La Furia de una Omega. Capítulo 4. Por RaeDMagdon

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 Hey, buenas buenas a todos, y como cada fin de semana, tenemos nuevo capítulo de La Furia de una Omega, muchas gracias a todos por leer y siguen aquí nwn.

Nota: Si aún no se han leído la saga entera de La Estrategia de una Omega vayan a nuestro LISTADO.

 Me imagino que este fic ocurre entre el epílogo de La Alfa Perdida, por lo que aún ninguna de las dos se han ido de vacaciones al Mundo de los Espíritus. Asami ya está embarazada de su segundo hijo, pero en realidad aún no se nota mucho, casi nada. (Por eso ella ya no está en celo, ya que está embarazada.)

Sigan a la autora en Ao3 RAEDMAGDON y lean su fanfic, no olvidando dejarle amor nwn

Advertencia: Este fic tiene contenido omegaverse (futanari) para quienes no le guste está temática, puede pasar de largo nwn.

PD: Los fics no son míos, yo solo traduzco por estos lados siempre dando créditos a sus verdaderos fickers, esto lo hago solo de fan para fans :3.




Capítulo 4

 

Korra se detuvo frente a la gran puerta de metal, recordándose a sí misma que debía respirar. Se había despertado esa mañana con un nudo en el pecho, que se apretaba más mientras se dirigía a la prisión de máxima seguridad de Ciudad República y luego a la celda de Kuvira. Ahora, aquí estaba ella, con solo una puerta entre ella y la persona que casi había destruido el mundo.

 

Un escalofrío recorrió la espalda de Korra. Aunque ella fue una de las pocas persona que vio más allá de la infame Gran Unificadora, vio a una persona dañada, equivocada y que cayo bajo, eso no significaba que había olvidado el alcance de los crímenes de Kuvira, o que los había perdonado. En todo caso, la humanidad de Kuvira la hacía aún más aterradora, un claro recordatorio de que cualquiera era capaz de cometer actos horribles cuando olvidaba el significado del equilibrio.

 

Instintivamente, Korra se acercó elevando su chi. La puerta estaba hecha completamente de platino refinado y ella no sintió impurezas. Eso era bueno. Probablemente obra de Industrias Futuro, seguro Asami habría insistido. Korra dudaba que Kuvira intentara fugarse de la cárcel o se opusiera resistencia, pero tomaría todas las garantías que pudiera tener. Asami no había ofrecido muchas exactamente esa mañana antes de irse al trabajo.

 

Habían compartido un desayuno lo bastante silencioso, más resignado que fría. Pema se había llevado a los cachorros, Asami la había dado un breve beso de despedida, y ahora las únicas compañías de Korra eran la de los guardias detrás de ella a cada hombro.

 

Gritaré si los necesito, dijo Korra cuando se dio cuenta de que ellos la estaban mirando.

 

Si ella te amenaza, usa un rayo, dijo uno de los guardias, un maestro fuego alto.

 

El otro guardia, un maestro metal más bajo, resopló. Llevaba un bastón eléctrico, asumió Korra. No creo que el Avatar necesita tus consejos, Po. ¿Olvidaste quién puso a Kuvira aquí en primer lugar?

 

La expresión de Po se volvió tímida, pero Korra le dio una sonrisa tranquilizadora. No tardaré. Gracias.

 

El maestro metal sacó un juego de llaves y abrió la puerta. Se hizo a un lado, permitiendo que Korra entrara.

 

La celda de Kuvira era grande y estéril, no muy diferente a la de Zaheer. Braseros verdes ardían a intervalos regulares contra las paredes y un débil luz solar caía a través de una ventana circular que había en el techo. La luz iluminaba un círculo que yacía soldado en el medio del suelo. Kuvira estaba sentada allí, con las piernas cruzadas en una pose meditativa y esposas en las muñecas. En su regazo, sostenía un libro. Cuando Korra dio un paso adelante, Kuvira dobló la esquina de su página, cerrando el libro y levantando la cabeza.

 

Viniste. Su voz era más baja y ronca de lo que recordaba Korra. Quizás por que casi no hablaba. Su rostro también estaba más demacrado, sus ojos más hundidos. Su cabello oscuro colgaba lacio alrededor de su rostro.

 

Korra se humedeció los labios. No estaba segura de qué decir. Ninguna de las frases que había ensayado  en el trayecto ya no le parecía apropiada. Sus ojos se posaron en el libro que estaba en el regazo de Kuvira. ¿La poesía de Guru Laghima?

 

Kuvira ofreció una sonrisa tentativa. Los libros son una de las únicas cosas que se les permite a los prisioneros. Todavía no se me ha concedido el privilegio de pedir el que yo quisiese, y supongo que los pocos libros disponibles en la biblioteca se guardaron a petición de Zaheer.

 

Prisioneros Notó Korra. Dijo «prisioneros», no «nosotros». ¿Se está separando del resto de ellos, también mentalmente? ¿Parte de ella todavía piensa que sus acciones estaban justificadas?

 

Nunca me ha gustado mucho la poesía, dijo Korra en voz alta. Prefiero mil veces una buena novela de aventuras.

 

Kuvira arqueó una ceja. ¿No tienes suficiente de eso en la vida real?

 

Korra no tenía una respuesta para eso, pero tenía muchas preguntas.

 

¿Por qué me pediste que viniera?

 

La expresión cansada de Kuvira se volvió algo seria y formal. Se parecía más a la Kuvira que Korra recordaba antes, la capitana de la guardia de Zaofu que había ayudado a derrotar a Zaheer y le había salvado la vida a su padre.

 

Hemos tenido nuestras diferencias en el pasado, Avatar, pero debes saber que quiero ver prosperar a la gente del Reino Tierra. Esa fue siempre mi intención.

 

Korra notó el uso de la frase 'Reino Tierra' en lugar de Imperio, pero no hizo ningún comentario. Ella asintió con la cabeza para que Kuvira continuara.

 

Se me permite enviar y recibir cartas una vez a la semana, aunque los guardias leen toda mi correspondencia por razones de seguridad, por supuesto. Una de las misivas más recientes de un ex general mío es... preocupante.

 

¿Qué decía? 

 

Hay disturbios en la provincia de Yi. Una parte de mi antiguo ejército se ha reunido allí, aumentando sus fuerzas, negándose a aceptar los planes de Wu para el camino hacia la democracia. Hasta ahora, este grupo solo está recolectando aliados y recursos, pero creo que representan una amenaza significativa.

 

Korra se tomó un momento para procesar esa información. Había notado uno o dos artículos sobre los disturbios en Yi en los periódicos que Asami le había entregado. Bandidos, especulaban algunos. Si la información de Kuvira era precisa, podría ser algo más. ¿Qué te hace pensar que son una amenaza?

 

La mayoría de las armas y la tecnología que usé para mí... asalto… Kuvira forzó la palabra con obvia dificultad. Fue una de las únicas veces que Korra pudo recordar haberla escuchado sonar insegura. ... en Ciudad República y que se desarrollaron en esa región. Debemos actuar con rapidez y asegurarnos de que este grupo pequeño no tenga acceso a... mi antiguo trabajo.

 

Nosotras no vamos a hacer nada, dijo Korra con firmeza. Gracias por la información, Kuvira. Te creo y creo que quieres proteger a la gente del Reino Tierra. Pero este es tu lugar ahora. Tienes que estar aquí, en prisión.

 

Kuvira asintió, pero un poco de luz en sus ojos se atenuó. Korra frunció el ceño al darse cuenta. Ella no podía pensar que la dejaría salir de aquí para ayudarme a lidiar con esto, ¿verdad?

 

Por supuesto. A eso me refería.

 

Iré a ver las cosas en Yi, prometió Korra. No quiero que nadie continúe con el desarrollo de armas.

 

Deberías llevarte a Asami contigo,  dijo Kuvira. El conocimiento de tu pareja será un activo invaluable. 

 

Korra ya había planeado hacerlo, si Asami podía tener el tiempo, pero hizo un ruido acuerdo de todos modos. Volveré y te contaré cómo ha ido. Si los guardias dicen que puedo, te traeré un libro de tu elección. Supongo que no puedes hacer mucho más aquí.

 

Se me permite hacer ejercicio al aire libre una vez al día bajo estricta supervisión, pero tienes razón. No hay mucho que hacer. Si me pudieras traer algún periódico, te lo agradecería. Me gusta estar al tanto de los acontecimientos, incluso si ya no les estoy dando importancia. Quizás sea mejor que no se la de.

 

Sin saber qué hacer con eso, Korra simplemente asintió de nuevo. Veré que puedo hacer. Adiós, Kuvira.

 

Adiós, Korra. Gracias por venir. Sé que probablemente no querías hacerlo.

 

Korra no respondió a aquel anzuelo. Con una pequeña reverencia, se giró y se fue, sintiendo los ojos de Kuvira sobre ella e hizo arder su nuca siguiéndola hasta la puerta.

 

***

 

¿Un grupo disidente en la provincia de Yi? Tenzin se acarició la barba y una arruga de preocupación se formó en su frente. Son preocupantes esas noticias.

 

Lo sé. A pesar de las risas de los niños que jugaban cerca y los gritos de adolescentes entusiastas durante su entrenamiento, Korra no pudo mantener a raya su ceño fruncido. Por eso pensé en preguntar si había escuchado algo de los Maestros Aire en esa área.

 

Tenzin la miró con más seriedad que de costumbre. Me han llegado noticias sobre algunos incidentes menores. Suministros desaparecidos. Personas…

 

¿Gente desaparecida? Los ojos de Korra se agrandaron. ¡Yo no llamaría a eso incidentes menores! 

 

Tenzin se apresuró a tranquilizarla. Nadie ha sido secuestrado, hasta donde yo sé, pero algunos de los ex soldados de Kuvira nunca regresaron con sus familias, especialmente aquellos que eran originalmente de Yi para empezar. La mayoría fueron declarados muertos, pero ahora no sé.

 

Korra hizo una mueca. Limpiar el desorden de Kuvira había resultado mucho más complicado de lo que esperaba, incluso con toda su experiencia en lidiar con varios desastres. Este se había quedado como nubarrones después de una tormenta. Ciudades destruidas. Personas muertas y desaparecidas. Incluso aquellos que salimos con vida nunca volveremos a ser los mismos...  La sacudió. No. Se terminó. Kuvira está en prisión y ella se quedará allí. Las cosas mejorarán a partir de aquí y tengo que seguir haciendo mi trabajo.

 

¿Podrías darme algunos Maestros Aire para que me ayuden? Ya estoy pensando en llevarme a Asami, y posiblemente a Mako y Bolin, pero ya sabes cómo es. Algunas personas se sienten intimidadas por el Equipo Avatar; o solo por mí, para ser honesta. Los aldeanos cautelosos podrían estar más dispuestos a hablar con un extraño que con el Avatar.

 

La expresión de Tenzin cambió a una de aprobación. No es una mala idea. Supongo que podría enviar a alguien...

 

En realidad, me preguntaba si Jinora podría unirse a nosotros. La he echado de menos. ¿De todos modos, Qué está haciendo estos días?

 

Un poco de todo. Sus deberes la hacen viajar por las Cuatro Naciones. Supongo que podría pedírselo.

 

¿Lo harías? Dijo Korra, sintiendo un rastro de positivismo por primera vez ese día. Sería genial volver a verla.

 

Tenzin asintió. Su conocimiento y sabiduría han crecido incluso más que su arte elemental. Sin duda, ella sería una ayuda para ti.

 

¿Querido? ¿Korra?

 

Korra se giró al oír el sonido de otra voz. Una sonrisa se extendió por su rostro cuando vio acercarse a Pema. Yasuko y Rohan se aferraban a sus falda y ella llevaba a Hiroshi en sus brazos. Al ver a Korra, Yasuko soltó a Pema y corrió hacia ella, con los pequeños brazos extendidos.

 

¡Mami!

 

Ver a su hija hizo que Korra se sintiera cien veces más aliviada. Tomo a Yasuko en brazos, haciéndola girar y cubriéndole la cara de besos. ¡Ahí está mi pequeño pingüino nutria! Tuviste un buen día con Pema y Rohan? 

 

Yasuko asintió furiosamente. ¡Jugamos perseguirnos!

 

¿Tuviste? Korra había sido testigo de aquel espectáculo rudo y fuerte que Yasuko y Rohan llamaban «perseguidos» antes, y cuando miró la ropa de su cachorro, vio la evidencia embarrada por todas partes. Uh- oh. Tendremos que asearte antes de que mamá llegue a casa.

 

Lo siento, dijo Pema cuando llegó con Rohan y Hiroshi, sonando un poco avergonzada. No te esperábamos tan pronto.

 

Por favor, no te preocupes por eso. Hoy me hiciste un gran favor. No me importa si está un poco ensuciada. Deberías haberme visto cuando era un cachorro. Era un desastre.

 

De alguna manera, eso no me sorprende. Pema le ofreció a Hiroshi, y Korra bajó a Yasuko con un beso más, tomando a su hijo en sus brazos. Se retorció y balbuceó, protestando por el abrazo, que probablemente era un poco demasiado fuerte, pero Korra no pudo evitarlo. Ver a Kuvira le había recordado lo frágil que era la vida, incluida la vida de sus hijos.

 

Ni siquiera puedo imaginar cómo sería perderlos... no volver a verlos, olerlos o sostenerlos nunca más... 

 

Una pequeña mano tiró de la falda de Korra, y miró hacia abajo para ver a Rohan sonriendo. ¡Korra! ¡Kooorraaah!

 

Hola, apestoso, dijo, arrodillándose a su altura. ¿Qué pasa?

 

 

Rohan se rió. ¿Jugaras a perseguidos con nosotros?

 

¡Sí, mami! Yasuko gritó, rebotando sobre los dedos de sus pies. ¡Juega a perseuidos!

 

Korra fingió considerarlo. Bueno… Miró a Pema, quien asintió con la cabeza. Está bien, podemos jugar a perseguirnos durante unos minutos, ¡pero no me contendré! Ambos van a caer.

 

Yasuko y Rohan chillaron encantados. ¡Te toca a ti! gritaron al mismo tiempo, dándole una palmada en la rodilla y el brazo respectivamente antes de lanzarse sobre la hierba.

 

Korra los miró por un momento antes de mirar a Pema. ¿Te importa? Solo será cinco minutos.

 

Lo llevaré,  ofreció Tenzin, extendiendo su brazo hacia Hiroshi. Mi esposa podría necesitar un descanso. 

 

Mientras Pema le daba a Tenzin una sonrisa de agradecimiento, Korra le entregó a su hijo, alborotando el suave mechón de cabello negro sobre su cabeza. Ella se demoró un momento, simplemente mirándolo, algo reacia a dejarlo ir, incluso en la seguridad de los brazos de Tenzin. Pero Yasuko y Rohan la llamaron, así que se dio la vuelta y corrió tras ellos, rugiendo.

 

***

 

Estarán agotados esta noche, dijo Pema mientras ella y Korra miraban a Yasuko y Rohan luchar en el suelo, ensuciándose aún más la ropa que tenían con manchas de hierba arrancadas. A Rohan le encanta invitar a Yasu. Ella es la única de la misma edad de él que puede seguírle el ritmo.

 

Igual, se rió Korra. Seguirle el ritmo a ella es un trabajo de tiempo completo durante estos días. Con la única persona que se calma ella es con Asami, y eso es solo a veces.

 

Pema también se rió. Asami tiene una habilidad especial con los niños. Rohan también la adora. Observaron a los cachorros jugar durante unos segundos más, antes de que ella agregara, con voz más suave: Tenzin mencionó que ibas a la provincia de Yi antes de que él entrara a buscar las cosas de los cachorros.

 

Sí, iré. Con suerte, Jinora me acompañará.

 

Ya veo. Estaremos encantados de cuidar a los cachorros mientras no estés, por supuesto. La expresión de Pema se volvió contemplativa, y un tono preocupante se filtró a través de su reconfortante aroma omega. ¿Me harías un favor mientras estás allá? Parece una tontería pedirlo, porque sé que siempre haces todo lo posible para proteger a todos, pero...

 

Puedes pedirme cualquier cosa, Pema. ¿Qué es?

 Pema jugueteó con su delantal. Por favor, ¿harás lo que puedas para mantener a salvo a los no maestro en esa área? ¿Asegurarles de que tengan planes de contingencia si ocurre lo peor? Incluso con toda esta nueva tecnología que presenta Industrias Futuro, sin mencionar los «avances» de Kuvira...

 Los hombros de Korra se hundieron cuando el peso al comprender aquello se apoderó de ella. Siempre que estallaba un conflicto, no importaba cuán grande o pequeño fuera, los no maestros eran siempre mucho más propensos a quedar atrapados en el fuego cruzado. Algunos, como Asami, encontraron especialidades que les permitieron defenderse e incluso alcanzar posiciones de poder, pero muchos no maestros no tenían las mismas oportunidades. Cuándo sucedieron cosas malas, soportaron una parte desproporcionada del sufrimiento.

 Puso su mano sobre el hombro de Pema, dándole un apretón tranquilizador. Lo sé. Asami me abrió los ojos a muchas cosas. Le preguntaré a algunos de los no maestros de Yi cómo harán, y me aseguraré tengan algún tipo de plan de seguridad si las cosas se ponen feas. Ojalá puedan hablar conmigo. Era un hecho triste que algunos no maestros no creyeran que el Avatar se preocupara con la mejores intenciones para ellos y rechazaron sus bienintencionadas propuestas.

 

Pema sonrió agradecida. Gracias, Korra. Sabía que lo entenderías.

 

El momento fue interrumpido por el sonido de chillidos adoloridos, y Korra se lanzó a la refriega de los cachorros para evitar que Yasuko tirara del pelo a Rohan. ¡Oye, niñita, es demasiado rudo! Sin tirones de cabello. Sabes que eso es hacer trampa.

 

Lo siento, murmuró Yasuko, evitando los ojos de Korra.

 

No me pidas perdón a mí. Pídele perdón a Rohan. Él es a quien lastimaste.

 

Lo siento, Ro. 

 

Afortunadamente, Rohan no parecía demasiado perturbado por ello. El niño desaliñado se limitó a sonreír y luego empezó a hurgarse la nariz.

 

Cada día se parece más a Meelo.

 

Creo que es hora de irnos a casa, ¿eh? 

 

Los ojos de Yasuko inmediatamente se llenaron de lágrimas. ¡Yo no quiero irme a casa! Quiero quedarme aquí y jugar.

 

, intervino Rohan. ¡Quédate y juega! 

 

¿Sabes que? En unos días, podrás tener una pijamada con Rohan, porque mami y mamá se van de viaje a Yi. Ella se inclinó, susurrando de manera complice. Apuesto a que Pema incluso te permitirá tener bollos pegajosos si te portas bien.

 

Oh, no, murmuró Pema. No me hagas hacer eso. Estarán despiertos toda la noche.

 

Pero la mención de una pijamada con bollos pegajosos era la calma perfecta para el mal humor de Yasuko. Ella permaneció al lado de Korra, y cuando Tenzin regresó de la casa con Hiroshi y la bolsa de día de los cachorros, no hubo más quejas.

 

No te preocupes, susurró Korra mientras tomaba a Hiroshi de Tenzin. Se olvidará de los bollos pegajosos para cuando la deje.

 

No cuentes con eso, dijo Pema. Los cachorros recuerdan todo. Todo.

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