Como siempre digo el fic no es mio es de su autora Josy1986 :3
Capítulo 1
El barco se balanceaba lentamente de un lado a otro mientras iba navegando suavemente sobre la superficie del agua. La tripulación de la nave trabajaba duro para llegar a su destino lo más rápido posible. Los dioses les había bendecido con una brisa que colmaba totalmente sus velas.
Debajo en la profundidad de la cubierta, yacían esclavos que habían sido capturados. Entre ellos se encontraba una joven mujer. Su piel era tan pálida como la leche. Su cabello negro como el carbón. Sus ojos verdes como esmeralda.
Sentada en el suelo de madera. Solitaria. Tenía sus ojos rojo e hinchados de tanto llorar. Sentada con sus rodillas apoyada en su pecho. Sus manos rodeaban sus piernas y su cabeza descansaba sobre sus rodillas. Miraba a su alrededor, sus lágrimas lentamente rodaban sobre su pálida mejilla.
A pesar de que estaba oscuro allí abajo, los ojos de la adolescente podía ver por ahora. Viendo a un grupo pequeño de esclavos que estaban sentados unos al lado del otro.
Un padre consolaba a su esposa.
Una madre tranquilizaba a sus hijos asustado, diciéndole a ambos que todo estaría bien.
La adolescente de cabello negro se estremeció. Estaba helada. Hambrienta. Pero sobre todo, el miedo recorría su piel. ¿Cuánto tiempo pasaría para que vinieran por ella nuevamente? ¿Unas horas? ¿Unos días? Vendrían por ella, siempre lo hacían. Desde que fue capturada. Dos de los hombres que la había capturado en la ciudad en la que ella solía vivir desde pequeña. No tuvieron piedad.
No escucharon sus súplicas. Parecía hubieran estado alimentándose que los gritos de misericordia. Sus lágrimas parecían parecían estimular más cuando ellos la tomaron.
Una vez que que estuvieron en el barco, aquello pareció empeorar. Había sido lo más lindo que pusieron sus ojos ya hace varias semanas. Sus gritos hacían eco por todo el navío pero nadie sintió compasión por la joven.
El abuso sexual parecía no ser suficiente para la mayoría de ellos. Disfrutaron en golpearla y patearla. Solo por diversión. Sólo por verla sangrar en el suelo. Llorando. Y entonces todo volvería a comenzar otra vez.
Lanzando un suspiro tembloroso y tragando saliva. Cerró sus ojos y se imagino que estaba en otro lugar. En su mansión en aquellos hermosos prados rodeados por edificios. Un ciervo pastando tranquilamente junto con el resto del pequeño rebaño. Aquellas hermosas moradas que creció en su jardín personal. En su madre y su padre. Había estado en lugar equivocado y el momento equivocado de la ciudad cuando aquellos asaltantes atacaron.
Se estremeció cuando la puerta se abrió de repente. Antes de que pudiera hace algo, unas manos ásperas se posaron en sus débiles brazos arrastrándola afuera. Pidiéndole ayuda a alguien. A cualquier persona. Pero nadie vino a su rescate.
Horas después. Ella fue arrojada de nuevo a su habitación donde había sido llevada a la fuerza. Ella golpeaba el suelo de madera con fuerza y lanzo un gemido lleno de dolor. Quedándose allí varios minutos. Orando para que el inmenso dolor disminuyera. Cuando eso no sucedió, ella lentamente regreso a su rincón. Tenía algunas heridas frescas en su espalda. Alguien había encontrado la manera de lastimarla y la tripulación se reía cuando aquel hombre rasgo su vestido, exponiendo la desnudez de su espalda. Tenía la mano atada al mástil del barco.
Enterrando su rostro a las dos manos atadas y empezó a llorar. Todo su cuerpo se sacudió violentamente por sus sollozos desgarradores y por aquellas lágrimas amargas. Todas esas memorias yacían frescas en su mente. Nuevas magulladuras. Nuevas heridas. Nuevas cicatrices. No tenía idea de cuanto tiempo había pasado, pero sus sollozos finalmente se calmaron, quedándose dormida por el agotamiento.
Ella quedó sola por días y probablemente sabía el porque. Había oído a aquellos hombres, los cuales estaban afuera y cerca de la puerta, hablaban acerca de otro cargamento de esclavos. Algunos de los esclavos que estaban a bordo, serían liberados a cambio de rescate.
Tal vez sería también la afortunada. Dejó escapar un profundo suspiro y se llevó una mano a su frente. Hacia mucha calor, pero no por el ambiente. Estaba temblando pero a su vez caliente. Estaba constantemente con frío. Una fina sábana y lo que quedaba de su sencilla vestimenta, traje de lino, no hacía nada para mantenerla caliente.
Estaba enferma y lo mismo pasaba con su aspecto, nada estaba mejor. Sus heridas, la falta de una adecuada nutrición y la higiene probablemente era la causa de su enfermedad.
Las horas parecían pasar muy lentamente. Ellos había atracado en algún sitio. Algunos cajones fueron descargados y dos hombres bajaron con varios prisioneros para llevarlos de regreso a la cubierta superior.
Otros prisioneros fueron dejados atrás, incluyendo a la belleza de pelo azabache. Exhalando profundamente, con sus ojos cerrados y su cuerpo aún temblando ligeramente.
La puerta se abrió de nuevo, pero estaba vez, a las personas las guiaban. Sonidos de cadenas y pasos suaves llegaban a los oídos de la adolescente. Uno de los asaltantes sostenía una lampara de aceite en sus manos.
"¡Será mejor que se comporten! ¿O quieren que los azote con Lashin (nombre del latigo) en sus espaldas?" Gritando como si hubiera una fiesta adentro. Un parche cubría su ojo izquierdo. Su barba parecía sucia y que aún parecía ser que tuviera trozos de comida atrapados en el. Sus ropas estaba cubierta de manchas, despedía aquel mal olor de cerveza barata y desechos humanos rodeaban la presión, que a cualquiera le revolvería el estomago.
La belleza de cabello negro lo recordaba muy bien. Había sido el último de tomarla a ella cuando llego ella al navío. Probablemente porque sus compañeros asaltantes no querían que ella oliera a él cuando la usaba. Tragó saliva, en un intento de no vomitar. Tanto por el hedor como por el horrible recuerdo.
Volteó su mirada al grupo que acababa de entrar de nuevo. Uno de ellos, una joven adolescente le frunció el ceño al asaltante, escupiéndole. El hombre cerro su puño, preparado para golpear al joven en el rostro, pero un hombre más alto se dirigió al lado de la mujer más joven. Gruñendo como un animal salvaje, el asaltante dio un paso atrás sorprendido por la ferocidad del hombre alto.
"Bárbaros asquerosos... su vendedor estaba en lo cierto, que aún deben ser domesticado". Otro asaltante dijo, dirigiéndose a los nuevos prisioneros. Uno a uno sus cadenas cayeron al suelo, "Si se comportan, se les tratara de manera justa. Si no lo hacen, desearan no haber nacido".
El tuerto sonreía mientras se volteaba a la belleza pálida. "Creo que es el momento perfecto para un poco de diversión, cariño". Sonriendo. "Tráiganla acá." Le ordeno a otro de los asaltantes.
"¡No! ¡No por favor!" Gritaba y trataba de alejarse. Gimió cuando sintió unas manos ásperas agarrar sus muñecas y la atrajo hasta sus pies. "¡Por favor! ¡Estoy a-aún sangrando des-desde la última vez!" Apenas era capaz de sostenerse con sus piernas mientras era arrastrada a una puerta.
"Cállate que empezaremos zorra. Conocemos...-" Parpadeo rápidamente cuando de repente vio a una adolescente de la tribu de agua envolver sus brazos alrededor de la joven más pálida alejándola. Jalando a la mujer de cabello negro de las manos de aquel hombre. Antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, ella fue colocada hacía atrás y de pronto se encontraba rodeada por el grupo que había llegado no hace mucho.
"¡¿Qué carajos?! ¡¿Qué esta pasan-?!" El tuerto grito dando unos pasos hacía adelante. Una sureña alta le gruño y el resto del grupo se unieron. "¡Jo-jodidos bárbaros...!" murmuró mientras le tomaba la camisa unos de su grupo de asaltantes. "¡Jodamolos! ¡Vamos!" Ambos desaparecieron de la vista y la puerta estaba cerrada. Ambos accidentalmente dejaron caer lampara de aceite sobre la cubierta, la prisión se volvió oscura.
Un hombre alto asintió y dijo algo en un idioma que la mujer de cabello negro no entendía. Volteó al mirarla, su rostro tenía una sonrisa y era amable.
Una joven la abrazo lentamente, colocandola sobre el piso de madera. Le estaba agradecida. Sus rodillas y piernas le dolían. Mirando a la otra chica que aún la sostenía firmemente en sus fuertes brazos. Aquellos ojos de color zafiro la miraban con amabilidad.
"Gra-gracias". Se las arreglo para decir aquella palabra, su voz era débil y temblorosa.
La otra chica le sonrió y le asintió con la cabeza. "Bienvenida..." Su voz apenas era un susurro.
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Y bueno mi gente bella espero que les agrade como apenas se va desarrollando el fic realmente sufrí al traducir este primer capítulo, mi kokoro se arrugo mucho al ver a Asami sufrir tanto :c
Esta fuerte la historia. Espero las siguientes traducciones :)
ResponderEliminarLo se muy fuerte créeme >.<!
EliminarClaro sin duda mujer =)
Eliminarme parece interesante.... aprovecho de mencionar que es mucho calor, no mucha calor :)
ResponderEliminari know error de dedo no mas :v
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