La Alfa Perdida. Capítulo 29. Por RaeDMagdon

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Hey gente bella, muy hermosa noches tengan todos y como ven, pues les comparto dos nuevo capítulos traducido de La Alfa Perdida, ya cada vez nos vamos acercando al final de este fic :3 así que disfrutenlo mucho nwn ya luego diré el nombre del próximo fic a traducir :3


Advertencia: Este fic tiene contenido omegaverse (futanari) para quienes no le guste está temática, puede pasar de largo nwn.

PD: Los fics no son mios, yo solo traduzco por estos lados siempre dando créditos a sus verdaderos fickers, esto lo hago sin fines de lucros solo de fan para fans :3


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CAPÍTULO 29

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Korra respiró profundamente por la nariz, tratando de alejar sus pensamientos ansiosos. Sus emociones estaban enmarañadas, y sus intentos de meditar no la estaban ayudando. Se concentró en el constante latido de su corazón, contando por cada exhalación. Uno, dos... No sé si pueda hacer esto. Tres, cuatro... Nunca antes había enfrentado algo un gigante metálico como el de Kuvira. Uno, dos... Todos dependen de mí. Tres, cuatro... Yasuko, Asami ...
Pensar en su pareja e hija resultó ser un error. Sus hombros se tensaron y perdió la cuenta del conteo que llevaba. Quería dejar aquella posición que tenía con las piernas cruzadas e ir a ver a Asami, pero sabía que solo se entrometería en su camino. Asami está ocupada haciendo su parte para detener a Kuvira. Necesito prepararme para hacer lo mío. Aún así, parecía no poder sacudirse de sus ataduras terrenales. Ella se dio por vencida, abriendo los ojos y mirando alrededor de la oficina de Asami.
Venir a meditar a la oficina probablemente no había sido la mejor opción. Podía captar rastros persistentes del aroma de Asami, y el aura de Asami parecía fundirse en el lugar. Korra casi podía imaginarla sentada en el escritorio, un mechón de cabello oscuro cayendo sobre su mejilla mientras se inclinaba para hacer su trabajo.
-"¿Korra?"-
Korra parpadeó varias veces, volteándose hacia el sonido de donde provenía su nombre. La mujer que había llenado todos sus pensamientos de repente estaba de pie frente a ella, y parte del peso de la tensión se levantó de sus hombros. -"Hola."- Dijo ella, con una pequeña sonrisa que se extendió por su rostro. Fue un alivio ver a Asami a pesar de las tensas circunstancias. -"Los trajes todavía no están listos, ¿verdad? Pensé que Hiroshi dijo que tomaría alrededor de una hora."-
Asami cerró la puerta con un solo movimiento y dio unos pasos hacia la oficina. Al principio parecía casi nerviosa, pero su expresión pronto se convirtió en algo de determinación. -"Vamos a tardar más. Logramos tener la primera sierra plasma instalada, mi padre y Varrick acaban de comenzar con la segunda."-
-"¿Así que viniste a ver cómo estaba?"- Korra se puso en pie, cerrando la distancia entre ellas. Todavía no podía leer la expresión de Asami, y la dejó inquieta. -"Lo aprecio, pero no era necesario. Sé que no tenemos mucho tiempo."-
-"Exactamente."- Dijo Asami, extendiendo la mano, y Korra respiró hondo mientras las suaves yemas de los dedos acariciaban el contorno de su mejilla. -"No tenemos mucho tiempo, y antes de salir a arriesgar nuestras vidas, hay cosas que necesito decirte. Cosas que necesito asegurarme de que entiendas..."-
Korra tragó saliva. -"No tienes que decir adiós."- Insistió, con más confianza de la que sentía. -"Ambas vamos a lograr salir de esta, como siempre. Me tomó tres años para que tú y Yasuko estuvieran conmigo de vuelta. No dejaré que Kuvira me aleje de ambas otra vez."-
-"Lo sé. Creo en ti."- La mano de Asami se apartó, y Korra permaneció congelada cuando el toque de la omega se deslizó por un lado de su cuello, asentándose en la curva de su hombro. -"Pero pase lo que pase, quiero que lo enfrentemos juntas. Como parejas."-
Korra tardó unos momentos en procesar el significado de las palabras de Asami. Las puntas de los dedos presionadas en su piel parecieron arder cuando la verdad cayó sobre ella, y un escalofrío recorrió por su espina dorsal. Es imposible. Realmente ella no puede estar pidiéndome... -"¿Quieres decir que quieres marcarme?"- Dijo ella, incapaz de ocultar el temblor en su voz.
Cuando Asami asintió, el corazón de Korra se elevó hasta su garganta y se quedó allí. Algo más que miedo crecía en su pecho, y cuando la calidez del contacto se deslizaron por su cuerpo, comenzó a reconocer aquel sentimiento como esperanza.
-"He tenido tu marca durante tres años, Korra."- Dijo Asami, su mirada y sus palabras eran inquebrantables. -"Nunca se desvaneció, incluso cuando estabas del otro lado del mundo. Estoy lista para terminar lo que comenzamos."- Volviendo un poco de timidez en ella y sus mejillas se sonrojaron, aunque no desvió la mirada. -"Eso es, si tu quieres..."-
Korra quería hacerlo. Más que nada, ella quería hacerlo. Incluso durante sus días más oscuros, todavía se había aferrado a esa esperanza, la esperanza de que algún día Asami formará un lazo con ella y sus corazones rotos sanarían juntos. Pero en algún lugar, en el fondo de su mente, una voz amarga susurraba: No te mereces esto. No la mereces. Ella solo está haciendo esto porque está desesperada y teme perderte. ¿Por qué ella querría estar contigo? ¿Por qué iba a estarlo?
Con una oleada de fuerza interior, Korra bloqueó aquella voz. No era una decisión que ella debía tomar. Era de Asami. Ella había terminado de tomar decisiones por ambas. Si ella era "digna" o no, no importaba. Solo los sentimientos de su pareja sí. Si ella dice que soy digna, lo soy. Si ella quiere esto, yo también.
-"Yo quiero."- Dijo Korra, tropezando con sus palabras cuando se dio cuenta de que Asami estaba esperando una respuesta. Salieron de ella demasiado rápido, pero a ella no le importó. Puso su mano sobre la de Asami, apretándola sobre su hombro. -"¿Pero esto es lo que realmente quieres? No quiero que hagas esto solo porque tienes miedo."-
-"Esto no es porque tenga miedo."- Dijo Asami, sin ningún rastro de duda. -"Esto es porque te amo. Te he amado desde hace tres años, y ahora te amo aún más. Por favor, déjame demostrártelo. Necesito demostrártelo."-
Korra solo pudo asentir. Era todo lo que siempre había deseado, y finalmente se sentía lo suficientemente fuerte como para aceptar aquella petición.
La primera reunión entre sus bocas fue cálida y profunda. Se dejaron llevar en aquel beso como antiguos amantes que habían bailado antes esta danza miles de veces. Korra tomó las caderas de Asami-- no muy bruscamente, pero con una razón-- quedándose sin aliento cuando las manos de Asami rodearon su nuca, acercándola aún más. El simple gesto de aceptación llego hasta sus cimientos, y su agarre tembló, de repente sacudiéndola. Ella comenzó a retroceder, para preguntar '¿Estás segura?', Pero no hubo ninguna vacilación en la forma en que los labios de Asami se movieron contra los de ella. Estaban urgidos y hambrientos, pero también transmitían ternura.
Cuando se separaron para tomar aire, Korra casi se ahoga en el brillante océano verde de los ojos de Asami. La fuerza del amor que allí había le robó el aliento. Asami, sin embargo, no se había quedado en silencio. -"Por favor, Korra."- Susurró ella, con los labios temblando cerca de aquellas palabras. -"Hazme el amor."-
Era una petición que Korra no pudo negar. El impulso de conectarse con la mujer que amaba era mayor que cualquier otra cosa. Si solo tenían estos últimos minutos juntas, estaba decidida a que valiera la pena. Capturando la boca de Asami en otro beso, uno que comenzó suave y gentil, pero que rápidamente se convirtió en algo más apasionado. El sabor de la lengua de Asami cuando se deslizaba contra la de ella enviaba un fuerte punzadas directo entre sus piernas, y soltó un gemido ante la presión que seguía aumentando constantemente.
-"¿Dónde?"- Murmuró entre aquella cadena de besos, incapaz de dejar los labios de Asami por unos momentos más. -"Dime qué hacer."-
Asami dio un paso atrás, tomando a Korra de la mano. -"Solo ven conmigo."-
Korra se dejó conducir por la oficina, hacia una puerta lateral cerca de una de las esquinas traseras. Ella lo había notado durante sus intentos fallidos de meditar, pero no había pensado adónde podría conducir. Cuando Asami abrió la puerta sin soltar su mano, Korra miraba con sorpresa. En otras circunstancias, ella habría hecho algún tipo de comentario inteligente sobre lo sorprendente que era que Asami tuviera una sala contigua a su oficina. La habitación era pequeña, pero estaba muy bien amueblada, con un sofá, una cómoda y una cuna en una esquina.
-"Trabajé muchas noches hasta tarde."- Dijo Asami en respuesta a su silencio. -"A veces era más fácil para mí y para Yasuko dormir aquí."-
Algo se abrió violentamente en el pecho de Korra, y se derramó un pozo de tristeza--dolor por la soledad que Asami había soportado en esos últimos tres años, y culpa por no haberlo impedido. -"Esos días han terminado."- Dijo ella. -"Después de que esto termine, nunca volverás a dormir sola."-
-"Te creo."- La voz de Asami se quebró levemente, y cuando Korra miró a la omega, vio que sus ojos brillaban por las lágrimas.
-"Por favor, no llores."- Susurró, ahuecando la mejilla de Asami. -"No quise hacerte..."-
Asami negó con la cabeza, sonriendo mientras parpadeaba para contener las lágrimas. -"No estoy molesta. Estoy feliz. Estoy feliz de que estés aquí, y estoy muy agradecida."-
-"Yo también estoy agradecida. Agradecida por cada segundo que paso contigo."-
-"Entonces, no perdamos más tiempo."- Asami tomó ambas manos, llevándola hacia el sofá sin decir una palabra más. Korra lo siguió, más que feliz de ir a donde fuera que su pareja la condujera. Sus labios se encontraron de nuevo cuando las pantorrillas de Asami chocaron contra los almohadones del sofá, y Korra dejó que sus manos recorrieran el paisaje del cuerpo de su amada, buscando los botones y cierres de su ropa.
No fue muy difícil quitar la chaqueta de Asami. Los botones eran simples, y Asami la ayudó quitándose las mangas. Tan pronto como la camisa de Asami apareció ante la vista, Korra deslizó sus dedos debajo del dobladillo, dejando que las puntas jugaran sobre el abdomen liso de la omega. Aún conservaba su forma firme, y cada centímetro de piel que acariciaba ya ardía. Ella pasó el resto de su mano por debajo, extendiendo la palma de su mano sobre los músculos lisos y disfrutando la forma en que se estremecían.
-"Korra."- Murmuró Asami, mordiendo bruscamente su labio inferior antes de succionarlo como disculpa. -"No me atormentes así."-
Aunque quería tomarse su tiempo, Korra se vio obligada a admitir que Asami tenía razón. Ella dejó de acariciar y comenzó a quitar la camisa de Asami, sacándola sobre su cabeza. La vista que apreció hizo que el esfuerzo valiera la pena. Los pechos de Asami aún estaban ocultos en un simple sostén negro, pero las copas se recortaban lo suficiente para mostraba mucho de aquella piel pálida. Korra no pudo evitarlo. Ella bajó la cabeza, esparciendo besos de la clavícula de Asami. Mientras tanto, sus manos se deslizaron alrededor de la cintura de Asami, hasta subir por toda su espalda, en busca del broche de su sostén.
Pareció ser un poco más terco de lo que esperaba. Sus dedos buscaron a tientas, y en el calor del momento, ella tiró más fuerte de lo necesario. Un gruñido de impaciencia estalló en sus labios, pero, afortunadamente, Asami se hizo cargo, echándose hacia atrás para deshacer ella misma del sujetador. Pronto el sostén se vino abajo, y los tirantes se deslizaron por sus cremosos hombros.
Korra se apresuró a quitarlos totalmente, reemplazando las copa de sostén por sus manos. Los senos de Asami encajaban perfectamente en sus palmas, dibujando círculos alrededor de los sensibles pezones con los pulgares, que ya estaban duros. El suave siseó que Asami lanzó cuando ella arqueó su columna fue la mejor respuesta que Korra podría haber esperado. En este momento, nada más importaba que las reacciones del cuerpo de Asami y la mirada de amor escrita en su rostro. Era todo lo que Korra había querido alguna vez, y por primera vez en lo que parecía décadas, realmente creía que se lo merecía.
-"Tú también, Korra."- Una de las manos de Asami se enredo en la nuca de Korra, jugueteando con los suaves mechones de cabello que había allí. -"Quítate la ropa. Quiero sentir cada centímetro de tu piel."-
Aunque hubiera preferido ayudar a Asami a terminar de desnudarse, Korra sacando lo que quedaba de su fuerza de voluntad. No había mucho que pudiera alejarla de los bellos pechos de Asami, pero la perspectiva de presionar todo su cuerpo desnudo contra el de su pareja era suficiente motivación. Se desató la faldilla, quitándose la camisa, dejando que ambos cayeran al suelo e intentaran quitarse las botas al mismo tiempo. No fue un proceso elegante, pero a ella no le importaba. El aroma de Asami estaba en todas partes, y el aire fresco golpeando su piel enrojecida fue un alivio instantáneo.
En el momento en que ella consiguió desabrochar sus pantalones, su clítoris ya estaba palpitando. Comenzó a crecer con un movimiento placentero, y en cuestión de segundos, su miembro era lo suficientemente grande como para formar un bulto en su ropa interior. Ver a Asami quitándose los pantalones hizo que su miembro palpitara de nuevo, lanzando un jadeó y mirando ávidamente las largas y tonificadas piernas de la omega. Todas sus preocupaciones se habían desvanecido, y su mente se había reducido a un solo pensamiento: cómo se sentiría sus caderas ser acunada con esos muslos perfectos mientras los talones de Asami se clavaban en su espalda baja.
La mirada ardiente de Asami disparó a la fuerte oleada entre sus pantalones cortos y quedándose allí. La respiración de la omega era irregular sobre sus labios separados, que visiblemente temblaba y tragó saliva. -"Korra..."- Korra dejó escapar un suave gemido accidentalmente cuando la cálida mano de Asami rodeó una de sus caderas, justo encima de la pretina de su ropa interior. -"Cuando hagamos esto, quiero que me des todo lo que tienes."-
Esta vez, no le llevó mucho tiempo entender a lo que se refería Asami. Solo había una cosa que no habían hecho desde que ella regreso, una barrera que no había cruzado. Aún así, ella no tuvo el coraje suficiente para decirlo. -"Asami..."- Susurró, sin saber qué más decir.
-"Lo digo en serio. Es por eso que te lo digo ahora, antes de que estés dentro de mí. Quiero que sepas lo seria que estoy siendo. Quiero que lo sepas..."- La voz de Asami se apagó, pero sus ojos siguieron brillando en aquella suplica comprensiva.
Un centenar de pensamientos corría a su vez, en la mente de Korra, pero solo uno llegó a sus labios. -"¿Qué pasa si quedas embarazada?"- ¿Qué pasa si tienes que criar a otro niño sin mí para ayudarte? Eso no es justo. No puedo hacerte eso otra vez.
-"Entonces siempre tendré otra parte de ti conmigo."- Asami se inclinó, acariciando su hombro y susurrando el resto de aquellas palabras contra el espacio en su cuello. -"Te amo tanto a ti como a Yasuko. Siempre lo he hecho. Pase lo que pase, sé que nunca me arrepentiré de tener otro bebé contigo". 'Incluso si no lo haces' era implícito.
Korra intentó sacar algún tipo de argumento, pero no pudo. Ella quería lo mismo, desesperada y completamente, con todo su corazón. Estaba cansada de negarse a sí misma lo que quería, lo que ambas querían. Ella se merece esto, y merezco ser feliz. Toda nuestra familia merece ser feliz.
En lugar de hablar, capturo la boca de Asami en otro beso, inclinándola cuidadosamente hacia el sofá. Era lo suficientemente grande para ambas, y tan pronto como rodó sobre su pareja, una de las rodillas de Asami se enganchó alrededor de su cadera, instándola a acercarse aún más. -"Quítate esos pantalones cortos."- Murmuró Asami entre besos, acariciando a lo largo de la desnudez de su espalda. -"Y mi ropa interior. Necesito sentirte."-
Korra se apresuró a cumplir lo que pedía. No quería nada más que sentir todo lo que pudiera de Asami. Empezó a liberarse de los pantalones cortos, pero perdió rápidamente la paciencia, sacando su chi y con pequeñas brizna de fuego control fue consumiendo las costuras con finas. Las bragas de Asami recibieron el mismo tratamiento, y arrojó lo que quedaba de tela a un lado, extendiéndose sobre su pareja y gimiendo cuando finalmente sus cuerpos se juntaron.
Oh espíritus, ella ya está tan mojada ... Su miembro palpito ansiosamente cuando aquella calidez cubrió la parte inferior del miembro, y luchó para evitar que sus caderas se sacudieran. Aún no estaban alineadas, y lo último que quería hacer en el mundo era causar incomodidad a su pareja. Ella se mantuvo quieta, temblando mientras se sostenía sobre los codos, esperando ver lo que Asami haría.
-"¿Korra?"- Los dedos de Asami se enredaron en su cabello, rodeando su nuca y acarició la sensible piel con los bordes de sus uñas. -"Deja de pensar en eso y solo tómame. Siente esto conmigo."-
Tomando una última respiración profunda, luego liberó todo el aire de sus pulmones. Tomar a Asami era algo que podía hacer. Había pasado gran parte de los últimos tres años sintiéndose triste, sola y resentida de su debilidad. Era hora de darse permiso para ser feliz. Estaba en casa otra vez, y estaba enamorada de una mujer maravillosa que la amaba. Eso era digno de celebrarse, incluso en un momento como este. Especialmente en un momento como este. Buscando entre sus cuerpos, tomando la base de su miembro para poder colocar la punta en la entrada de Asami.
En el momento en que se colocó contra la abertura resbaladiza, Asami se estremeció debajo de ella. No era una reacción tensa, sino de placer y anticipación a lo que venía. Satisfecha de que su pareja estuviera lista, se movió hacia adelante, jadeando mientras la calidez aterciopelada abrazaba la cabeza de su pene. A pesar de los resbaladizos hiladillos de humedad que se derramaban por todo su miembro, los músculos de Asami aún estaban deliciosamente apretados. Aferrándose a ella inmediatamente, palpitando mientras se separaban para aceptar los primeros centímetros de su miembro. Ella retrocedió, casi abrumada, pero Asami apretó sus glúteos, inclinándose para llevarla a lo más profundo. -"No."- Gimió ella, levantando la vista con ojos nebulosos y suplicantes. -"Hasta lo más profundo."-
Korra sonrió antes de darle un ligero empujón a sus caderas, hundiéndose aún más en las siguientes embestidas. Escuchando atentamente cada uno de aquellos sonidos, y cuando Asami dejó escapar un gritito agudo, repitió el movimiento con aún más fuerza, enterrándose totalmente. Su nudo aún no se había formado, pero a juzgar por la plenitud que palpitaba en la parte inferior de su miembro, no tardaría mucho. Hasta entonces, ella quería hundirse tanto en ella como fuera posible.
Mientras se movía, Asami se movía junto a ella, elevándose para encontrarse con cada bombeo de sus caderas. Se encontraban una y otra vez, cayendo en un ritmo compartido, y Korra sintió que su corazón se aceleraba de igual manera. La calidez suave y ceñidas de las paredes internas de Asami debería haber sido una distracción-- y en cierto modo lo era-- pero también se sentía extrañamente tranquilizador . Por fin, estaba donde se suponía que debía estar: en el lugar y la mujer para la que estaba destinada. -"¿Cómo pude haberte dejado?"- Murmuró, principalmente para sí misma. -"Por qué lo hice..."-
-"No lo hiciste."- Jadeó Asami, instándola a moverse aún más rápido. -"Regresaste. Estás aquí. Aquí conmigo. En mí ..."- Apretando más fuerte su glúteo, y Korra dejó escapar un pequeño gruñido. La presión extra hizo que su pene palpitara, y la punta se crispara, derramando un deseo reprimido. Bajando su boca al esbelto cuello de Asami, sellando sus labios alrededor de la marca descolorida y succionando con dureza. Los instintos posesivos crecían dentro de ella, un impulso de tomarla y reclamarla como suya. Su siguiente embestida fue más corta que las demás, y gruñó bajo su agarre cuando se dio cuenta del porqué. Su nudo finalmente había tomado forma, y ​​estaba descansando justo en la entrada de Asami.
-"Por favor."- Suplicó Asami, derramando un aliento caliente contra la oreja de Korra.
Korra no pudo soportar que ella esperara más. Hundiéndose un poco más, poniéndose un poco rígida y estremeciéndose cuando las paredes internas de Asami se cerraron a su alrededor y los bordes afilados de los dientes de la omega se hundieron profundamente en su hombro. Una calidez surgió dentro de ella, y una luz blanca se creció alrededor de ella, y finalmente, sintió paz.
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