Resumen
Korra y Asami Sato se conocieron
cuando tenían diez y once años de edad. Asami hija de padres ricos y Korra, la hija de su
empleada doméstica, se convirtieron en
las mejores amigas, pero ambas sabían su
lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna de que se convertirían en amantes... También nunca hubo duda de que Asami se casaría y mantendría su posición social en la
comunidad.
CAPÍTULO
3
— ¿Sabías
que eras gay cuando tenías doce años?
Korra se echó a reír —No sabía lo que significaba ser gay, sabía que no me gustaban
los chicos
— ¿Ya te
habías enamorado de ella?
Korra asintió —Sin embargo, no estoy segura de que lo supiera. Era la amiga
que tenía que esconderse de todo el mundo. Sabía que eso volvía loca a su madre.
Ella hizo todo lo posible para separarnos.
— ¿No le
gustabas?
—No tanto
eso. Siempre fue cordial conmigo. Pero la amistad que Asami y yo teníamos, ella
quería que la tuviera con uno de los del grupo del club de campo.
Se aseguró de que Asami pasara mucho tiempo con ellos. Clases de
tenis, clases de natación, clases de equitación. Baile. Todas las actividades
que no me involucraran.
—Pero al
final del día, Asami llegaba a casa, contigo— dijo Kya con una sonrisa —Estoy segura de que eso le preocupaba a su madre.
—Asami
nunca logró mejorar con las matemáticas, así que traté de ser su tutora. Pero
no podíamos dejar que su madre lo supiera. La primera vez que nos atrapó, yo
tenía trece años.
* * *
—Korra,
simplemente no tiene sentido para mí ¿Por qué tiene que ser tan difícil?
—No es
difícil. Simplemente no lo entiendes. Vas a ir pasar a otro grado de secundaria
muy pronto. Se va a poner mucho más difícil. Estaban sentadas con las piernas cruzadas en el piso de la
sala de estudio de Asami.
Asami se dejó caer dramáticamente, cubriendo sus ojos con un
brazo.
— ¿Otro
grado? No puedo hacer operaciones matemáticas básicas y ¿estás mencionando que
se volverá más difícil?
Los ojos de Korra siguieron el largo de su cuerpo, aterrizando
en su axila expuesta. Sonrió diabólicamente, luego atacó, haciendo cosquillas a
Asami sin piedad.
Asami se retorció, riendo mientras palmeaba las manos de Korra
— ¡Detente!
Voy a vengarme, Korra.
—Promesas,
promesas— dijo cediendo
finalmente.
Asami sonrió —Odio cuando haces eso.
— ¿Sí?
¿Entonces por qué sonríes?
Asami se sentó nuevamente, sin dejar de sonreír mientras la
miraba —No lo
sé. Me haces feliz.
A Korra le inundaba una sensación extraña en el estómago
cuando su amiga la miraba de esa manera. Asintió con la cabeza —Tú
también me hace feliz
El silencio perduró mientras se miraban la una a la otra.
Korra finalmente apartó la mirada y alcanzó la tarea de Asami.
Estaba a punto de avanzar a otro problema cuando la puerta de la habitación de
Asami se abrió. Unos segundos más tarde, la señora Sato se situó en el umbral
de la sala de estudio
— ¿Niñas?
¿Qué están haciendo?
Korra miró al suelo, sin hablar. La Sra. Sato la asustaba.
Pero las palabras de Asami le hicieron levantar la cabeza.
—Estoy
ayudando a Korra con su tarea— dijo Asami —Eso está bien ¿no es así?
— La Sra. Sato deslizó su mirada hacia Korra, instándola a
responder.
—Necesitaba
un poco de ayuda en…matemáticas— dijo en voz baja —Ya que Asami es tan buena en eso y todo...
La Sra. Sato asintió —Sí, bueno, nuestro sistema escolar público tiene tantas
carencias en ese sentido. Por supuesto que Asami te puede ayudar, Korra. Ella
tiene una educación más formal que la tuya, eso es razonable— sonrió
rápidamente, luego había terminado —Vine a decirte que tu padre tendrá un huésped de negocios para
la cena. Tomarás tu cena aquí, querida. Haré que Stella te traiga algo
—Sí,
madre
—Bueno,
sigan adelante
Tan pronto como se cerró la puerta, irrumpieron en un ataque de
risa — “Eso es
razonable” — imitó
Korra.
— “Sigan
adelante” —dijo
Asami con acento británico recortado, provocando más risas.
—Así que,
señorita sabelotodo, ¿qué vas a enseñarme?
La sonrisa de Asami se desvaneció —Lo siento. Pero si sabía que me estabas ayudando, bueno...me
enviaría a un verdadero tutor, uno al que le pagarían mucho dinero. No es
permitido que seas más inteligente que yo
— ¿Porque
soy la hija de la sirvienta? — Korra no quería estar enojada, pero lo estaba.
—Korra,
ya sabes cómo es Korra se puso de pie, con la intención de irse —Sí, lo
sé. Nunca voy a ser tan buena como tú, sin importar qué Asami también se levantó agarrando su brazo mientras se
volteaba para irse —Eres
mi mejor amiga. No te vayas, por favor Korra miró la mano que sostenía su brazo. Una vez más, la inundó
una extraña sensación en el estómago y no sabía lo que era. Lo que sabía, sin
embargo, era que le gustaba.
—Sólo
quieres tenerme alrededor, para así no fallar tu prueba de mañana— dijo
mientras su enojo se desvanecía dando paso a las bromas.
—Sí. Esa
es la única razón por la que te tolero— Asami aceptó con una sonrisa.
Entonces sorprendió a Korra…y probablemente a sí misma…tirando
de Korra hacia ella y abrazándola fuertemente.
Korra estaba temblando cuando sus brazos se deslizaron
alrededor de la pequeña cintura de Asami. Las volteretas en su estómago
aumentaron y cerró los ojos preguntándose qué le pasaba.
Asami tenía una expresión divertida en su rostro cuando se alejó.
Se miraron la una a la otra durante mucho tiempo, entonces Asami asintió como
si hubiese encontrado una respuesta a una pregunta no formulada.
Korra asintió también, fingiendo que no sólo conocía la
pregunta, sino también la respuesta.
—
¿Quieres ver la televisión?
Korra miró los papeles en el piso — ¿Qué pasa con la prueba? —Es una
causa perdida— dijo
Asami.
—Pero…
Su protesta fue cortada cuando Asami agarró su mano y la condujo
a la pequeña sala de estar que se encontraba junto a su dormitorio.
—Sólo por
un rato. Stella traerá mi cena a las siete. Tu mamá te estará esperando abajo Korra se sentó al lado de Asami en el sofá, olvidando las
matemáticas — ¿Tu
madre estará enojada? Asami negó con la cabeza
—Ella no
va a volver aquí. Se está preparando para su invitado de la cena Korra intentó relajarse, pero ni siquiera podía comenzar a centrarse
en el televisor. Asami se acercó más a ella y se sentaron allí, sus muslos
juntos y apretados, ambas mirando de la TV hacia una a la otra. Cuando Stella llamó a la puerta, Korra
y Asami se apartaron la una de la otra con culpabilidad. Korra no tenía ni idea
de que debía sentirse culpable. Aun así, con una última mirada a los ojos de Asami, le dió las
buenas noches apresuradamente.
ayayai :3
ResponderEliminarLa inocencia :3
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