Advertencia: Este fic tiene contenido omegaverse (futanari) para quienes no le guste está temática, puede pasar de largo nwn.
PD: Los fics no son mios, yo solo traduzco por estos lados siempre dando créditos a sus verdaderos fickers, esto lo hago sin fines de lucros solo de fan para fans :3
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CAPÍTULO 23
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Puedo hacer esto.
Korra cerró los ojos, repitiendo aquel mantra mentalmente mientras el ascensor comenzaba su lento descenso en la oscuridad. Los guardias del Loto Blanco, las antorchas, la expresión preocupada de Mako, todo lo que le había servido para tranquilizarla cuando entró a la prisión de Zaheer había desaparecido, dejándola sola con sus propios pensamientos.
Puedo hacer esto. Respiró profundamente y abrió los ojos otra vez, los hombros enderezados con determinación. No, haré esto. Jinora y los demás cuentan con el Avatar para rescatarlos. Estoy harta de huir.
Pero cuanto más descendía, más fuerte latía su corazón. Su cuerpo estaba lleno de miedo, y quería correr. El rostro de Zaheer permanecía en su mente cada vez que parpadeaba, tan lucido como lo había sido hace tres años atrás. Trató de pensar en otros rostro, la de Asami más que todo, pero su mente no cedió. Estaba atrapada, siendo tirada entre dos lugares diferentes, sintiéndose ahogada mientras salía del ascensor débilmente iluminado a la grieta árida y caliente del cañón.
-"No."- Susurró, apretando los dientes y volviendo a la realidad. Está encerrado. Él no puede lastimarme más.
Por fin, el ascensor se detuvo. El portón hizo un chirrido contra el metal, y esta comenzó a elevarse haciendo un sonido algo estruendoso. La misteriosa luz verde iluminaba sus pies, proyectando un inquietante resplandor por toda la habitación a medida que se abría el portón. Después de una breve duda, dio un paso. No había a dónde ir, solo avanzar.
La celda de Zaheer estaba completamente vacía. No tenía muebles, ni objetos personales, solo algunas luces pequeñas espaciadas uniformemente contra la pared. El piso era de roca lisa a excepción de una pequeña plataforma circular justo en el centro, mientras que Korra se puso tensa. Había evitado mirar hacia el centro de la habitación el mayor tiempo posible, pero sabía lo que iba a encontrar. Y más, a quién encontraría.
Zaheer no era como ella lo recordaba. Había estado afeitado antes, pero ahora, una melena gruesa y enmarañada cubría su cabeza y mentón. Su piel bronceada se había vuelto amarillenta, y había perdido parte de su intimidante musculatura. Aunque flotaba en el aire, con las piernas dobladas en posición de loto, sus tobillos estaban atados con cadenas. Korra trató de sacar algún consuelo con eso, pero aún tenía cerrado los puños y estaba evitando temblar. Él podría verse diferente, pero era el hombre que casi la hubiera matado. Este era el hombre que la había lastimado.
No. No estás lastimada. Puedes caminar otra vez. El veneno está fuera. Has recuperado a tu familia, vas a rescatar a tus amigos y detener a Kuvira. Justo después de enfrentar a Zaheer y demostrarle que falló.
Antes de que ella pudiera hablar, Zaheer abrió los ojos. Su expresión apenas se movió un poco, pero Korra podía sentir el peso de su mirada cuando cayó sobre ella. -"Me imaginé que aparecerías tarde o temprano."-
Sintió su estómago revuelto. Había pasado tantos años pensando en Zaheer que no se había detenido a pensar si también que él había estado pensando en ella. El darse cuenta de eso la hizo sentirse incómoda, haciendo un esfuerzo por estabilizar su respiración. Incluso cuando logró encontrar un ritmo más lento, ella optó por no decir nada.
-"Entonces... Debes estar en problemas si escogiste venir bajar hasta aquí para verme."-
El tono lleno de compresión. Lo borde, expectante y presumida que sonaba la voz de Zaheer fue la clave que necesitaba para desbloquear su ira. Apartando a lo más profundo su miedo, aprovechó en su lugar, la rabia que tenía. Ella lo odiaba por todo lo que había destruido. Su cuerpo, su sentido de seguridad, su identidad... mi relación con mi pareja e hija. No dejaré que me quite nada más. Ni por un segundo.
-"Vine aquí para mirarte a los ojos y decirte que no tienes ningún poder sobre mí. Nunca más te temeré."-
De repente, el rostro de Zaheer se transformó en otro. Sus ojos brillaron, y él se elevó en el aire, volando hacía ella en como una ráfaga de viento. Ella se tambaleó hacia atrás, tratando de convocar algunos de sus poderes, pero su conexión con los elementos le falló. El fuego dentro de ella simplemente no salió. La tierra debajo de sus pies no lo sentía nada sólido. Todo a su alrededor estaba árido, y no podía hacer aire control, ni siquiera podía atraerlo a sus pulmones.
Zaheer, volando sobre ella, con la mano extendida haciendo aire control mientras su pecho sentía un apretado y doloroso vacío-
Una baja risa la hizo volver a su mundo. Ella parpadeó para ver a Zaheer mirándola. -"Supongo que no funcionó. Todavía sigues asustada."-
Asustada era un eufemismo. No hizo nada para describir la ola de miedo que golpeó sobre ella. Sintió la sangre helada correr por sus venas, así como el sudor gélido correr por su espalda. -"Esto fue un error."- Susurró con la voz quebrada, y continuó alejándose hacía el centro de la celda. Los ojos de Zaheer permanecieron fijos en ella, taladrándola , y giró en redondo cuando no pudo soportar mirar su rostro demacrado y con lascivia un momento más.
-"Sé por qué estás aquí."-
Korra se congeló ante el sonido de su voz, todo su cuerpo se tensó. No. No puedes irte así. Has llegado demasiado lejos para dar marcha atrás ahora, y todos dependen de ti. Si no lo enfrentas ahora, nunca serás capaz de dejar esto en el pasado, a donde pertenece.
."No sabes nada de mí."- Dijo, negándose a darle a cambio, satisfacción.
-"No puedes entrar al Mundo Espiritual."- Esa declaración llamó su atención. Miró por encima del hombro en un momento de debilidad, pero por una vez, Zaheer no se veía lleno de presunción cuando sus miradas se encontraron. Parecía más tranquilo, como si simplemente estuviera haciendo una observación. -"Paso la mayor parte del tiempo en el Mundo Espiritual, y todos saben que el espíritu del Avatar no ha estado allí desde hace unos años."-
A regañadientes, Korra se volvió hacia él. -"¿Puedes meditar e ir al Mundo Espiritual desde aquí ?"- Ella preguntó, sin molestarse en ocultar su amargura. El hecho de que pudiera visitar el Mundo Espiritual con tanta facilidad mientras ella había estado luchado durante años para regresar allí era casi como una terrible broma. -"Esto no está muy cargado espiritualmente."-
Zaheer frunció el ceño. -"Ese es tu problema. Ciudad República está llena de energía espiritual, y ni siquiera puedes aprovecharla."-
"-No."- Gruñó ella, mostrando sus dientes. Señalando acusadoramente con el dedo, cediendo una vez más a la ira y desesperación que aún sentía. -"¡Mi problema eres tú! ¡Me has envenenado! ¡Me has... arruinado !"- Su brazo cayeron, cerrando su puño, clavando las uñas con fuerza contra su palma mientras trataba que este dejara de temblar. -"¡La gente solía pensar que yo era imparable, pero ahora me creen incapaz de hacer cualquier cosa."-
Mientras estés en mi cabeza, ni siquiera creo que sea capaz de hacer algo.
Zaheer ni siquiera se inmutó. -"Culparme es solo una muleta que te ayuda a sentirte mejor."- Dijo, negándose a alzar la voz de la forma en que lo hizo. -"Pero eso no te esta ayudando a recuperarte."- Casi con algo de tristeza profundizó los huecos de sus mejillas, y se alejó de ella, retirándose al centro de su sombría plataforma.
Korra mordió su labio hasta que el fuerte sabor a sangre comenzó a filtrarse en su boca. De alguna manera, el rechazo de Zaheer hacía ella le dolió aún más que sus intentos de asustarla. Cuanto más se alejaba, más se hundía su corazón. -"Creí que si te veía cara a cara, pondría fin a todo esto. Pero quizás sea el momento de que acepte de que nunca volveré a ser la misma."-
-"Ninguno de nosotros somos los mismos que antes."- Zaheer bajó la cabeza y se miró los brazos, y Korra oyó el suave tintineo del metal que se movía en la oscuridad. -"Aprendí a volar, pero ahora estoy encadenado. Tú tienes todo el poder del mundo entero y toda la libertad de usarlo, pero sigues eligiendo contenerte."-
Aquella acusación fue como sentir una lanza de culpa atravesar su pecho. A veces, parecía que había elegido revolcarse en su propia miseria en lugar de recuperarse y seguir con su vida. Pero cada vez que lo intentaba, caía de nuevo. Asami se lo había dicho a ella misma. Pude haber regresado antes a Ciudad República, pero era demasiado cobarde. Pude haber enfrentado antes a Kuvira, antes de que se convirtiera en una amenaza, pero decidí pensar que el mundo no me necesitaba. Huí, pasé tres años sin hacer nada, y cada mañana me hacía desear haber muerto en ese estúpido barranco. Quizás debería haberlo hecho.
-"No me estoy conteniendo, solo que mis poderes son limitados."-
-"Te equivocas."- Zaheer se enfrentó a ella una vez más, pero la expresión que llevaba era tan extraña que le tomó varios minutos a Korra para reconocerla.
Respeto. Él... me admira. Comprender aquello le pareció bastante inquietante para ser reconfortante. Estupendo. Mi peor enemigo me respeta, pero Tenzin ni siquiera piensa que soy lo suficientemente fuerte como para luchar.
-"Ese veneno debería haberte matado, pero fuiste capaz de combatirlo. Piensas que tu poder tiene límites. Yo digo que es ilimitado."-
-"¿Ilimitado? Pasé meses atrapada en una estúpida silla antes de volver a caminar de nuevo... "- Zaheer miró una vez más las cadenas que se unían a sus brazos, y Korra vaciló. De acuerdo, tal vez él sepa algo sobre estar atrapado. Pero eso no significa que me entienda.
-"Como te dije antes, tu dolor solo puede detenerte si tú lo permites. Solo cuando liberas tu mente puedes alcanzar tu verdadero potencial."-
-"Estoy harta de tu basura."- Gruñó ella. -"No tienes idea de lo que he pasado. No importa a dónde vaya, nunca me sentí a salvo."-
-"¿Ni siquiera con tu pareja?"-
Korra se puso rígida instintivamente, alejando otra ola de terror. Ella no había dicho nada sobre Asami, pero Zaheer no era tonto. Probablemente podría oler el aroma marcado en ella.
-"No hay necesidad de que te veas tan sorprendida. Puede que no estés marcada, pero conozco la expresión de tu rostro. Aquella mujer de cabello oscuro, ¿no? Esta no es la primera vez que la olí en ti."-
-"No la metas en esto."- Soltó Korra, insegura de si eso sonó exigente o solo alegatos. -"Gracias a ti, casi la pierdo."-
-"Pero no sucedió. Y aunque hubiera sucedido, perder a alguien no es el final."-
Ella comenzó iba a comenzar a protestar, pero algo en los ojos de Zaheer la detuvo. Su dolor había regresado, y de repente, ella entendió el por qué. El corte en su frente no era la única cicatriz que llevaba. Las marcas de dientes cerca de su garganta eran viejas y casi no se veían, pero aún estaban presentes.
Zaheer notó a dónde estaba mirando. -"Las cicatrices sanan, Avatar. Incluso las más profundas. El dolor que sufriste fue lamentable, pero no tiene que ser tu atadura. Puede ayudarte a crecer, si permites que sea tu maestro."-
-"Mi dolor no me ha enseñado nada . Todos mis recuerdos lo que han hecho es detenerme. Incluso después de que mi cuerpo sanó, nada fue igual. Cada vez que trataba de luchar, ¡veía tu estúpida cara frente a mí! Esa es la razón por la que no puedo detener a Kuvira o entrar al Mundo Espiritual para salvar a mis amigos."- Tú eres la razón por la que Asami me odió cuando regresé a casa.
-"Entonces tal vez es hora de que dejes de luchar."-
Las palabras la golpearon directamente en el estómago. Le dolía el pecho, y sus manos apretadas temblaban. "-Lo que digas."- Murmuró. "Ciertamente no tuviste ninguna objeción a luchar antes, mientras estabas tratando de matarme. Antes siempre hablabas de caos y libertad. Y luego mataste a la Reina Tierra y creaste a la peor dictadora que el Reino Tierra ha tenido jamás. Gracias por eso."-
-"Esa no era la clase de lucha que quería."- Dijo Zaheer. Las comisuras de sus labios se tensaron con algo de casi preocupación, y la débil cicatriz blanca que tenía en su ceja destacó en la pálida luz verde de las lamparas. -"He escuchado rumores sobre Kuvira, pero no sabía que ella alcanzó tanto poder. Hay que detenerla."-
-"Bueno, no puedo detenerla a menos que supere este bloqueo."-
Zaheer no le respondió durante algunos minutos. En cambio, cerró los ojos, como si estuviera considerando algo. Korra esperó, luchando contra no inquietarse, luchando contra el impulso de limpiarse la humedad que caía en sus sienes. Su cuerpo todavía estaba cubierto de una fría capa de sudor, y cada aliento que tomaba sonaba anormalmente fuerte al pesado y silencioso aire. Cuando habló por fin, el sonido casi la sobresaltó. -"Creo que puedo ayudar. Déjame guiarte al Mundo Espiritual."-
Su oferta no era nada de lo que Korra había esperado. Había esperado que confrontar a Zaheer derribara el muro en su mente, pero la idea de que él realmente quisiera ayudarla a lograr ese objetivo fue desconcertante. -"De ninguna manera. No puedo confiar en ti."-
-"Quizás no."- Zaheer flotó en el aire, las cadenas crujieron suavemente mientras él volvía a su posición anterior sobre la plataforma circular. -"Pero si tuvieras otra opción, no estarías aquí ahora, ¿verdad? Puede que hayamos sido enemigos una vez, pero ahora, nuestros intereses coinciden."-
Korra abrió la boca para decir que no. Cada instinto le había dicho que rechazara la ayuda del aquel hombre que había arruinado su vida, pero cuando intentó hablar, la palabra nunca llegaron. No podía confiar en Zaheer, pero tenía que admitir que él tenía razón. Sus esfuerzos por superar este bloqueo sola habían sido inútiles. Solo cuando se había apoyado en otros- Katara, Toph, Asami- había hecho alguna mejora. No quería la ayuda de Zaheer, y la sola idea de pedirla la hizo sentir un nudo de amargura en la garganta, pero sabía que lo necesitaba. Si él puede solucionar mi problema, necesito escucharlo. Jinora, mi familia, toda la ciudad depende de mí.
-"Bien, he llegado hasta aquí. ¿Qué tengo que perder?"- Ella se bajó al suelo, cruzando las piernas y presionando sus puños juntos.
Mientras respiraba, la voz de Zaheer la envolvió, haciendo eco en la celda vacía. -"Concéntrate en el sonido de mi voz y despeja tu mente..."-
...de rodillas en el cañón, ahogándose en la suciedad, atrapada en remolinos de viento. Luchaba, pero su cuerpo se sentía demasiado débil, demasiado lastimado como para luchar. Dentro de su pecho una luz blanca que vive dentro de ella titilaba, deslizándose entre sus dedos, soplaba como una llama moribunda. Ella no podía sostenerlo, no podía moverse, no podía respirar ...
El cielo azul sobre ella se desvaneció. La ráfaga de aire alrededor de su cabeza se debilitaron hasta que todo lo que podía escuchar era el latido de su propio corazón. Pronto, incluso eso se ralentizó.
'Voy a morir. Estoy muriendo. Asami, Yasuko, lo siento mucho ...
-"Déjalo que fluya."-
Al principio, no estaba segura de cómo Zaheer le estaba hablando. Sus labios estaban sellados, su rostro pétreo e inmóvil mientras le robaba el aliento de sus pulmones que ardían. Pero entonces ella recordó- que no estaba realmente allí.
No era nada cómodo. Este era su mundo, su realidad. Su cuerpo estaba cediendo, y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.
-"¡No puedo!"-
-"Sí puedes. Acepta lo que te pasó. No temas lo que podría haber sucedido."-
Ella está cayendo, hablando entre la pequeña cantidad de aire que le quedaba, intentando balancearse entre el remolino hueco mientras caía... caía... y caía...
-"¡No puedo controlarlo!"-
-"No tengas miedo. ¡Aguanta!"-
Aguantar. ¿Cómo puede aguantar? No hay nada a su alrededor, nada debajo de ella, nada a lo que aferrarse-
Cuando golpeó contra el suelo, su cuerpo no volvió a lastimarse. En cambio, el suelo se hace añicos debajo de ella, partiéndose en cientos de pedazos. Ya no estaba cayendo, sino flotando, flotaba suavemente sobre un colchón de hierba. Cuando abrió los ojos, el mundo estaba lleno de color.
-"Lo conseguí."- Dijo ella parpadeando lentamente, sorprendida de lo relajado que se sentía su cuerpo. Momentos atrás, había estado muriendo por falta de aire, cayendo a través de un vórtice hasta casi su muerte. Ahora, no había rastros del cañón. Estaba sentada en medio de un prado vibrante de verde, rodeado por el suave aroma de las flores. En su siguiente respiración, se dio cuenta de que no estaba sola. Zaheer estaba parado frente a ella, libre de sus cadenas, su largo cabello libre y ondeando gracias a la brisa. -"... y tú me trajiste hasta aquí. ¿Sabes dónde están Jinora y los demás?"-
Zaheer inclinó su cabeza, luciendo genuinamente arrepentido. -"No, pero tú si."- Con un último asentimiento de aceptación, comenzó a desaparecer, dejando que las pálidas luz solar se derramaran para reemplazar su sombra.
Ligera...
Korra se puso de pie, sintiéndose más ligera en años. Una oleada de calor le recorrió, a través de su piel, y felices lágrimas recorrieron sus mejillas. La sensación le era familiar y relajante, casi como la caricia de una mano amorosa. Ella conocía ese sentimiento. Ella conocía esta sensación de plenitud, aunque no lo había experimentado en lo que parecía toda una vida.
-"Raava..."-
Una calidez se acurrucó mucho más profundo, palpitando junto a los latidos de su corazón, llenando el lugar vacío que había llevado consigo durante tanto tiempo.
-"Raava, te he extrañado. ¿Dónde has estado?"-
Cuando Raava habló, sintió como si estuviera escuchando por primera vez. -"Siempre he estado en tu interior."-
Korra sonrió, temblando de alivio en lugar de miedo. Tuviste razón todo el tiempo, Asami. Nunca estuve realmente sola.
Se que esto es Korrasami pero últimamente he visto KuviraxKorra :v
ResponderEliminarPero me sigue gustando definitivamente más el Korrasami <3
P.D.: Gracias por el aporte, espero pacientemente cada domingo por este fic
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