Esclavitud, Capítulo 2 por Josy1986

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Hola mi gente bella muy buenas tardes a todos en este domingo y bueno se que el fic empezó wooow  muy fuerte x'D bueno les diré que el fic en si es así parte kokoros mucho realmente espero disfruten el nuevo capítulo de "Esclavitud"

Y como siempre digo el fic no es mio, es de Josy1986 =)



Capítulo 2

La joven sureña observaba a la belleza de cabello negro de arriba hacía abajo. Mordiendo su labio con ansiedad, entrecerrando sus ojos ligeramente. Pensando en lo que le iba a decir a la mujer de piel pálida que sostenía. Quería estar segura de que tenía las palabras correctas. Hasta que finalmente parecía tener algunas palabras correctas para que la mujer entendiera. 

"Tú... ¿Asami?" Le preguntaba lentamente. 

Los ojos de la otra mujer se abrieron totalmente muy conmocionada. Asintiendo lentamente, con un corazón latiendo a mil por horas. "S-Si."

La sureña tenía una amplia sonrisa. "Bien..." Lentamente liberaba a Asami de su abrazo y hundió su morena mano dentro de algún bolsillo de su ropaje tradicional sureño. Sacando una papel entre ello para dársela a Asami.

Unas manos temblorosa tomo dicho papel de la mano de la otra mujer, comenzando a leer. 

Era un cartel de recompensa para cualquier persona que pudiera traer de vuelta a Asami Sato, heredera e hija de Hiroshi Sato y Yasuko Sato, sana y salva. Aquello fue impreso en 3 idiomas distinto, unos de los cuales era la lengua de la Tribu de Agua tanto del Norte como del Sur.

Estas personas llegaron hasta aquella embarcación para salvarla. Unas lágrimas corrían lentamente por sus mejillas, cayendo en la realidad. Por fin iría a casa, después de todas estás semanas. Finalmente... Su pesadilla había terminado. 

Asami no pudo evitarlo y envolvió en un abrazo a la otra mujer, ignorando todo su dolor interno y el que sentía por todo su cuerpo, sollozando de pura felicidad contra el cuello de la mujer de piel morena. 

Un brazo fuerte la sujetaba nuevamente y unas manos suaves le daba palmaditas suave para hacerla sentir cómoda. Estremeciéndose cuando aquellas manos hicieron contacto y que poco a poco se retiraron. Su respiración era corta y desigual. Negando con su cabeza. "Ellos me lastimaron..." susurrando, mientras sus ojos verdes ahora estaba centrados mirando al suelo. 

La sureña entrecerró los ojos, dos manos cálidas acuno el rostro de la mujer dañada, haciendo subir su mirada. Esmeraldas se encontraron con zafiros. "Muestra..." Intentando preguntarle en voz baja. 

Asami se congelo por aquella solicitud. Sentía como su corazón casi subía por su garganta cuando vio aquella mirada amable. Asintió lentamente, comenzándose a voltear para que pudiera observar las heridas. La otra mujer la detuvo, colocándose detrás de ella. Había estado usando una sábana que sirvió para cubrir su espalda en un intento de proteger sus heridas de la suciedad. Lanzando un gemido cuando lentamente se retiro aquella sábana, exponiendo las heridas que estaban infestada. 

Sintió unos dedos deslizarse sobre su espalda. Presionaba suavemente en cierto lugares de su piel suave, examinando lo mal que estaban aquellas heridas. La mujer de piel acaramelada le dijo algo a los hombres de la tribu en su propio idioma. Pareció que ellos le pidieron algo y volvió a repetir de nuevo lo que había pedido. Ellos asintieron y voltearon, acercando la lámpara de aceite que ahora estaba casi al lado de Asami que la miraba por encima de su hombro. Uno de los hombres traía un odre lleno de lo que al parecer era agua. 

"Intenta relajarte". Decía la mujer detrás de ella, que se había ahora sentado. La mujer de pelo azabache finalmente se sentó entre sus piernas. Su espalda expuesta a la sureña, asintiendo a las palabras de la mujer. 

Asami volteó su mirada hacía la pared, cuando de repente notó un débil resplandor que llegaba desde la cubierta hasta la prisión. Aquella luz no tenía nada que ver con la luz que emitía la lámpara de aceite. Antes de que pudiera voltear para mirar por encima de su hombro, sintió como el dolor de su espalda disminuía y desaparecía por completo. 

No puede ser. ¿Ella es...? ¿Ella es una maestra agua? Pensó. Tenía sus manos sobre el suelo, inclinándose un poco y tratando de disfrutar de aquella sensación de euforia al máximo. 

Aquel tratamiento se prolongo por varios minutos antes de que el débil resplandor desaparecía lentamente de nuevo. Dejando escapar un suspiro de alivio. El dolor se sentía poco, menos intenso que antes. Ella llego a los lugares más recónditos de su espalda en donde sus heridas estaban. Aquello no se sentía sensible al tacto y aunque aun dolía un poco, ella sabía que la infección se había ido ya. Sus heridas estaba cicatrizadas. La morena alejo sus manos de la espalda y Asami sintió algo que algo suave fue colocado sobre sus hombros.

La sureña le había colocado una parka sobre los hombros de Asami, moviéndose de nuevo para poder verla. La mujer herida le sonrió y le susurró un suave "gracias" que fue respondida por una brillante sonrisa. 

La joven mujer se sentó delante de ella, con las piernas cruzadas. Llevaba una blusa sin mangas de color azul claro que abrazaba todos los lugares de su torso. Sus brazos tonificados parecían impresionante y Asami no dejaba de mirar como sus bíceps bajo aquella piel bronceada. Volviendo a la realidad se dio cuenta de que la mujer tenía otra odre llena de agua, colocándosela cerca de ella. "Bebe". Le dijo y no se lo tenía que pedir dos veces. 

Tomando la odre y acercándoselo a sus labios de color rosa después de quitarle el corcho a aquella bolsa y bebiendo como si no hubiera mañana. El líquido era refrescante para su garganta seca y adolorida. Suspirando feliz, trago por última vez antes de retirarse la odre de sus labios otra vez, devolviéndosela a la mujer que tenía delante.

Ella sonreía tomando la odre de las manos de la mujer de piel nívea. Colocandola junto a ella en el piso de madera. "¿Te sientes mejor?" le dijo, no estaba segura si las palabras que salían de su boca eran las correctas. 

Asami asintió, "Si, gracias. Otra vez... Yo..." De repente se dio cuenta que ella ni siquiera sabía su nombre, "Lo siento...¿Cual es... tu nombre?" Pregunto lentamente. 

La sureña entrecerró los ojos ligeramente mientras trataba de entender aquellas palabras en su mente para dar una buena respuesta. Movió su mano hacía el pecho. "Nombre, Korra." Moviendo su mano hacía a Asami y sonrió, "Tu Asami, ¿Si?" 

Asami no pudo evitar sonreír y asintió con su cabeza. "Si... Yo..." Se estremeció y sus ojos se abrieron por el miedo cuando oyó golpes en la puerta. Antes de darse cuenta, Korra la hizo voltearse, apoyando su espalda contra la sureña. Unos brazos morenos rodeaba firmemente su ser debilitado. Su cabeza se inclino hacia el hombro de Asami. Oyendo un susurró en su oído. "Seguro....no estar...Asustada." 

Asami respiro profundamente con un dejo de temblor. Echándose hacía atrás nuevamente. Queriendo desaparecer y desvanecerse en la sureña que le proporcionaba tanta protección y calidez. Moviendo una de sus manos al cálido cuello de Korra y luego escondiendo su rostro en el cuello del lado opuesto de donde se encontraba su mano. 

Un hedor familiar entró por la nariz de Asami, comenzando a temblar de nuevo. Oyendo unos pasos que parecía que se acercaba a donde estaban ellas. 

¡Regresaron...! ¡Regresaron! Oh, por favor... Por favor, déjenme en paz...

No se atrevía a moverse. Todo su cuerpo se tenso cuando los pasos se detuvieron, seguido por el sonido metal chocar en el suelo de madera. Estremeciéndose y quedando sin aliento por el terror puro que sentía. Los brazos de Korra rodeaba su cintura, atrayéndola más hacía ella. Pudo oír un gruñido que procedía de la joven de la Tribu Agua mientras presionaba más contra si a la belleza de pelo azabache. Asami trató de ignorar el dolor que el abrazo de Korra causaba. Toda sus costillas y abdomen se estremecieron. 

"Tiempo de cenar perras..." El sujeto miró a las dos jóvenes y murmuró algo en voz baja. Mirándola de arriba a abajo, como pensando cual sería la mejor opción, antes de que se diera vuelta otra vez alejándose de ellas. Aquella mirada fija y mortal que recibió de la adolescente bronceada probablemente ayudo a elegir mejor alejarse de ahí. 

Con un golpe fuerte, la puerta se cerro de nuevo. Le tomó un minuto a dos a Asami para atreverse a mover de nuevo. El corazón le latía de prisa y se sentía de nuevo enferma. No la había tocado. La habían dejado sola. Mirando que un pequeño plato de metal que fue colocado en el suelo frente a ellas. Contenía pan y algo que alguna vez había sido fruta. No quería comer, pero era eso o morir de hambre. 

Cuando ella quería tomar lo que contenía aquel plato, una mano la detuvo a tiempo. Mirando a la mujer que tenía una mirada de perplejidad en su rostro. Zafiros se encontraron de nuevo con sus esmeraldas.

"No". Ella simplemente dijo. "Comida mala". Luego volteó su mirada a donde estaba un sujeto alto de la Tribu de Agua, haciéndole señas para que se acercara. Sentándose en posición opuesta, sonriendole a ambas con una brillante sonrisa. "Asami. Tonraq." Ella decía mientras movía su mano de Asami hacía el hombre delante de ellas. "Tonraq. Asami". Diciendo ella moviendo su mano a otro lado a su vez. 

Tonraq hizo una pequeña reverencia con su cabeza a Asami. "Aplauso". 

Korra se echo a reír y negó con la cabeza. "Un placer." Decía entre risa viendo como Tonraq trataba de decir una palabra de un idioma que no era el suyo. 

Tonraq sonrió, asintiendo con la cabeza. "Un placer." Diciéndolo ya, correctamente.

Asami no pudo evitar sonreír y le devolvió el gesto con algo de dificultad. Sintió un golpe suave sobre su costado. Mirando a Korra con curiosidad. 

"Él... mi padre." Ella dijo y vio como los ojos verde se abría mucho conmocionada. 

"No..." 

"Si". Sonreía feliz  y volteó donde estaba su padre, mientras sus manos por un momento desapareció.

Tonraq buscaba algo dentro de su parka. Cuando sus manos salieron de los bolsillos, que contenía una manzana y un trozo de pan que era del tamaño de su mano. Acercando los dos elementos a Asami para que los tomara. 

"No, no... No puedo... Yo..." Oyendo como su estómago decía todo lo contrario. Sonrojándose cuando Tonraq y Korra se rieron ligeramente.

"Come..." La mujer bronceada dijo, tomando el pan de la mano de su padre que termino colocándosela en la mano de Asami. "Más". Añadió e hizo un gesto a Tonraq quien le hizo un guiño, asintiendo. Los otros hombres hicieron lo mismo que Tonraq. Sus manos se metieron a los bolsillo de sus parkas que tenían más comida. 

¿Cómo ellos pudieron liberarse? Ellos habían sido vendidos por otros esclavistas. ¿Y si no se hubieran deshecho de las posesiones de ellos antes de venderlos? ¿O todo eso había sido un truco...?

No tenía más tiempo de pensar. Ella se sintió alentada por Tonraq y su hija para que comiera. Y así lo hizo, despacio. Quería sentir el sabor de la comida. Nunca en su vida había sido tan feliz por el simple sabor de un pedazo de pan y manzana. El trío disfruto de la supuesta cena y Korra empezó una pequeña charla con su padre. 

Lento pero seguro, pasaban las horas. Apagaron la lámpara de aceite que hizo que se oscureciera por toda la cubierta de la prisión, que había sido apagado por uno de los hombres de la tribu. Todos ellos encontraron un lugar para dormir. 

Ambas mujeres se habían establecido en el suelo, Asami coloco su cabeza sobre el hombro de Korra. Un brazo moreno rodeo sus hombros en un abrazo seguro. Era cálida, olía a humo y sal. Una combinación extraña pero que sin embargo, la belleza de cabello negro disfrutaba. Sintió sus parpados cada vez más pesados y luego de unos segundos la mujer herida cayo dormida. 

Dormir había sido fácil para ella, pero eso no significa que no se produjeran pesadillas. Daba muchas vueltas estando dormida. Haciendo que con sus movimientos despertara a Korra en el medio de la noche. Parpadeando un par de veces. Vio como la joven se retorcía y gemía en sueños. Su rostro tenía una mezcla entre miedo y dolor. Estaba comenzando a respirar rápido pero bajo. Incluso en sus propios sueños no se siente segura... pensó con tristeza. Oyendo un grito ahogado y decidió cambiar de posición, sentándose y apoyando su espalda contra la pared y llevo a Asami, que estaba entre sus piernas a la altura de su pecho y con ternura le acarició el cabello negro. { "Shh... Estás bien... Estoy aquí... Ahora estás a salvo."} Le susurraba. 

Asami lentamente se detuvo en moverse mucho y se calmo, acomodándose sobre el pecho de Korra. Comenzando a respirar con calma de nuevo y su expresión facial volvía a la normalidad.

Korra sonrió y continuó acariciando el cabello negro de Asami por un poco más tiempo. Escuchando la respiración suave de la heredera, que ahora era lenta y no había una señal de miedo en ella. {Estoy aquí..."} Murmuró antes de que poco a poco quedara a la deriva de la tierra de los sueños.
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Y bueno mi gente este es el segundo capítulo del fic, ya se sabe como es esto que le costará mucho superar esto a Asami en este universo alternativo >.<! Lo que se encuentra en llave {} es que Korra habla en su idioma natal =D

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