos."- Insistió Toph. -"No esperes enfrentar a futuros enemigos si todavía estás peleando contra los anteriores."-
Korra permaneció en silencio durante un largo tiempo. Tal vez el peso constante que sentía no sólo se debía al mercurio en su cuerpo. Había estado llevando algo mucho más durante los últimos tres años, y su cuerpo dolía de terror y a su vez, de alivio al pensar en finalmente quedando claro. -"Tal vez tengas razón."- Susurró. -"¿Pero cómo se supone que voy a seguir adelante? Lo he intentado, y nada parece funcionar. ¿Qué pasa si no puedo dejarlo atrás, no importa cuánto quiera?"-
La actitud hosca de Toph volvió al instante. Su mirada llena de ira, gruñendo mientras se ponía de pie nuevamente. -"Chica, ustedes los avatares claramente necesitan muchísima orientación. ¡Arriba! Vamos al Gran Árbol."-
* * *
Durante el mayor transcurso de la semana, Korra había odiado el pantano. Hacía frío y estaba sucia y empapada, apestaba a cosas en las que no quería pensar. El barro se acumulaba entre sus zapatos, sin importar lo cuidadosa que tratara ser, y los insectos se arremolinaban alrededor de ella a dondequiera que fuera. Pero a medida que ella y Toph escalaron por las raíces del Gran Árbol, algo comenzó a cambiar. Cuanto más alto subía, más paz se sentía. La selva parecía brillar bajo los rayos rosa ​​y anaranjado del sol poniente, y una suave y dulce brisa alborotaba su cabello, trayendo el aroma de las florecientes flores. Era difícil creer que este era el mismo pantano en que Toph le había pateado el trasero una y otra vez.
-"Es hermoso."- susurró, volviéndose para mirar hacia atrás por el camino de donde habían venido. -"¿Es así como siempre lo ves?"-
Toph no le hizo caso a aquella obvia broma. En cambio, asintió con la cabeza, casi como si estuviera de acuerdo. -"Las raíces del Gran Árbol se extiende a kilómetros en todas las direcciones, conectando todo este pantano. Tu problema es que has estado desconectada demasiado tiempo Desconectada de ti misma, y desconectada de las personas que te quieren."-
Las personas que me quieren.
Como siempre, los primeros pensamientos de Korra fueron de Asami. El amor de Asami había sido evidente en cada carta. No había dudado después de su experiencia cercana a la muerte cuando enfrento a Zaheer, y no se había desvanecido en esa ausencia de tres años. Asami la había amado libremente, incluso sabiendo que sus sentimientos nunca serían devueltos. Era el acto más valiente que Korra había presenciado en su vida: mucho más valiente de lo que ella había pretendido ser que cuando enfrento a Amon, Unalaq y Zaheer. Recordó lo que Toph le había contado al llegar al pantano, a ver a Su y a Lin, como a todos los demás. Me pregunto. Si me acercó, ¿podría ...?
Arrodillándose, tocó la raíz del Gran Árbol con su palma. Casi parecía llegar hasta ella, a  través de ella, y la profunda sensación de paz que había ido creciendo dentro de ella crecía aún más. Se sentía grande, milenario, firmemente arraigada a la tierra que estaba debajo de ella, pero lo suficientemente alto como para tocar el cielo con las yemas de sus dedos. No había límite en cuanto podía alcanzarlo, y así lo hizo, llegando a la persona que más quería ver...
Parece extraño, pero familiar al mismo tiempo, como volver a casa después de un largo tiempo lejos. Su rostro estaba más lleno y sus curvas eran más generosas, pero las maravillosas características cinceladas todavía están allí. La misma forma en su barbilla, los mismos pómulos, la misma nariz. Sus ojos seguían siendo de un tono verde brillante, pero había dolor en ellos, y su sonrisa se ha perdido... algo. Su cabello era diferente también, recogido en vez de suelto sobre sus hombros. 
Y no estaba sola. Había un pequeño bulto en sus brazos, una niña con hoyuelos en sus mejillas riendo y de piel morena y  tenía trenzas en el cabello desordenada. Sus pequeñas manos se sacudían en el aire mientras buscaba  algo que no podía saber que era. ¡Aion, mamá, aion!"-
Las lágrimas brotaron de los ojos de Korra mientras su cuerpo se estremeció, y no se molestó en limpiar aquellas lágrimas mientras rodaban por sus mejillas. -"Yasuko."- ella susurró, su voz se quebró. Antes, su hija había sido un concepto abstracto, algo que sólo se había imaginado toda las noches mientras trataba de no quebrarse. Pero ahora, ella era real. Yasuko tenía un rostro, una voz y ojos azules que se parecían a los de ella. -"Espíritus, ¿qué estúpida he sido?"-
-"No quieres que responda a eso."- Gruñó Toph. -"La pregunta que debes hacerte es: ¿Qué irás hacer ahora que has parado de estar deprimida y sentir pena de ti misma?"-
Korra paro de seguir llorando y levantó su vista hacia el brillante cielo naranja, dejando que el viento secara los senderos húmedos de su rostro. -"Me iré a casa, donde debería haber estado hace tiempo. Tal vez todavía haya tiempo para hacer esto bien."-
Capturando un movimiento por el rabillo del ojo y giró su cabeza, mirando más allá del imponente Gran Árbol. Algo se acercaba del cielo, y cuando logró distinguir lo que era, su corazón saltó. Un bisonte volador sobrevolaba el pantano, siguiendo la franja del sol poniente. Unas lágrimas frescas fluyeron bajando por sus mejillas cuando tres pequeñas figuras se distinguieron del lomo del bisonte. Saludándola, llamándola desde lo alto y saltando del lomo del bisonte antes de que este aterrizara. -"¡Korra!"-
Korra finalmente se frotó los ojos, sonriendo sus mejillas dolían. -"¡Jinora, Ikki, Meelo!"- Se apresuraron para reunirse finalmente con ella , y abriendo sus brazos. Había pasado años temiendo la primera vez que se reuniría con alguien de su antigua vida, pero al ver a los hijos de Tenzin sólo le trajo felicidad. Le dolía el pecho al darse cuenta de lo mucho que los había echado de menos, una buena forma de dolor.
Ikki fue la primera en hablar. -"Korra, te extrañé mucho..."-
Korra se encontró riendo mientras le daba a Ikki un fuerte apretón. -"Yo también los extrañé mucho, ¿cómo encontraron el camino hasta aquí?"-
-"Jinora percibió tu energía, sabía exactamente dónde encontrarte."-
Jinora se inclinó hacia ella para abrazarla, e Ikki se acercó para dejar espacio. -"Pero jamás estaríamos aquí si no fuera por Ikki."-
-"Y jamás me hubiera enojado y encontrado con esos soldados si no fuera por Meelo."
Meelo se quedó detrás de sus hermanas, con las manos en sus caderas, y su rostro elevado. -"Trataba de endurecer a estas mujeres, pero supongo que fue un trabajo de equipo..."- Después de un momento, no pudo resistirse a unirse a ellas, en aquel enredo de abrazos. Korra casi caía intentando sostener a los tres al mismo tiempo, pero a ella no le importó. Se sentía más ligera de lo que había estado en años, y ya no estaba sola.

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