Esclavitud, Capítulo 12 por Josy1986

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Hola gente bella muy buenas tardes y feliz domingo para todos, como ven ya estoy a punto de liberarme de mis deberes con la uni, así es, por fin vacaciones *w* realmente este semestre no estuvo tan difícil por eso siempre podía tener un tiempito y subir fic :3. En fin aquí les traigo nuevo capítulo de "Esclavitud" =D

Como siempre recalco el fic no es mio, es de Josy1986 =)


Capítulo 12

Había pasado ya dos meses desde la visita nocturna de Noatak. Hizo que todo fuera un poco peor. Después de que se había ido, ensangrentada y herida, camino hacia el cuarto de baño. En el medio de la noche, pasó muchas horas dentro tratando de quitarse aquella sensación de suciedad de Noatak que le había dejado. Se movía por toda su cama lo que restaba de tiempo hasta que el sol se mostró en el horizonte. El dolor que sentía en su abdomen había sido difícil de soportar en aquellos días y su madre le llego a preguntar que le sucedía, a lo que ella culpaba al dolor causado por la menstruación.

Para empeorar las cosas, no había recibido tampoco más cartas de Korra. Todos los días tenía esperanza de que Lee le dijera que había recibido una carta de parte de ella. Cada día sus esperanzas moría al no recibir noticias de ella.

Poco a poco, su futuro esposo se hacía a cargo de las decisiones que ella debía tomar. Él eligió su vestido de novia y el color que decidió fue un gris muy opaco. Asami siempre deseo casarse con un vestido blanco, pero el color blanco representaba la pureza, la cual había perdido.

Había pasado dos meses desde aquella visita nocturna, pero su abdomen todavía estaba adolorido. Tenía problemas para caminar correctamente y trataba de evitar estar de pie todo lo que le fuera posible, también evitaba a su futuro esposo y pasaba la mayor parte del tiempo con su madre cada que podía. Yasuko trato de estar allí para su hija, pero cada vez que le preguntaba que le sucedía a su hija, ella le aseguraba que no era nada.

Con el corazón encogido, observaba lo delgada que había llegado a ser en los últimos meses. La mujer mayor observaba a su única hija y como aquella niña se convertía en una sombra de si misma. Le dolía el corazón cuando vio los ojos rojos de Asami, supo que había estado llorando. Si solo le dijera que era lo que estaba mal.

Asami sabía lo que estaba haciendo su madre y lo preocupada que estaba. Pero no podía arriesgarse a decirle la verdad. No quería que sus padres vivieran en la calle. Así que tenía que seguir con aquello adelante sin ninguna queja.

Hoy, su padre le había sugerido que pasará algún tiempo con su prometido. Oh, como a ella le hubiera encantado no hacer nada de eso. Quería decirle que no, realmente quería decirle lo que en realidad pensaba pero cuando Noatak la miraba, aquellos ojos azules fríos parecía que podía ver a través de ella, para que estuviera de acuerdo.

Él cenó junto con ella por la noche. Una cena que Asami había preparado. Así que el sabría si era una buena cocinera para él como para sus futuros hijos. Así que ella hizo lo mejor. Trato de cocinar un platillo tradicional de la Nación de Fuego con la ayuda de su madre.

Cuando llego al comedor y se sentó, sus ojos se abrieron como plato al darse cuenta del tipo de platillo que ella hizo. Había hecho un soufflé super condimentado, una especialidad de la Isla Kirachu.

Nunca se había sentido tan insultado en toda su vida. Después de todo, un maestro fuego le había hecho aquella cicatriz en su rostro. El haberle servido un platillo de la Nación de Fuego fue el colmo; había tirado el plato al suelo y para empeorar las cosas, había abofeteado a la joven con el dorso de su mano. Justamente al otro lado de su rostro. Fue tanta la fuerza que la envió al suelo que durante varios segundo la dejó mareada.

--"¡Una vez que nos casemos, me asegurare de enseñarte las reglas de nuestra cultura!"-- Le había gritado a ella y luego la dejó sola como si nada hubiera pasado.

Se sentó en el suelo de mármol, aturdida y conmocionada. Con su mano sobaba su mejilla y pensó que ya no podía soportarlo más. Lentamente se puso de pie  y casi a rastra fue hasta su dormitorio. Sentía náuseas y llevo su mano al abdomen en un intento de calmar aquella ganas de vomitar.

Cuando por fin llego a su dormitorio, tomó su bata de dormir de color negro y se lo coloco. Trató de por lo menos, conciliar y tener un decente sueño está última noche antes de que todo pudiera cambiar. Deslizo su manta sobre su piel y por una vez, no le tomó mucho tiempo antes de que ella se durmiera. Aún sus sueños estaban llenos de terribles recuerdos pero no la despertaban.

Finalmente, cuando despertó, estaba más decidida que nunca. La casa estaba silenciosa. Incluso pacífica. Camino a través de los pasillo de la gran casa. Una de sus manos tocó las frías paredes empedradas. Se detuvo delante de una puerta que al parecer era la habitación de sus padres y sacó una nota que anteriormente había escrito. Abriendo la puerta tan silenciosamente como pudo y sonrió al ver a sus padres dormidos.

Unas lágrimas se formaron en sus ojos y se deslizaron por su mejillas cuando colocó la pequeña nota sobre la mesita de noche de su madre.

Lo siento mucho... Pero ya me estoy ahogando en esto y me falta fuerza para poder continuar... Te amo...

Observó a sus padres por última vez antes de que se diera vuelta para dirigirse a la puerta. Llevaba su bata negra sobre sus hombros. Tenía que darse prisa, normalmente sus padres se levantaban a esta hora. Se apresuró, saliendo por una puerta secreta que su padre había construido en caso de que tuvieran que huir. Estaba escondida detrás de los arbustos de bayas y no fue problema deslizarse a través de ello. Fue recibida por una fría brisa una vez que puso su pie fue de la propiedad Sato.

Un soplo de aire fresco lleno sus pulmones y sonrió a pesar de que las lágrimas corrían por sus pálidas mejillas. Sabía que los acantilados estaba a una hora de distancia de donde ella vivía. El viaje sería algo duro, pero aquel resultado final era lo único que tenía en mente. No quería seguir viviendo así. Con un constante temor. Así que dió un primer paso y otro y otro.

Le había llevado más de una hora antes que finalmente llegó a su destino. Tuvo que parar varias veces para tomar descanso debido al constante dolor que sentía en su abdomen. No le importaba. Ya no más, nunca más. Uso sus últimas fuerzas para subir a lo más alto del acantilado. Entonces sus pensamientos no se lo hacía fácil y tampoco el viento. Pudo jurar que oyó a alguien llamarla, pero pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada.

Sentía que sus músculos estaban ardiendo pero finalmente llego al limite de lo que había estado pasando. Se quedó allí, asombrada por la vista  y aturdida antes tanta belleza . Podía ver toda el camino hasta llegar a la costa. Todo aquel camino hasta llegar al puerto de la ciudad. Luego volvió la vista de vuelta, donde el acantilado se encontraba con el océano. Trago saliva por la forma tan fuerte en que las olas se estrellaban contra las rocas.

Su cabello bailaba a causa del viento, como dándole la bienvenida a Asami como si se tratara de una antigua amante. Una vez más oyó su nombre a través del viento.

--"¡Asami!"--

Apenas pudo oírlo a causa del viento, pero no obstante, lo llego a escuchar. Hasta la misma muerte me está llamando... No puedo hacerla esperar... Mirando hacía el cielo, era de un hermoso azul celestial que le recordaba a los ojos de Korra. Le dolía el corazón de solo pensar en su querida amiga, dejando escapar un sollozo. Volviendo su mirada a las olas y cerró sus ojos. Lo siento mucho Korra... Te amo... Su último pensamiento era Korra, cuando dio un paso hacía adelante oyendo su nombre por última vez antes de caer al agua.

--"¡¡Asami!!"--

Justamente en ese momento que caía al agua, todo a su alrededor se volvió oscuridad. Estaba fría. Estaba muy oscuro, hasta que vió un pequeño destello de luz. Era tan brillante, que se tuvo que llevar una mano hacía sus ojos para protegerse de aquella luz. Su otra mano trataba de llegar hacia esa luz.

Se estremeció cuando una voz llego a sus oídos. --"Mi niña... Ahora no es tu momento de estar aquí... Debes volver..."-- Aquella voz era tan suave, cálida y llena de amabilidad.

--"Por favor... Yo... Yo no... Quiero volver... ¡Por favor deja que me quede!"--

--"No puedo permitir que te quedes... Tus amigos estás esperando por ti."--

--"¿Amigos...? ¿Quienes?"-- Dejando escapar un jadeo suave.

--"Hasta que nos volvamos a ver otra vez..."--

Antes de que Asami pudiera reaccionar, ella comenzó a caer a una increíble velocidad. Mirando hacia abajo todo era oscuridad y una vez más vio una pequeña luz que se hacía vez más grande cada segundo. Trató de gritar, pero ningún sonido salía de sus labios cuando finalmente cayó a través de aquella luz, todo quedo en silencio.

Cuando de nuevo abrió sus ojos, su visión era borrosa y rápidamente cerró sus ojos de nuevo. Cuando los volvió a abrir, sus ojos no podían enfocar correctamente pero pudo ver a alguien que estaba de pie junto a ella. Para ser exactos, se cernía sobre ella. Noto que el tono de piel era más oscura de lo que recordaba a Noatak y su frecuencia cardiaca aumento. Quería alejarse de su tacto y salir de allí, pero todo su cuerpo parecía estar ardiendo. Empezó a jadear con mucho temor cuando se dió cuenta que no podía moverse sin causar que todo le doliera para poder volver con todas sus fuerzas.

--"N-no... P-por favor... N-no... Me... Hie...ras-ras."-- Obligó a que sus palabras saliera de su garganta, dándose cuenta de lo seca que sentía. Como si se hubiera tragado un papel de lija.

Asami sintió una mano cálida sobre su brazo y débilmente negaba con su cabeza de un lado a otro. Haciendo que tuviera un efecto secundario en ella y antes de darse cuenta, su estómago se revolvió sintiendo como el contenido subía a través de su garganta hacía la boca. Unas manos suaves se aferró a su figura débil y obligandola a colocarla a un lado mientras ella vomitaba violentamente.

Tenía problemas para respirar y sus pulmones parecía estar en llamas con cada respiración que daba. Girando sobre su espalda otra vez cuando la misma voz que escucho anteriormente llegó a sus oídos.

--Sami... Por favor... Cálmate..."--

Reconoció aquella voz, pero pensó que su mente le estaba jugando otra vez una mala pasada. No, es imposible que sea... Su vista era todavía un poco borrosa, parpadeando un par de veces para tratar de conseguir que sus ojos se enfocaran. Cuando finalmente lo hizo, no podía creer lo que oía, o más bien lo que veía. En el borde de su cama estaba sentada la única persona que hacía que su corazón diera un vuelco. La única persona que haría que su corazón dejara de latir cuando sonreía. Sus ojos esmeraldas se encontraron con aquellos ojos zafiros y su aliento quedó una vez más atrapado en su garganta.

--¿K...orra?!"--

Korra sonrió y asintió. Lágrimas de felicidad se deslizaba por su rostro moreno una de sus manos estaba sobre las mejillas pálidas. Asami no podía creerlo, ella estaba aquí. ¡Korra estaba aquí! Quería acercarse a ella, tocarla, abrazarla. Cualquier cosa que pudiera hacer, pero su cuerpo simplemente se negaba a obedecerla. Lo único que sentía era un inmenso dolor cada vez que se quería mover. La sureña vio a su amiga luchar por hacerlo algún movimiento así que ella decidió hacerlo. Con mucha suavidad se inclinó hacia su amiga y envolvió sus brazos alrededor de la mujer herida.

Ambas lloraban, por razones diferentes. Asami de pura alegría de que Korra había vuelto. Y Korra porque estuvo a punto de perder a su amiga y tuvo que pasar aquello últimos días con temor a que no despertara después de que ella se las arregló para sacarla del agua.

Permanecieron en la misma posición durante varios minutos y ayudó a la heredera. Se aseguró que todas las almohadas tuviera todas las almohadas que necesitaba para apoyar su espalda cuando se sentó. Korra acercó una silla hacia la cama y antes de que ella se sentará, tomó ambas manos pálidas de Asami entre las suyas.

--"¿Ahora cómo te sientes...?"-- Preguntó con mucho cuidado.

--"Se...dienta..." Dijo con voz ronca y volvió su mirada hacía el odre lleno de agua que tenía Korra.

Korra rápidamente tomó su odre, destapandolo antes de llevarlo a los labios de Asami. La pelinegra bebió con avidez aquella agua fría y asintió dando el visto bueno que ya había saciado su sed. Korra de nuevo colgó a un lado su odre una vez que ella le colocó su corcho.

--"¿Mejor?"--

Asami asintió y sonrió. --"Mucho... Gracias... A tí..."-- Llevando su mirada hacia la puerta, dándose cuenta de que Axis estaba apoyada en la pared junto a el. La sureña alta le sonrió.

--"Bienvenida otra vez Lady Sato."-- Dijo de manera genuina y se acercó a la heredera. --"Nos tenías muy preocupadas. Me alegra de que ya estés despierta..."-- Ella y Korra compartieron una mirada y la mujer asintió lentamente con su cabeza.

--"Asami... Hay algo que tenemos que decirte..."-- Axis comenzó.

--"¿Q-qué...? ¿Qué cosa...?"--

Axis se mordió en el interior de su mejilla con nerviosismo. "Cuando... Te sacamos fuera del agua... Tu cuerpo estaba en muy mal estado... Para poder arreglarlo, Korra usó lo mejor de sus habilidades para sanar... Ella pudo notar una pequeñas protuberancia en su abdomen y cuando paso por tu cuerpo aquella agua curativa... Se dió cuenta de que algunas heridas conocidas que estaba oculta debajo de tu piel..."--

Su corazón se empequeñeció junto con su estómago y se sentía de nuevo enferma. ¡No...No por favor! ¡Se enteraron!

--"¿Quién te hizo esto Asami?"-- Preguntó Korra, decidida a saberlo. --"Por favor dímelo."--


Ella negaba con su cabeza. --"Yo... No pu- no pude... Él... Él te... Estamos a punto de casarnos... Y..." Se dio cuenta de lo que había dicho.

Los ojos de Korra se abrieron entrando en estado de shock. Se levantó tan rápido que sorprendió tanto a Asami como a Axis. Antes de que la mujer herida siquiera pudiera pronunciar alguna palabra, Korra ya había salido por la puerta y caminó hacia los pasillos. Ella agarró por el cuello al primer empleado que se le cruzó en su camino. --"¿¡Dónde está el futuro esposo de Asami Sato y cómo lo reconozco!?"-- Ella rugió.

Había tomado a Lee quien de inmediato comenzó sobre el paradero de la persona que Korra estaba buscando. --"¡Élestáeneljardín! ¡TieneunacicatrizenelrostroysunombreesNoatak! ¡Porfavornomehagasdaño!"--

Casi no entendió mucho lo que dijo el hombre que trataba de recordar pero la información que a ella le importaba si que la entendió. Jardín y cicatriz. Dejó quieto al pobre Lee y continuó con su búsqueda. Nunca antes en su vida había sentido tanta rabia y odio. Era como si estuviera hirviendo y estuviera desde adentro a punto de hacer ebullición. ¡Cómo podía el futuro esposo hacer una cosa tan horrible! ¡Se suponía que debía cuidar de ella! ¡Mantenerla a salvo!

Finalmente llegó al jardín y escuchó voces extrañas que provenía de su derecha. Encontró a dos jóvenes que estaban admirando una escultura.

--"¿¡Quién diablos es Noatak!?"-- Ella dijo gruñendo de rabia.

Ambos hombres se voltearon hasta hacer frente a la joven Avatar. La rabia claramente se mostraban en sus ojos y en la postura hostil. Tanto que sus manos estaban apretadas en forma de puño. Miró al hombre de su derecha y sus ojos se posaron en su rostro. No tenía ninguna cicatriz. Finalmente su mirada se encontró en los ojos fríos de color azul y una horrible cicatriz que deformaba lo que una vez fue un hermoso rostro. Había encontrado el objeto de su rabia y gruño como si fuera un animal lista para matar. --"¡¡¡Le voy poner fin a tu miserable y patética vida!!!"

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Wooow así es gente bella Korra está muy muy muy enojada si que sufrirá la ira del Avatar por hacer sufrir mucho a su Asami, en si eso se sabrá en el siguiente cap mi gente bella, muchas gracias por leer :3

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4 comentarios

  1. Que lo mate!.l. Sami ya estaba superando todo y y viene el cochino noatak aquí a ensuciar de nuevo a Sami.l. Que le den!

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    1. Si que le den D: pero tranquis que si le darán muajajajaja -w-

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